Pachita, la curandera mexicana más famosa

Pablo Cabañas Díaz
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Bárbara Guerrero, mejor conocida como Pachita (1900-1979), fue una curandera mexicana que tuvo una presencia muy importante en el siglo XX. Sus curaciones fueron estudiadas por el psicólogo estadunidense Stanley Krippner (1932), y el neurofísico mexicano Jacobo Grinberg-Zylberbaum. Krippner es un reconocido psicólogo experto en estados alterados de conciencia. De 1972 a 2019, fue profesor de psicología de la Universidad de Saybrook en California. Es miembro del consejo editorial del Journal of Indian Psychology, de la Revista Argentina de Psicología Paranormal, y del consejo asesor de la Escuela Internacional de Psicoterapia, Consejería y Liderazgo de Grupos de San Petersburgo, en la Federación Rusa.

Krippner examinó el trabajo de Pachita como “cirujana psíquica”, por sus grandes dones para analizar la mente de las personas que acudían a ella y realizar sus “cirugías”. Pachita comenzó a curar por medio de hierbas y demostró tener grandes habilidades, lo que la hizo tomar confianza de sí misma. En algún momento, empezó a realizar “cirugías”, asegurando estar poseída por el espíritu de “Cuauhtémoc” a quien ella llamaba “hermanito”, quien –según contaba la curandera–, se apoderaba de su cuerpo físico para realizar la “cirugías”.

Pachita utilizaba siempre el mismo cuchillo de cocina para sus “cirugías”, que estaba cubierto con cinta aislante en la parte del mango. Nunca hizo uso de anestesia y, aun así –según decía– literalmente removía órganos del cuerpo de sus pacientes y colocaba otros en su lugar.

Jacobo Grinberg-Zylberbaum, autor de la Teoría Sintérgica, conoció a Pachita, iniciando una insólita relación profesional y personal que será esencial para entender una parte importante de los curanderos mexicanos del siglo XX. La obra de Grinberg sobre los brujos es un intento por posicionar la visión cuasi esotérica de algunos de ellos en un nivel cercano al de la cientificidad. Cuando hablaba sobre Pachita, Grinberg menciona: “(…) el nivel de la conciencia de Pachita era extraordinariamente diferenciado”.

Grinberg afirmó que Pachita, lo hizo comprender que la aparición de la conciencia a partir de la actividad cerebral era una pregunta que la fisiología contemporánea, no estaba preparada, para contestar con experimentos como los que realizaban él y sus colegas en los laboratorios. El núcleo de su trabajo, el cual fue considerado por el propio autor referido a la psicología y no como una obra de antropología, habla sobre una forma de vida opuesta a la occidental. Para sus detractores su trabajo carecía de validez científica. Para sus seguidores se ubicaba en las zonas más avanzadas de la neurología.

Grinberg publicó su mejor libro sobre su experiencia con Pachita. Aquí lo puede usted leer: https://xochipilli.files.wordpress.com/2013/11/50837422-jacobo-grinberg-zylberbaum-pachita.pdf

En su trabajo  –según sus seguidores–, mostraba que existía la comunicación telepática. En uno de sus múltiples experimentos, ponía a dos personas en cámaras aisladas y ambas personas podían comunicarse y presentar el mismo trazo de actividad cerebral. En las últimas investigaciones que estaba realizando, estaba comparando el estudio del funcionamiento del cerebro en personas normales y personas dedicadas a la curación a base de limpias y pases de mano. Descubrió que las formas de funcionamiento de un cerebro normal y un cerebro de un chamán eran diferentes.

Para realizar ese estudio empleó técnicas muy avanzadas para su tiempo, que permitían conocer cuando llegaba la información al cerebro, como éste la estaba procesando, cuáles eran las áreas extractivas que activaban las áreas del cerebro del hemisferio derecho o del izquierdo y como interactuaba esa información, logrando demostrar que una persona normal ante cualquier evento ocupa ciertas partes del cerebro y los curanderos ocupan áreas muy amplias y de ambos hemisferios. Esto lo hizo llegar a la conclusión de que se nace curandero.

Grinberg nació en 1946, hizo estudios de psicología en la Universidad Nacional Autónoma de México, estudios de especialización en electro física en el New York Medical Collage, y obtuvo en 1988 un doctorado en ciencias biomédicas en la UNAM, y se desempeñó como académico de la facultad de Psicología hasta su desaparición en diciembre de 1994.

Como herencia intelectual dejó, cincuenta libros, así como innumerables estudios e investigaciones. En las operaciones que realizaba Pachita según Grinberg, ella era capaz de materializar y desmaterializar objetos, órganos y tejidos. El manejo de las estructuras orgánicas le permitía realizar trasplantes de órganos a voluntad, curaciones de todo tipo y diagnósticos a distancia con un poder y exactitud colosales. (…) Esto puede ser explicado si se acepta la posibilidad de que las modificaciones de la lattice (enrejado) producidas por el campo neuronal de Pachita eran capaces de modificar sustancialmente a aquélla produciendo conformaciones similares a la de los objetos (en caso de las materializaciones) o retornos a la estructura de la lattice de los objetos en caso de las desmaterializaciones.

Pachita poseía un control único sobre su campo neuronal transformándolo y modificando con él a la estructura de la lattice, según Grinberg.

Los pacientes de Pachita, sufrían mucho y gritaban. Después de que terminaba de operar, ponía un poco de alcohol en la herida y cerraba con las manos o les ponía vendoletas. Después los vendaba y envolvía en una sábana. Luego de un par de horas, los enviaba a su casa donde tendrían que guardar cama durante tres días. Al cuarto día se desenvolvían, quitaban la venda, se bañaban y desde ese momento empezaban su vida diaria como siempre, tomando sólo el jarabe, té o hierbas que ella les hubiera recetado.

En la Revista de Antropología Experimental número 11 del año 2011, se publicó un interesante artículo académico titulado: “Las creaciones imaginarias de la alteridad” en donde el doctor Sergio González Varela, de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, sostiene que, si bien los análisis de los tumores y huesos extraídos eran de material humano, lo que no se pudo constatar es si efectivamente provenían de los pacientes. En esta parte se ubica la debilidad de las afirmaciones de Grinberg. La fama de Pachita alcanzó todo México y llegó a Estados Unidos, Centro y Suramérica, y Europa. Pachita fue una extraordinaria psicoterapeuta y en muchos casos usaba su poder para conocer profundamente a sus pacientes. Pachita tuvo una gran fuerza psicológica que usaba para curar, las enfermedades psicosomáticas. Tenía también una gran practicidad manual, y algunas enfermedades fueron curadas con Quiropraxia, es decir a través de masajes en la región afectada. Era visitada por todas las clases sociales y fue perseguida en varias ocasiones hasta la cárcel. Sin duda fue la curandera más famosa que México ha tenido.

La obra de Grinberg sobre chamanismo está plagada de interpretaciones neurofisiológicas, algunas veces impenetrables, sobre lo que los chamanes dicen y hacen en combinación con narrativas sobre sus sesiones curativas de corte mágico. Grinberg menciona: “(…) el nivel de la conciencia de Pachita era extraordinariamente diferenciado. Durante las operaciones que realizaba era capaz de materializar y desmaterializar objetos, órganos y tejidos. El manejo de las estructuras orgánicas, le permitían realizar trasplantes de órganos a voluntad, curaciones de todo tipo y diagnósticos a distancia con un poder y exactitud colosales. De esta manera, lo aparentemente fantástico y mágico de los actos de Pachita se explica como una acción cerebral similar a la que todos los seres humanos realizamos en nuestra vida cotidiana, aunque de manera mejor controlada y más eficaz. Es importante resaltar que en la obra de Grinberg lo esotérico del chamanismo, raya en acciones virtualmente imposibles de creer.

Lo que más inquieta y causa sorpresa son las interpretaciones neurofisiológicas de Grinberg y no tanto la narrativa de la curación en sí. Las explicaciones neurológicas son francamente difíciles de seguir y ordenar, y muestran de alguna forma procesos estilísticos algunas veces delirantes sobre la relación entre percepción y mundo. En este sentido, la alteridad propuesta por Grinberg se torna imaginaria al desestimar cualquier contextualización cultural del chamán en su propia cultura, y al atribuirle a esa alteridad mágica procesos neurofisiológicos que son difíciles de comprobar y proponen un modelo racional de algo que francamente constituye un acto de fe.

El periodista Sam Quinones asegura por ejemplo que varios de sus colegas no veían con agrado el tipo de experimentos que Grinberg realizaba y prácticamente se burlaban de él al mezclar el misticismo con la neurofisiología; sin embargo, hay muestras de interés por parte de un sector científico más abierto a sus teorías. Quinones señala que era mayo de 1995, seis meses después de su supuesto viaje a Nepal, cuando finalmente se dieron cuenta amigos y familiares que Jacobo Grinberg había desaparecido por completo. Hasta el momento no se puede asegurar con certeza el paradero de Grinberg, o si fue asesinado o secuestrado, ya que no se ha encontrado su cuerpo. La desaparición de Grinberg ha acrecentado su posición como personalidad enigmática que intentó una audaz combinación entre lo esotérico y lo científico.

En el artículo “El enigma Grinberg” de Fernando Solana Olivares, publicado en abril de 2007, señala que su desaparición ocurrida en diciembre de 1994 y cinco meses después la de su esposa es un enigma no resuelto. Incluso se creyó que había sido un secuestro o vivía una reclusión voluntaria. Hasta hoy es un misterio que pasó con él.

 

 

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