La cargada de la reacción

Sergio Gómez Montero / Isegoría
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Quiero que al limpio amor que recorriera
mi dominio, descansen los cansados,
se sienten a mi mesa los oscuros
Pablo Neruda: “Testamento I”.

Quedan atrás, muy atrás, las voces hoy empequeñecidas de quienes, a principios de sexenio (2018), proclamaban la quiebra de la hacienda pública y por ende del gobierno a cargo de la nación. Hoy, cuando está allí la calificación alta de Fitch sobre la estabilidad de la mencionada hacienda y se realizó en Washington la cumbre del Norte, la cargada de la reacción no cesa, comandada hoy por el futuro candidato a la Presidencia del país para 2024 de dicha reacción, el piel sedosa (gracias a los tratamientos de belleza a los que parece se somete) de Lorenzo Córdova, quien considera que atacando desde hoy a la 4T tiene ganada así la contienda de 2024, sin darse cuenta que así sólo está haciendo el ridículo, como lo expresó, entre líneas, el jurista Arturo Zaldívar, adelantando el juicio de la Suprema Corte ante las medidas de protección promovidas por el Instituto Nacional Electoral en esa instancia.

En fin, a ese nivel casi de chisme se está preparando por parte de la derecha aquello que debiera ser un despliegue de ideas mayúsculo y que hoy, por parte de la derecha del país, está quedando reducido a un despliegue absurdo de dimes y diretes en torno a si, una justa electoral previamente acordada ya por los poderes de la nación (la revocación de mandato) se debe ejecutar, argumentando que no tiene el INE, encargado del ejercicio, dinero para realizar esa consulta con todas las de la ley, toda vez que, con anterioridad, su presupuesto –revisado por el Poder Legislativo– para el 2022 consideró dentro de sus gastos todo lo referente a consultas y comicios para ese año.

Desde luego, sí hay una cuestión que revisar, de manera urgente, respecto a lo que  hoy se discute y que gira en torno a si un país como el nuestro –de ingresos medianos–  puede y debe pagar una estructura tan cara y privilegiada como lo es hoy el INE. Se insiste: ¿Por qué tener una democracia electoral tan cara –la más cara a nivel mundial–, si sus resultados no son precisamente de los mejores entre países sometidos a ese tipo de democracia? A partir de ello, surge también, por un lado, preguntarse si ese tipo de democracia electoral es el que más conviene al país; por el otro, también vale la pena preguntarse si es necesario contar con un aparato administrativo tan costoso para realizar los ejercicios comiciales, confiables, que son afines en la actualidad a los procesos electorales.

Urge, de manera paralela al ataque que realiza hoy el INE, que los poderes de la nación revisen conjuntamente la cuestión de fondo aquí planteada: ¿Cómo contar con una democracia electoral que no sea tan onerosa para la hacienda pública del país?

Más nos vale, a todos los habitantes del país, pensar seriamente en ello. Fácil, ¿no?

 

 

Nuevas tácticas, ¿y estrategia?

Sergio Gómez Montero / Isegoría
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En esta ciudad, quizá una calle.
En esta calle, quizá una casa.
En esta casa, quizá un cuarto

A.   Browjohn: “Poema”.

Es cierto, desde fines del 2018 hasta ahora la línea constante de la oposición respecto a tácticas y estrategia no se ha modificado. En el caso de las primeras se mantiene la provocación, la guerra sucia y las agresiones como constantes; en el caso de la segunda, la estrategia, la idea hasta hoy inconmovible sigue siendo el tender trampas que conduzcan a la caída, de una u otra manera (del golpe blando a la guerra civil), del actual gobierno de la 4T, haciendo caer, poco a poco, a los sectores más vulnerables (las clases medias ávidas de consumo) en la rebelión que justifique, de cualquier forma, el fin del actual gobierno, al margen de la aceptación, cada vez mayor, que dicho gobierno tenga entre el total de la población (ningún gobierno del país, en la época moderna, ha tenido una aceptación del 62% por parte de la población del país a mitad de su mandato).

Desde luego, sorprende, sí, que en términos de tácticas si bien se mantienen las líneas generales (provocación, guerra sucia y agresiones) por parte de la oposición, sí es sorprendente cómo no cesan la variedad de los orígenes y autores de esas tácticas. Así, puede ser el general Salvador Cienfuegos y su aparición (supuestamente espontánea) en un acto totalmente anti-AMLO (el organizado por la algún día priista Beatriz Pagés Rebollar), que la provocación montada por Lorenzo Córdova y Ciro Murayama con el presupuesto retador (que ellos sabían muy bien –por excedido– que iba a ser rechazado) del INE presentado a la Cámara de Diputados, para luego rasgarse las vestiduras y llamarse a ofendidos, sin considerar, para nada, que nuestra democracia electoral –administrada por el INE– es la más cara a nivel mundial. Así hoy, también, ésa es la razón por la cual montaron circo, maroma y teatro en la mencionada Cámara de Diputados para discutir el Presupuesto de Egresos de la Federación de este año, señalando minucias inconsistentes y vertiendo todo tipo de agresiones verbales (en contra de mujeres diputadas, pero no sólo de ellas) aunque bien saben, que, por simples cuestiones numéricas, tienen perdida esa batalla. Esas tácticas, sin duda, mantienen viva la estrategia de ponerle así fin a los cambios que se registran en el país, tumbando, a como dé lugar, al gobierno de AMLO, cosa casi imposible hasta ahora; de ahí la desesperación opositora que sabe bien que, por la vía electoral, pocas, muy pocas posibilidades tiene de victoria, como va a quedar demostrado el año entrante con el ejercicio de revocación de mandato, pero, sobre todo, con el triunfo de Morena en las seis gubernaturas que se disputarán, como ya lo reconoció Marko Cortés del PAN.

¿Esa persistencia de tácticas y estrategia opositoras, vale la pena preguntarse, seguirá teniendo como respuesta la transición sedosa y tibia, que, como estrategia, mantiene hasta hoy el gobierno de la 4T? ¿Es ella la adecuada, por más que se vuelven rabiosas las tácticas opositoras? ¿Hasta cuándo adoptar una respuesta tan pasiva; será ésa la mejor respuesta?

Un dilema que nadie sabe, hasta ahorita, cómo, eventualmente, se llegue a resolver. Se valen las apuestas.

 

 

La misma gata, pero revolcada

Sergio Gómez Montero / Isegoría
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Cada vez que digo agua, el agua vuelve viento,
el viento fuego, el fuego mi nombre exacto
M. Bojórquez: “Brooklyn bridge”

Sin mucho ruido, sin mucho escándalo, se reunieron este fin de semana quienes están promoviendo el Frente Cívico Nacional cuya consigna central es dar la lucha con todo en contra de la continuidad de los cambios sociales –leves, sedosos– promovidos por el actual régimen de gobierno, pues los consideran una lacra para el país, ya que éste debiera, lo dicen no muy entrelíneas, mantenerse en los límites que marcan las democracias capitalistas, neoliberales, a las que México estuvo sometido más de treinta años y ellos, hoy, añoran con puntualidad. Su oferta (la misma gata, pero revolcada) es buscar un candidato ciudadano para 2024, tratando así de desmarcarse de la contaminación partidaria que afecta tanto, según ellos, a la vida política del país, olvidando así, de un plumazo, los más de setenta años que el país sufrió la dictadura priista a la que muchos de ellos estuvieron atados (¿o no Beatriz Pagés?) De chile, de dulce y de manteca, de todo hubo, en la rimbombante reunión del fin de semana de ese frente, que se coloca así como una más de las varias piezas de la reacción que está haciendo todos sus esfuerzos para volver a disfrutar de las mieles que tenían a su alcance cuando el neoliberalismo campeaba.

Mientras, por el otro lado, la 4T sigue impulsando su proyecto hoy por tres vías. Una, anticipándose al golpeteo y sabotaje de la reacción en contra de las obras prioritarias del régimen. El Acuerdo presidencial que blinda a los proyectos estratégicos fue un golpe (que no un golpe de Estado, señora Dresser) que no esperaban y del cual aún no se reponen. Segunda, la magna reunión del miércoles demostrará porqué hoy AMLO cuenta, luego de tres años de gobierno, con el 68% del apoyo de la población del país; será una reunión magna. Y tercera, vienen las luchas, con todo, por la revocación de mandato y reforma energética, que continuarán ellas, ambas luchas, la consolidación de los cambios sociales que hoy se están promoviendo en el país y que tanto molestan a los reaccionarios de todo tipo que pululan en el país: Frente Cívico Nacional, Va por México, PRI, PAN, los restos del PRD (los chuchos desalmados y hoy polvosos) y algunos del MC.

Asimismo, por otro lado, la incógnita que comienza a despejarse es que, necesariamente, debe haber una sana distancia entre quien le dé continuidad a los cambios sociales que hoy se están generando y la presencia de AMLO, sin negar que la figura paradigmática de éste se debe seguir conservando como parte ya de la historia de este país, quien después de más de 18 años de luchar por las reivindicaciones de los sectores de población más pobres de México, hoy está recolectando, con cuidado, los frutos de su esfuerzo.

Es decir, de una u otra manera, el panorama para 2024 se está vislumbrando con mayor claridad y él marca, cada vez con más contundencia, un triunfo incontestable de continuidad para el proyecto actual de la 4T, porque eso es lo que está hoy queriendo la mayoría de la población de este país. Seguro.

Y sí, nos vemos el día de las votaciones en 2024… Bueno, eso espero.

 

 

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