Australia desplaza a Francia del Pacífico

Antonio Cuesta / Prensa Latina
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París. Australia anunció el pasado 15 de septiembre la cancelación unilateral de su contrato de compra de submarinos a Francia, decisión que el ministro de Relaciones Exteriores de este país, Jean-Yves Le Drian, consideró una “puñalada por la espalda”.

Este movimiento por parte del gobierno de Canberra se enmarca en la firma del pacto de cooperación y defensa Aukus, firmado el mismo día por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y los primeros ministros del Reino Unido, Boris Johnson, y de Australia, Scott Morrison, para la gran región que agrupa a los océanos Índico y Pacífico.

En lo que respecta a Francia el denominado “contrato del siglo”, acordado en 2016, comprendía la fabricación por parte de la empresa estatal francesa Naval Group de 12 submarinos Barracuda de propulsión convencional, por valor de unos 40 mil millones de dólares, que serían entregados a la flota australiana en los próximos 25 años.

La revocación de este acuerdo supone un revés económico importante y una crisis diplomática de primer orden que el propio Le Drian verbalizó al asegurar que “habíamos establecido una relación de confianza con Australia, y esta confianza ha sido traicionada”.

Desde la Cancillería francesa se consideró que “la lamentable decisión” de Australia muestra “una ausencia de coherencia que Francia no puede sino constatar y lamentar”, y “no hace sino reforzar la necesidad de plantear alto y claro el tema de la autonomía estratégica europea”.

Porque junto a las pérdidas económicas y al replanteamiento de las relaciones entre dos países aliados, hay un tercer factor de peso y es que Francia buscaba desarrollar una asociación con la mayor nación del Pacífico Sur, que sirviera en las próximas décadas para reforzar su red diplomática y militar en una zona de gran interés geoestratégico.

Por lo pronto París llamó a consultas a sus embajadores en Washington y Canberra, al mismo tiempo el presidente de Naval Group, Pierre-Eric Pommelet, anunció que enviará a Australia una factura con los gastos realizados hasta el momento, con una propuesta de cobro detallada.

Para la cumbre de primavera de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Francia pedirá la creación de un cuerpo europeo de acción rápida.

El Aukus es un paso más en el despliegue militar estadunidense en Asia, definido durante la presidencia de Barack Obama (2009-2017), continuado por Donald Trump (2017-enero 2021) y ahora por Biden.

Golpe bajo de Washington

Pero significa también un golpe bajo de Washington hacia sus aliados occidentales, en este caso Francia, que se viene a sumar a la caótica retirada de Afganistán, poniendo en entredicho el papel de la OTAN.

El pacto prevé la asistencia estadunidense y británica para dotar de submarinos de propulsión nuclear a Australia, y de recursos de inteligencia artificial, tecnología cibernética y cuántica, que parecen más encaminados a ejercer de espía y policía sobre las costas y mares de China que de “garantizar la paz y la estabilidad” en esa región.

La forma incluso en que se ultimaron los detalles del Aukus, durante la cumbre del G-7 en Cornwall (Reino Unido) a comienzos del mes de junio, es humillante para Francia, pues su presidente Emmanuel Macron estaba presente en la reunión y no fue advertido de nada.

Pese a que Francia carga las tintas contra Australia, es consciente de que el responsable del acuerdo es Washington, y por ello reactiva el proyecto de una “fuerza de respuesta rápida” europea, que permita liberarse de la tutela estadunidense y que defenderá durante la presidencia de la Unión Europea en el primer semestre de 2022.

Para tratar de impedir el ascenso de China

Parece claro que el Aukus despoja no sólo a Francia, sino por extensión a Europa, del peso geopolítico mantenido en los últimos años, pues Estados Unidos decidió trasladar hacia Asia todas sus prioridades en política exterior para tratar de impedir el ascenso de China, y controlar los océanos Índico y Pacífico.

Así lo corroboraron tanto el secretario de Estado francés de Asuntos Europeos, Clément Beaune, como el responsable de Asuntos Exteriores y Seguridad de la UE, Josep Borrell, para quien “la crisis de los submarinos” no es un asunto bilateral galo, sino que afecta al conjunto de los europeos y debilita y fracciona a los socios transatlánticos.

Para el analista Romain Fathi, profesor en la universidad australiana de Flinders, la relación entre París y Canberra “refleja un malentendido”, pues mientras “Francia busca la paz en la región”, Australia “cree, con razón o sin ella, que puede producirse una guerra entre China y Taiwán, y por tanto entre China y Estados Unidos”, y en ese caso quiere estar del lado de Washington.

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