El agrio montaje de Liar Limón

Ramsés Ancira / Historias para armar la historia
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.    http://carteleradf.blogspot.com/

La ceremonia de su boda con el expresidente del Instituto Federal Electoral, Luis Carlos Ugalde, hoy franco aliado del grupo disidente al presidente López Obrador, no es un asunto privado, ya que se pagó con recursos del erario; tampoco lo son sus residencias, primero porque las más costosas y principales están fuera de la alcaldía donde resultó electa, y segunda porque también son parte del patrimonio que obtuvo su padre, Miguel Limón Rojas, cuando se desempeñó como secretario de Ernesto Zedillo Ponce de León, en dos ministerios distintos.

El lunes 27 de agosto, la foto de la nariz sangrante de Lía Limón circuló rápidamente en redes sociales. La mayoría de los medios, entre los que destacan el portal de Joaquín López-Dóriga, Carmen Aristegui y El Universal, presentaron la noticia en el sentido de que la alcaldesa electa fue “agredida” cuando se manifestaba cerca de la Cámara de Diputados de la Ciudad de México. Hubo incluso quienes aseguraron que el golpe se lo habían dado con un tolete.

Para fortuna de todos, junto con los fanáticos y resentidos que pululan en las redes sociales, hay una comunidad creciente que “ya no se chupa el dedo”. No vivimos los tiempos de Tlatelolco 68, ni del Halconazo de 1971. Tampoco son los tiempos de Vicente Fox, que con la mano izquierda abría una Fiscalía para investigar los crímenes de los Movimientos Políticos del Pasado, y con la derecha nombraba como procurador General de la República a Rafael Macedo de la Concha, quien se encargó de proteger a los militares asesinos que participaron en la Guerra sucia.

El mismo Macedo de la Concha, que como procurador militar llevó a la cárcel al general y posdoctor José Francisco Gallardo, a quien llegaron a condenar a 28 años de prisión por el “delito” de haber osado pedir una comisión de derechos humanos (entonces todavía se usaba el término sueco “ombudsman”, ya pasado de moda, entre otras cosas porque cada vez más mujeres son nombradas para este cargo) para enfrentar todos los abusos de poder que se cometían, y aún se cometen dentro de la Secretaría de la Defensa Nacional, que por cierto no es ni la mitad de decente que la que tiene en mente el presidente López Obrador.

El punto, para no disgregar demasiado en un asunto que merece ser tratado aparte, es que lo primero que notaron los activistas en redes sociales es que mientras los panistas se burlaban de la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum, por la decisión que tomó al iniciar su gobierno de desaparecer al Cuerpo de Granaderos (demanda central del movimiento estudiantil de 1968), la verdad es que estos  policías antimotines, no llevaban toletes, gran parte son mujeres y tampoco utilizan ni toletes ni gases lacrimógenos, como sus antecesores.

       El otro asunto es que hay un brinco en las imágenes, primero se ve a la alcaldesa electa manoteando a los escudos de los antimotines; luego, ya descompuesta por el jaloneo, y alejada por sus propios colaboradores de la valla que intentaban romper los manifestantes y el lugar donde se encontraban los uniformados, dispuestos a cumplir la orden de no dar un paso atrás. Finalmente, Lía Limón aparece con el rasguño profundo en el tabique de la nariz (definitivamente no es un golpe), el sangrado y la pronta colaboración de sus acompañantes para detenerlo. Es cierto que un accidente así se produce en fracciones de segundo, pero también lo es que nadie pudo mostrar el momento en que se produjo el corte. Poco después algunos usuarios publicaron las primeras pruebas de que sí hubo un montaje: La primera de ellas fue una convocatoria que se había dado para que se presentaran acarreados en las inmediaciones de la antigua Asamblea Legislativa del Distrito Federal, hoy Cámara de Diputados de la Ciudad de México.

A través de impresiones de pantalla de Facebook se comprueba que, vía Messenger, una persona identificada como “yo stan Alfa” convocó el domingo 26 de agosto:

“Mañana la jefa solicita la presencia de todos los líderes y promotores que participaron en la campaña en un bloqueo en donceles

“Organicen se para poder mandar camión

“La jefa acaba de decir que es obligatorio Los camiones saldrán a las 5.30 am Repito es obligatorio

          “Es todo el día

“Quien quiera estar en la alcaldía es momento de demostrarlo” (sic y recontra sic –diría Carlos Monsiváis– para los cuatro párrafos anteriores.

Evidentemente “la campaña” es la de Lía Limón cuando compitió para la alcaldía de Álvaro Obregón. A confesión de partes relevo de pruebas, el “bloqueo” fue orquestado por Lía (le empezaron a decir liar, porque en inglés es sustantivo de mentirosa) no por el gobierno de la Ciudad de México.

Pero hay otras dos pruebas irrefutables del montaje. Quien mandó un oficio al secretario de Seguridad Pública de la Ciudad de México, fue Omar García Harfuch, fue ni más ni menos que una diputada del PAN.

“Le solicito el auxilio de la fuerza pública afuera del recinto legislativo”, pidió la diputada de representación proporcional Patricia Báez Guerrero el mismo día del montaje.

En la policía las órdenes se ejecutan de inmediato. Nadie sospechó que se trataba de una trampa, justamente como la que le tendió Luis Echeverría a soldados y estudiantes el 2 de octubre de 1968, ordenándole a los integrantes del Escuadrón Olimpia (reclutados entre militares acusados de violaciones y ejecuciones) que les dispararan a sus propios compañeros.

Esa misma noche, en el programa de Los Ángeles Press, hicimos el comparativo. El martes Jesús Zambrano, presidente del PRD, tergiversó el argumento y lo dijo al revés, comparó el enfrentamiento con el Halconazo.

Jesús Zambrano y Marko Cortés, presidentes del PRD y el PAN, justamente son los que actuaron con las mismas mañas de Echeverría. Exactamente a esa misma hora, los presidentes del PRI, el PAN y el PRD, se encontraban reunidos, a menos de 500 metros de distancia, con el secretario de Gobierno de la Ciudad de México, Martí Batres.

El 10 de junio de 1971, Luis Echeverría atendía en Los Pinos una reunión sobre el tema del agua. Periódicamente se levantaba del asiento, para escuchar los detalles de la masacre que se desarrollaba en la Rivera de San Cosme, y en la que se incluyeron disparos contra jóvenes estudiantes de la Escuela Nacional de Maestros, que no fueron contabilizadas en el número de muertes.

Lo mismo hizo este par de presuntos criminales, mismos que fueron a la Organización de los Estados Americanos a quejarse de la narco política en las elecciones. Distraían al gobierno de la Ciudad en un falso diálogo, mientras obligaban a los policías antimotines a cumplir con su deber, para luego gritar “¡Represión!”

Bitácora suplementaria

5 de junio de 2009, 14:45 horas. Wikileaks, reveló que Margarita Zavala está fuertemente ligada a la organización de extrema derecha El Yunque. La esposa de Felipe Calderón es flamante diputada federal. Está muy crecida la oposición ante esta situación.

Zavala y Lía Limón fueron las constructoras del plan de guarderías subrogadas, que obligó al Instituto Mexicano del Seguro Social a concesionar a particulares, muchas de ellas amigas o parientes de ellas, el cuidado de niñas y niños de derechohabientes. Una de estas guarderías era la ABC de Hermosillo, Sonora, donde un grave descuido provocó la muerte de 49 niños de brazos y un número indeterminado de lesionados. Ese 5 de junio tampoco se olvida, pero sí quedará impune si Liar Limón efectivamente ocupa el puesto de alcaldesa y no se le juzga, por excederse con este montaje, cuando ya no lo necesitaba. Por las buenas o por las malas ya había ganado.

 

 

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