Assange y Gatell, víctimas de la venganza ideológica

Teresa Gil / Libros de ayer y hoy
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Aunque parezcan diferentes, los casos de Julián Assange y Hugo López-Gatell no lo son. Claro, el primero tiene a un imperio encima, apoyado por otro imperio que como en la ficción aplica sus atributos moviéndose en el agua. Este vive en un islote; aquel, en un continente que con excepciones le rinde pleitesía. Gatell, más modesto como personaje, se mueve únicamente en uno de los poderes que quiere ser excepción: México. Tanto Assange como Gatell, están atrapados en la intriga similar de los intereses creados y desbocados. El imperio que persigue y acusa a Assange, quiere vengar los intersticios descubiertos, las maniobras de aplicación universal, que Estados Unidos tiene para el resto del mundo y los secretos inicuos que los cubren. Assange los descubrió en Wikileaks y eso no puede perdonarse. Hacerlo es permitir que una parte del mundo tome más conciencia de sus oscuridades. El australiano se yergue como el cordero que hay que sacrificar. Gatell es la víctima del odio desatado por el poder perdido cuyo blanco y personaje principal es AMLO. El verdadero enemigo a vencer es éste, por haber cancelado la euforia del presupuesto, por haber penetrado en los recovecos de lo oculto, para exhibir cada día, la forma como se fue dilapidando la riqueza de un país, en contra de sus verdaderos dueños. Los detractores, esos que dedican su tiempo al odio, con sus nublos borraron otra forma de existencia. Gatell es una presa más débil que el principal y enfrentarlo, exponerlo y vilipendiarlo, es un poco como golpear al niño en lugar de enfrentar al padre, más maduro.

El descanso necesario de Gatell y la pequeñez de los bien guardados

Enrique Peña Nieto logró juntar en un solo viaje en el Vaticano, a alrededor de 400 personas, Tías, primos, amigos, señoras gordas que aparecían retratadas con el Papa y cuyas fotos andan en los archivos. Nadie de los que ahora critican a Gatell, protestó por ese jolgorio. En otro viaje también masivo al Vaticano, con todo el gabinete, incluyó al secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, mientras el Chapo Guzmán se fugaba. Nadie  de esos, criticó, nadie dijo nada. En otra ocasión, mientras Eruviel Ávila estaba también ¡en el Vaticano!, en Ecatepec estalló una pipa y mató  a muchos. Nadie dijo nada. Y así a lo largo de décadas con paseos. Lujos, desapariciones ad hoc mientras se cocinaba algo, se fraguó un sistema al que nadie de los que ahora critican, criticaba porque el dinero fluía. Pero ¿qué pasa ahora: un funcionario que tiene un año metido en uno de los más serios problemas que ha tenido la humanidad, se toma tres días de descanso y arde Troya. No era el encargado de la política interna total, como Osorio Chong, ni dejó solo el changarro. Estaba su verdadero responsable el doctor Jorge Alcocer Varela y valiosos médicos. El subsecretario Gatell necesitaba ver a parientes y distender su cuerpo, Es lo más humano que era posible concederle. ¡Sí! Pero los que se quedaron callados, los que vivieron del presupuesto y viven todavía como Marko Cortez, lo hacen jiras, lo despedazan y piden su renuncia. Es un asunto de intereses, pero también ideológico, cuya pieza principal de ataque es AMLO. Si la 4T cae en esa provocación utilitaria dejaría de ser lo que es. Gatell debe seguir siendo respaldado con el respeto que se merece, como médico especialista y funcionario público.

Sacco, Vanzetti, Rosenberg y miles, en la venganza ideológica de EU

La persecución que Estados Unidos ha emprendido contra Julian Assange y Edward Joseph Snowden, es ideológica. Es cierto que están molestos porque ambos internautas los exhibieron en lo que más ocultan. Pero sus posiciones ideológicas son las que intentan hacer pagar, las que para el imperio ameritan venganza. A Assange ya le fijan hasta 135 años; la muerte en vida. A muchos los encarcelaron así, antes y durante el macartismo. Pero hubo unos que fueron electrocutados sin que hubiera pruebas certeras de sus fallas. Los esposos Ethel y Juliuis Rosenberg durante el macartismo por ser comunistas y los italianos Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti, por ser anarquistas, en los años veinte. Los dos casos conmocionaron al mundo porque se sabía lo que existía detrás. El caso de los italianos, ejecutados el 23 de agosto de 1927, sin una condena fehaciente, provocó indignación mundial, ataques y bombas y una reacción contra Estados Unidos que no pudo parar el doble asesinato. El escritor estadunidense miembro del Partido Socialista, Upton Sinclaír, escribió el libro Boston (publicado por primera vez en 1933 por la editorial B. Bauza, en Barcelona) en el que reseña los hechos. Entró en dudas cuando el abogado corporativo de los dos italianos, Fred Moore, le dijo que eran culpables, pero el otro también corporativo William Thompson, le aseguró que eran inocentes. Moore se vengaba también por cuestiones internas al asegurar la culpabilidad de los acusados, según Thompson. En su autobiografía, de 1975, Sinclaír dice que siempre estuvo seguro de la inocencia de Sacco y Vanzetti. En aquel caso como en muchos, se violó la presunción de inocencia y la famosa frase de que es mejor dejar libre a un culpable que condenar a un inocente. Los dos fueron enviados a la silla eléctrica  por haber sido anarquistas.

Joan Báez: la agonía del final de Nicola y Bart fue su triunfo

La historia de Sacco y Vanzetti fue llevada al cine en 1971 por el director Giuliano Montaldo y en ella canta el tema musical la estadunidense Joan Báez, quien fue una activista en contra de la guerra de Vietnam, que perdió Estados Unidos. El tema se actualizó porque todavía estaban frescos muchos casos de persecución política e ideológica, que había emprendido el macartismo. Esos casos se han dado periódicamente en ese país del norte y ahora se llevan a escenario mundial con la demanda en contra de Assange, preso en Gran Bretaña  y el de Snowden, asilado en Rusia. En el caso de México es al revés; es la oposición de derecha la que ejerce presión contra Hugo López-Gatell. Respecto a  Sacco y Vanzetti, Joan cantaba en su idioma:

Here’ to you Nicola and Bart
rest forever her in our hearts
the last’an final moment is yours
that agony is your triumph

 

 

Posadas: La muerte de un comunista, no de sus ideas

Teresa Gil / Libros de ayer y hoy
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El dirigente y editor comunista Marcos Leonel Posadas, murió el pasado 30 de diciembre a los 82 años. Parece muy común la necrológica en medio del arrase de la pandemia, pero esas frases encubren gran parte de una vida dedicada a una lucha, unas ideas y una concepción que se expresaron de muchas maneras. Una de ellas en la búsqueda permanente de una transformación profunda en la sociedad; una mirada amplia, sujeta a los cambios de los tiempos y al hecho de que el ser humano, en este caso el de México, puede llegar a tener una sociedad justa y democrática; una visión al socialismo fincada en la igualdad y en el desarrollo, sin explotaciones y sin abusos. Posadas Segura fue el director de la revista digital semanaria Tribuna Comunista, vocero del Movimiento Comunista Mexicano (MCM), integrado en su mayoría por miembros del antiguo Partido Comunista Mexicano (PCM), que cedió su registro a la integración con otros partidos, de un solo organismo, el Partido Socialista Unificado de México (PSUM), en 1980.  El MCM da su apoyo crítico a la Cuarta Transformación y en determinado momento ha hecho serias críticas al actual gobierno, con sus propuestas incluidas. Tribuna Comunista llegó bajo la dirección de Posadas, a los 416 números, pero antes, él había dirigido el periódico Oposición, cuando siendo integrantes del Comité Central del PCM se desempeñaba en la Comisión Ejecutiva. Fue el último secretario general de la Juventud Comunista de México.

Posadas y los festivales de Oposición. Su lucha por los jóvenes

La muerte de un dirigente que hizo de la lucha comunista toda su vida, quizá no tendrá la repercusión de la muerte de un músico popular, ni su foto se repetirá por centenares en los medios. Las ideas son más recónditas que las melodías, aunque ambas quedan en el espíritu de la gente para salir al aire en forma de notas o de conceptos liberadores. Marcos Leonel Posadas nació en Tampico, Tamaulipas, el 7 de octubre de 1938. Radicado en la Ciudad de México desde 1956, al poco tiempo se sumó a las Juventud Comunista y después se integró al PCM hasta su fusión. En 2011 formó con antiguos miembros el Movimiento Comunista Mexicano y como dirigente y comunicador dirigió Tribuna Comunista, considerado en este momento el medio mexicano más importante en la difusión de las ideas y debate del marxismo. Los festivales de Oposición que se crearon en 1977 durante su dirección en el periódico Oposición, estaban impregnados de música, arte, conferencias, debates, venta de artesanías, platillos, una fiesta popular que se realizaba en el actual Auditorio Nacional y el Palacio de los Deportes con asistentes de muchas partes del mundo. Eran la consolidación de la fraternidad comunista expresada en júbilo. En sus años de dirigente de los jóvenes comunistas encabezó una serie de propuestas para la juventud mexicana y dentro de su formación en el partido. Dicho organismo también tenía un ala destinada a los niños, la Unión Nacional de Pioneros.

Tribuna Comunista, un archivo fundamental de la lucha de la izquierda

La revista del MCM se convirtió, en la dirección del líder fallecido, en un medio fundamental no solo de rescate y difusión de nuevos análisis de la izquierda, sino en la publicación de antiguos documentos que fueron parte, algunos, de los archivos del PCM y que significan no solo para el país, sino para el mundo, retazos de la historia de la lucha y de las ideas de líderes mexicanos, latinoamericanos y mundiales. Por ahí pasaron  las tesis más importantes de la izquierda y las del PCM en más de 60 años de historia que atravesaron tiempos dramáticos de nuestro país. El MCM ha destacado los años de persecución, encarcelamiento y muerte que sufrieron muchos de sus integrantes. Posadas prosiguió la recuperación de esa lucha comunista iniciada por Memoria con el dirigente Arnoldo Martínez Verdugo y otros. Al dar a conocer su fallecimiento, el MCM describe a Posadas como un obrero electricista y petrolero que se convirtió como autodidacta, en un pensador e intelectual de izquierda, maestro, “guía lúcido” siempre acertado Y para acentuar la lamentable pérdida de la izquierda, subraya en su documento que con él se va, el último de los analistas marxistas que sabía lo importante que era combinar la teoría con la práctica.

 

 

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