La lucha verdadera

Sergio Gómez Montero / Isegoría
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Aquí tenéis mi voz 
alzada contra el cielo de los dioses absurdos, 
mi voz apedreando las puertas de la muerte
B. de Otero: “En castellano”.

En memoria del maestro y camarada Enrique González Rojo Arthur.

Siempre da gusto poder regresar a la escritura periodística luego de un rato de reposo, no importa que ello implique meterse a las aguas embravecidas de la cotidianidad política del país, que, en la medida en que se acerca el momento electoral, se vuelven más enfurecidas y borrascosas, buscando aprovechar cada fecha, cada día que se preste, para provocar el ruido y el caos que genere desorden, anarquía y provocación, preparando así, cada vez con mayor aceleración, todo el escenario que se requiere para generar el golpe blando en contra del régimen de la 4T y AMLO que están gobernando constitucionalmente en el país.

Lo más extraño al respecto es preguntar: ¿quiénes realmente son quienes financian esas actividades golpistas que se concretan en movilizaciones provocadoras, tsunamis mediáticos, renacimiento de zombies como Diego Fernández de Cevallos y campañas de bots de naturaleza múltiple? ¿Quiénes le están metiendo dinero a todo eso? Porque eso cuesta, y mucho. Antes, uno sabía con certeza relativa, que atrás de esas campañas en aquellos países que sufrían tal tipo de desestabilizaciones (países de América Latina que hacían intentos por desprenderse de la tutela maligna del neoliberalismo, como Chile, Ecuador, Brasil o Argentina) se encontraba la mano imperialista de la CIA que ve, en toda América Latina (incluido allí México, desde luego), un eje estratégico que el capitalismo de ninguna manera quiere perder. Por eso, me pregunto, ¿algo se habrá tratado en la más reciente plática bilateral entre los presidentes de México y de Estados Unidos?

Sí, porque mire usted, nada de lo que va a pasar este lunes 8 de marzo va a ser gratuito, pues nada tiene que ver directamente, como escribe Nuria Rodríguez Vargas (Nuestra América, 6.IIII.2021), con aquello que sucedió el 8 marzo de 1908, en Nueva York, cuando cerca 20 mil mujeres trabajadoras, tomaron las calles de la ciudad para manifestarse. O cuando el 8 de marzo de 1917, en San Petersburgo, al ritmo de las ollas vacías, con el estómago y el corazón estrujado, las amas de casa de los sectores populares salieron a protestar contra el hambre. También estuvo presente la tragedia y la muerte, en 1911, en Nueva York, un fatídico incendio consumió una fábrica algodonera, murieron 123 mujeres y 23 hombres, las puertas y ventanas habían sido cerradas por fuera, pues era habitual que trabajaran en esas condiciones. Sí, con nada de eso tienen que ver las marchas que hoy están sucediendo, mucho menos, claro, con lo que Rosa Luxemburgo (una mujer ejemplar) pregonaba: “… luchemos por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres”. Nada, pues, de lo que pase este lunes es lucha verdadera.

En fin, ¿no será hora de preguntar cuál será la mejor manera de parar el cúmulo de provocaciones que quieren parar, contradictoriamente, a AMLO y a la 4T?

 

Las fronteras de la crítica

Sergio Gómez Montero / Isegoría
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Y escribir

Siempre será un acto

De amor y venganza

C. Mendoza: “Si todo pasara hoy”.

 

Sin duda, una de las tareas más complejas hoy del mundo contemporáneo (y puede que desde tiempo atrás) sea gobernar un país. Porque el poder que de ello emana contamina, mal que bien, a la naturaleza humana y la torna, a su antojo, en un cúmulo de contradicciones que parecieran agudizarse en la medida en que el tiempo pasa. ¿Cómo fue, me pregunto, que el increíble Pepe Mujica logró que no lo contaminara el poder y que al final de su vida pública (incluido ahí el ser presidente de su país) siguiera siendo el individuo humilde, sencillo y lúcido –guerrillero tupamaro–, que siempre fue? Lamentablemente, creo, nadie más que él (no, no es cierto: no olvido a Fidel, a Lumumba, al Che). Es decir, el poder contamina y por eso torna tan lábiles y brumosas las fronteras entre el bien hacer y el hacer las cosas cargadas de turbiedad y de errores.

 

¿A qué hago referencia? Desde luego, a la manera en que hoy se maneja al país, en donde uno no sabe si fueron excesivas las esperanzas que uno cargó en el nuevo régimen (el de la 4T) o si no hay otra manera de llevar a cabo la transición hacia un mañana que sea radicalmente distinto al ayer que tanto daño nos causó. ¿El rompimiento con el neoliberalismo tiene que ser, necesariamente, tan confuso y diluido como lo fue en el Brasil de Lula y Rousseff, en la Argentina de los Kirchner o como es hoy con López Obrador, siempre en el alambre oscilante del equilibrista, sin saber uno si mañana, sin remedio, caerá al piso, provocado ello por los remesones de mala fe de sus enemigos políticos?

 

He ahí la clave entonces, en la política que genera políticas es en donde ayer y hoy está la clave de la cuestión, que finalmente permite fijar las fronteras entre la crítica insidiosa y chayotera en contra de AMLO y la 4T y aquella que, como ésta y muchas otras (las de las compañeras del EZLN), busca establecer el por qué no se está de acuerdo con la conducción de un país tan complejo como es hoy el nuestro. Por ejemplo, pues, ¿por qué se ha permitido que hasta hoy no exista una manera clara y precisa de manejar el pacto patriarcal y el feminismo en el país, que lo mismo ha permitido que un presunto violador –el hoy famoso Toro Salgado Macedonio– sea candidato a gobernador, que obliga a amurallar el Palacio Nacional para salvaguardarlo de las acciones provocadoras de los y las saboteadores? La carencia, pues, de una política clara y precisa sobre la materia hoy, en tiempo de elecciones, enrarece el ambiente y en poco ayuda a que se vea con claridad el futuro.

 

Y así, pueden mencionarse muchos puntos en los cuales la transición cojea –el egocentrismo excesivo en el accionar de la cosa pública, la carencia de una planeación de las acciones de gobierno, la falta de claridad para el manejo de la hacienda pública, el trato de las pensiones y jubilaciones– y que tarde que temprano pueden, como hoy está sucediendo con el manejo de la feminización creciente de la vida diaria, puntos que generan tensiones innecesarias, por más complejo que se presente el gobierno del país.

 

Es cierto, hasta Lenin tuvo problemas para gobernar a Rusia luego del triunfo de la revolución bolchevique, quizá porque el poder nubla la visión de los gobernantes. Hay, pues, que tener mucho cuidado con ello.

 

¿De dónde la obsesión?

Sergio Gómez Montero / Isegoría
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y estoy esperando
que se bendiga a los humildes
y que hereden la tierra
sin impuestos
L. Ferlinghetti: “Estoy esperando”.

¿Cuántos de los que estábamos esperando –como Citlalli Hernández– no podemos aún creerlo? ¿De dónde la obsesión, por qué?

            La democracia electoral, lo sabemos quienes hemos estudiado la temática, tiene diversos y muy variados caminos para alcanzar sus fines. Muchos de ellos –los fines–, por lo común sólo explicables a través de una lógica de la oportunidad y la desviación moral, que se prestan a la suspicacia y a la descalificación, pues ella –la democracia electoral, sus jugadores–, en el afán de alcanzar un puesto, se presta a los juegos más absurdos y carentes de honradez. La democracia electoral es, pues, absurda, enigmática, inmoral, como hoy queda demostrado luego de que Morena mantuvo como su candidato para la gubernatura de Guerrero a Félix Salgado Macedonio, un verdadero líder popular en ese estado –un ser machista, grosero, dispuesto a todo (a partirse la madre con quien sea, Toro pues)–  y que quizá por ello (basta leer el libro Ladydi de Jeniffer Clement), convenció a quien había que convencer, que él era, en un caso extremo, la mejor opción para  gobernar un estado lleno de riqueza (minera, maderera, turística, narcotráfico, hidrológica y territorialmente estratégica –me acuerdo aquí de Agustín Yáñez y su La tierra pródiga– y que por eso requería allí la presencia de un macho, al margen de que Morena tuviera ganado ese estado con un candidato hombre o mujer. ¿Cuál fue la verdadera razón estratégica que mantuvo al Toro Salgado Macedonio como candidato de Morena en Guerrero? ¿Será cierto que por estos días va a renunciar, para que así todos –incluyendo a Morena, claro– queden redimidos? Duro y difícil, pues, ese camino de la redención.

Porque, mire usted, ¿qué es lo que, en términos de democracia electoral, está poniendo en juego ahora, el partido del presidente con la candidatura pertinaz de Salgado Macedonio en Guerrero? ¿Vale la pena obsesionarse con ello? Porque, de por medio, y en principio, se arriesga el voto de las mujeres a favor de Morena en todo el país, que en términos cuantitativos es, sin duda, lo más peligroso, ya que ello pone en peligro la hegemonía precaria que hoy se tiene en el Poder Legislativo, minaría bastante la autoridad moral del Ejecutivo (a quien se identifica como el sostén del hoy candidato de Morena a gobernar Guerrero), así como su presencia nacional, pue si bien se ganaría Guerrero, otras gubernaturas estarían en peligro. ¿Tanta fuerza, pues, de tal manera, tiene un capricho egocéntrico, que puede vencer sin dificultad a la opinión consensuada de todo un partido; en dónde queda así la opinión de sus militantes y la inteligencia y sabiduría de sus dirigentes? ¿En dónde queda entonces la opinión de todos aquellos que, mínimamente, nos interesa la cosa pública (la política, pues) en el país?

            En fin, que Dios agarre confesado a Morena.

 

 

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