Hola, don Froy

Jorge Meléndez Preciado
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Andará organizando algo común y extraño, sin duda. Eso hizo durante los 81 años de vida. Lo mismo enseñar a sus alumnos a investigar y saber lo que era la teleología, lo cual asombraba a sus pares en el oficio de informar, que organizar a los estudiantes para descubrir la poesía (Los amorosos de Jaime Sabines como acto fundamental) que entender: La rumba es cultura o que el toreo tiene una base fundamental, el saber efectuar bien, muy bien, la estocada final al toro: “Por eso se les llama a quien ejerce ese oficio matador”. También jugar un día a la semana dominó con sus amigos de la secundaria, estar orgulloso de su amplia familia y ser un católico que iba a misa los domingos y reunir a sus compañeros de religión transformadores con los marxistas de la época, lo que trajo en el PCM que en los años 70 se aceptara: ¡vaya atraso de décadas! que Camilo Torres y la Teología de la Liberación eran en serio!

Froylán M (ario) López Narváez fue un periodista reconocido ampliamente por sus pares. Tanto que Julio Scherer lo llevó a Excélsior y le otorgó colaboraciones varios días de la semana, además de que escribir en Diorama de la Cultura, (el suplemento cultural) y encargarle hasta la televisión que hacía ese diario en canales como el Once, del IPN. Un trabajo arduo que hacía con gozo.

“Su hermanito”, como le decía a Scherer, lo fue mucho años, hasta que salió de Proceso, donde estaba encargado de la sección de articulistas. Este adiós de “su casa” fue por los pleitos infinitos que hubo en la sucesión de la mejor revista mexicana en muchas décadas, la cual, decía, dejó de ver pero la repasaba cuando yo aparecía con ella en el programa que hicimos durante 10 años en Radio Educación los viernes, el cual tituló: Que no te grillen. Donde inició como productor su hijo Hugo, un auténtico intelectual en música, cine, literatura, a quien llamaba, Chugo, el cual murió de cáncer y devastó al firme y bromista Froy, como yo le llamaba.

Lo hicieron  asesor, comentarista y punta de lanza contra la derecha y lo atrasado de la izquierda en muchas televisoras el Once, el 22, Tv UNAM y otras.

Estuvimos en programas diferentes en Radio Fórmula y al salir a la misma hora me hizo ir a conocer a su pareja del 2000 a la fecha Griselda Chandomild, a quien motejó como Istmy, debido a su origen de Oaxaca.

Relación muy larga la mía con Froy, desde antes de la fundación de la Unión de Periodistas Democráticos (UPD), la única que con Sucesos para Todos, condenó el golpe a Excélsior por parte de Luis Echeverría.

Después Vicente Leñero hizo Los periodistas relatando el terrible abuso y hace poco lo rememoró Proceso sin darles su lugar a los que defendimos la libertad de expresión en aquel entonces. Así es el periodismo.

Hizo una serie en Canal 11 que tituló: Mujeres, mujeres, mujeres, cuando el feminismo iniciaba a ser la herramienta para la liberación de ellas.

            Organizamos, en el primer Festival de Oposición, una mesa redonda denominada Marxistas y cristianos por el socialismo, y el invitó a Sergio Méndez Arceo, Enrique Maza y López Narváez, mientras  el PCM envió a Gilberto Rincón Gallardo y Samuel Meléndrez, moderados por la gran: Raquel Tibol.

El Bar León, a donde llevaba a sus alumnos distinguidos, quienes hacían unos trabajos que parecían tesis de doctorado; el Salón Los Ángeles, de su compadre, Miguel Nieto –donde en ocasiones festejaba su cumpleaños con cientos de personas–; El Salón 21, del mencionado Miguel en asociación con Willie Colón y Marcial Dávila y hasta El California, que estaba cerca de la colonia Portales, donde vivió muchos años, eran su desfogue lo mismo bailando que tocando el güiro y las tumbadoras.

Hombre alegre, exigente, mundano en el mejor sentido del término, humano y adorador de su familia, López Narváez modificó la vida cultural, periodística y social de México, con sus atavismos, como todos.

Su hijo Fernando y Salomé Mendoza, lo apoyaban en su programa de radio insólito: Mi otro yo, pues entrevistaba a políticos, músicos, periodistas e intelectuales y los sorprendía con preguntas como: recita un poema, qué libro es el que más te gusta y por qué, has leído de bioética, sabes por qué le dicen un natural a una suerte en el toreo, canta la estrofa de una canción preferida (un psicoanálisis exprés) que los asistentes salían desconcertados y encantados.

Así de complejo y sencillo fue mi gran cuate y segundo papá, Froylán M. López Narváez. ¡Va por ti, hermanito!

 

 

Atacar corrupción y desigualdad en el mundo

Jorge Meléndez Preciado
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Fallaron los pronósticos de los críticos de López Obrador acerca que el presidente mexicano ha caído en el número de sus seguidores y no plantearía nada trascendente en su visita a la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Incluso algunos que vieron las manifestaciones de apoyo que suscitó su visita entre los mexicanos que viven en Estados Unidos, dijeron que había acarreado a muchos con la promesa de darles 100 dólares (sic priista).

         En realidad, hubo una importante asistencia de nuestros paisanos en muchos terrenos: danza, música, canto, alborozo, aunque también reclamos, ya que exigieron que no sólo tengan algunos derechos, sino todos, incluido el de votar plenamente, amén que los servicios que reciben en los consulados sean los correctos, y no los traten con desdén o desprecio, algo que debe atender prontamente: Esteban Moctezuma Barragán. En Canadá el gobierno y algunas ONG, entre ellas: Acciones Interculturales, han creado infinidad de actividades, de las religiosas hasta las convivencias, recreos, actividades deportivas de mucho tipo y comidas tradicionales, en las cuales están invitando a los representantes mexicanos a que participen en estas formas de dignificar el trabajo de los que laboran en el campo.

En Nueva York, obviamente, estuvo presente el gran contingente que se auto titula, Puebla York, pero hasta algunos que viven en el otro extremo del país, en Seattle, cerca de Washington (David Brooks, La Jornada, 10 de noviembre).

Este año recibiremos de nuestros migrantes, que han aumentado su salida con la pandemia, 50 mil millones de dólares, lo que ha permitido que nuestra crisis sea menos terrible. Y hace bien Andrés Manuel en comprometerse a plantearle a Joe Bien –con quien se reunirá igual que con Justine Trudeau el 18 de noviembre–, que se legalice a 11 millones de compatriotas que están con problemas migratorios y pueden ser deportados.

Es correcto haber planteado, por AMLO, el Plan Mundial de Fraternidad y Bienestar, ya que 750 millones de personas en el mundo sobreviven o mueren porque no reciben ni siquiera dos dólares al día, incluyendo nuestro país.

Y mejor proponer que se haga un fondo de un billón de dólares al año para atender esos problemas, con las aportaciones del cuatro por ciento de las mil personas más ricas del orbe, igual cantidad del millar de empresas más poderosas en el mercado mundial y el 0.2 por ciento de las naciones integrantes del G20.

Fue crítico el mexicano, al señalar que la ONU debe salir de su letargo y el formalismo que la caracteriza. Es necesario, entonces, que se reforme y denuncie los atropellos mundiales, amén que combata la corrupción en el mundo y contra la desigualdad y el malestar social que cunde en el planeta, con más decisión, profundidad, protagonismo y liderazgo.

Puso el ejemplo del famoso Plan Covax para la aplicación de vacunas a nivel mundial, el cual, dijo, es un doloroso y rotundo fracaso porque sólo se han distribuido el seis por ciento de las dosis disponibles.

Llamó a entregar directamente los apoyos a los necesitados, suprimir los intermediarios onerosos para que no se desvíen los recursos.

Señaló que el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional podrían hacer un censo de pobres y dispersar los recursos. Algo que teóricamente está bien, aunque quienes conocemos estos organismos sabemos de sus burocracias doradas, las enredosas formas de hacer las cosas y la falta de agilidad para llevar a cabo los planes que siempre aprueban, los cuales terminan generalmente en nada.

Planteó López Obrador que la seguridad debe ser no como ahora, sinónimo de poderío militar, sino como el derecho a una vida libre de temores y miserias, como lo planteó hace casi un siglo Franklin Delano Roosevelt.

El principal obstáculo, aseguró, es la corrupción en todos los órdenes: las élites, el modelo neoliberal y la impunidad de quienes solapan y esconden los fondos ilícitos en los paraísos fiscales por lo que sería hipócrita ignorar que el principal problema del planeta es la corrupción en todas sus dimensiones y la causa principal de la pobreza y la desigualdad.

Propuestas mesuradas, que no tienen nada de socialistas, como dicen tontamente sus enemigos, las cuales deben realizarse si queremos salir de la crisis en todos los órdenes, que nos llevan a la ruina y la extinción del mundo.

            Tanto que António Guterres, el secretario general de la ONU, coincidió con López Obrador, y planteó que el actual sistema desangra todo de arriba para abajo y que al hablar el presidente mexicano de las desigualdades económicas recordó las políticas ficticias basadas en que si las personas que están en la cumbre les va bien, a las que están debajo también les irá bien; o sea, el fracaso rotundo del modelo neoliberal que se niega a cambiar.

            Ojalá los ocho multimillonarios mexicanos entiendan el mensaje de López Obrador y Guterres.

 

 

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