Elecciones en México reafirman recomposición política

* AMLO mantiene el control del presupuesto y otras acciones legislativas con la mayoría absoluta (ahora con la necesaria ayuda de sus aliados) * No cuenta con la mayoría calificada de diputados para hacer reformas constitucionales

Hugo Augusto / Alai / América Latina en Movimiento
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El pasado domingo 6 de junio México celebró las más importantes votaciones, por el número de cargos de elección popular en disputa. Se renovó por completo la Cámara de Diputados: 300 legisladores elegidos por mayoría relativa (ya sea por reelección o nuevo ingreso al Poder Legislativo), y 200 designados por representación proporcional. Además, hubo sufragios para nominar 15 gobernadores de las 32 entidades federativas del país, es decir, casi la mitad. Al mismo tiempo, entraron en juego más de 20 mil puestos locales, entre presidentes municipales, alcaldes, concejales, sindicaturas.

            En las elecciones presidenciales de 2018 México vivió un fenómeno en que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) obtuvo el triunfo como primer mandatario con un contundente margen de más de 53 por ciento de votos a su favor. Los resultados en estas elecciones intermedias resultan difíciles para comparar con las celebradas hace tres años, dado que hizo falta la figura política de un candidato a encabezar el Poder Ejecutivo, el cual pesa en la concurrencia de las elecciones. Aun así, este año se redujo la brecha de votantes de un promedio de 35 por ciento en el pasado, a 17 por ciento, siendo el número de ciudadanos registrados en el ejercicio democrático de: 47.464,733 (cuarenta y siete millones cuatrocientos sesenta y cuatro mil setecientos treinta y tres).

En esta última ocasión, el partido conformado por AMLO, Morena (Movimiento de Regeneración Nacional), ganó junto con sus aliados 11 gubernaturas. Dos las obtuvo el Partido Acción Nacional (PAN), una Movimiento Ciudadano (MC) y otra fue ganada por el Partido Verde Ecologista de México (PVEM). En este rubro Morena arrasó, junto con un buen número de los Congresos locales, donde tendrá mayoría en 18 de los 30 que se disputaron.

Sin embargo, Morena sufrió un fuerte revés en la capital del país, Ciudad de México, bastión de la izquierda, donde gobierna desde 1997, hace 24 años. De 16 alcaldías, los candidatos de Morena y sus aliados obtuvieron el triunfo en tan sólo siete.

El dato más relevante es el de la composición de la Cámara de Diputados: Morena ganó 198 diputaciones: 121 de mayoría relativa y 77 de representación proporcional. En 2018, en la LXIV Legislatura, Morena alcanzó 247 diputaciones: 162 de mayoría relativa y 85 de representación proporcional. Su diferencia es de -49. Recordemos que para aprobar el presupuesto y otros asuntos legislativos se requiere la mayoría absoluta (la mitad más uno, en este caso, más de 250 votos de legisladores). Hubo argucias políticas para que Morena se convirtiera en el partido político con mayoría absoluta: seis legisladores del PVEM renunciaron a su bancada para adherirse a Morena, al igual que algunos más de otros partidos.

En tanto, el PAN contará en la próxima Legislatura con 114 diputados (73 de mayoría relativa y 41 de representación proporcional). En 2018 su número fue de 80 (41 y 39), aumentando sus curules en 34. El PRI aumenta 23 escaños, al sumar 70 (31 y 39). En 2018 ganó 47 (9 y 38). El PVEM, aliado de Morena, tiene un incremento de 27 posiciones, tendrá 43 diputados (31 y 12), mientras que en 2018 obtuvo 16 (5 y 11), como aliado del PRI. PT, también coaligado de Morena, sumará 10 posiciones, con 39 (32 y 7), siendo que en 2018 fueron 29 (26 y 3). MC pierde cinco escaños. Ahora, como partido independiente posiciona a 23 legisladores (7 y 16). En 2018 fueron 28 (17 y 11), cuando se alió al PAN. Por su parte, PRD suma 13 diputados (5 y 8), siendo que en 2018 fueron 20 (9 y 11). Su diferencia es de -7. Por último, el Partido Encuentro Social (PES) pierde su registro y se queda sin legisladores en la Cámara de Diputados, de los 31 alcanzados en 2018, todos por representación proporcional, en alianza con Morena. En 2018 hubo dos diputados independientes, lo que no se repitió en esta elección.

Con estas cifras podemos observar que hay una reducción en el número de legisladores de Morena, aunque es de notar que, por coaliciones, el resultado de dos bloques antagónicos queda en números similares. Los escaños perdidos por Morena (49) los sumaron sus aliados PVEM (27), PT (10), mientras que sufrió la merma de PES (31). Por otro lado, PAN y PRI sumaron en conjunto 57 escaños y su aliado, PRD, perdió 7 curules. Asimismo, dejó de sumar el número de legisladores de su anterior aliado, MC, que era de 28. En 2018 la coalición Juntos haremos historia, conformada por Morena, PT y PES obtuvo 307 diputados. La coalición del mismo nombre, ahora con los partidos Morena, PVEM y PT llegó a 280 en 2021, con una reducción de 27 curules. Por su lado, la alianza Por México al Frente que en 2018 lo componían PAN, MC y PRD, posicionaron a 128 diputados, mientras que la coalición Todos por México conformada por PRI, PVEM y Nueva Alianza (Panal) consiguió 63 escaños. Sumados da un total de 191. Para este 2021 la alianza Va por México que se conformó con PAN, PRI y PRD, alcanzó un número 204, con un incremento de 13 curules.

Podemos inferir que aun cuando las elecciones intermedias tienen menor participación que en las presidenciales, en el último ejercicio se mantuvo un comportamiento similar:

1) La mayoría apabullante en votaciones del Ejecutivo estatal en comparación con el Ejecutivo federal, favoreciendo a Morena.

2) La ciudadanía hace un voto diferenciado en los distintos cargos en los poderes Ejecutivo y Legislativo.

3) Morena, a pesar de ser un partido político pudo mantener un porcentaje de voto duro similar a tres años de diferencia del fenómeno AMLO en prácticas electorales.

4) Lo anterior, junto con las encuestas de aprobación a AMLO con cifras por encima del 60 por ciento, demuestran que el partido oficial no ha sufrido desgaste significativo por el ejercicio del poder.

5) A más de dos décadas de gobernar la capital de México, la izquierda sí sufrió un fuerte revés en estas elecciones, lo cual debe de ser preocupante, pues recordemos que desde 1988, cuando Cuauhtémoc Cárdenas ganó en esa entidad en las elecciones presidenciales y después fue elegido como primer jefe de Gobierno, se ha considerado como el principio de la caída del régimen. La repartición de alcaldías es pareja todavía.

Lo que podría ser un voto de castigo tiene varias causas, entre ellas: malas administraciones, disputas internas entre políticos del PRD y también de Morena, continúan prácticas corruptas, no ha destacado la Ciudad de México como una entidad modelo bajo una conducción radicalmente diferente a las del PRI y PAN en el manejo de seguridad, pesado tránsito vehicular, transporte público insuficiente, alta contaminación, entre otras. Los accidentes en el Sistema de Transporte Colectivo Metro son responsabilidad de estas administraciones perredistas y morenistas, que indican actos de corrupción, fallas en la construcción y falta de mantenimiento.

6) La infodemia (abundancia de información distorsionada) ha encontrado tierra fértil en clases sociales altas y medias altas.

7) La alianza que antes fuera impensable: PAN-PRI-PRD resultó favorable, aunque no como hubieran deseado, pues no dejan de ser partidos políticos con baja credibilidad.

Las pasadas elecciones intermedias del 6 de junio de 2021 nos confirman la recomposición de fuerzas surgida en 2018: liderazgo fuerte en el Ejecutivo (que mantiene la inercia del federal a los estatales) y un equilibrio de fuerzas en la Cámara de Diputados. AMLO mantiene el control del presupuesto y otras acciones legislativas con la mayoría absoluta (ahora con la necesaria ayuda de sus aliados), mas no cuenta con la mayoría calificada de las dos terceras de los diputados para hacer reformas constitucionales, como no la tuvo tampoco en 2018. De la misma manera que Morena negoció con partidos de oposición para hacer la reforma educativa o la conformación de la Guardia Nacional, tendrá que volver a hacerlo. En el escenario ideal, un debate de propuestas y contrapropuestas sería lo más saludable para la democracia mexicana. Esperemos que no imperen los antagonismos existentes y los legisladores velen por el bien de México. Nunca perdamos la esperanza.

 

 

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