Encontré un país de luto, lleno de dolor y en
bancarrota: Luis Arce, presidente de Bolivia

* El tema de los derechos humanos era catastrófico con el gobierno de facto de la golpista Jeanine Áñez

Luis Hernández Navarro / La Jornada
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Poco más de un año después de que Luis Arce Catacora llegó a nuestro país como asilado político, regresa como presidente del Estado Plurinacional de Bolivia.

El 6 de diciembre de 2019, protegido por la embajadora mexicana María Teresa Mercado, entre demoras en la entrega del salvoconducto del gobierno de La Paz y el hostigamiento policial, el exsecretario de Economía del gobierno de Evo Morales pudo tomar primero un avión con destino a Perú y luego otro a México. Hoy, poco menos de 15 meses después de aquella odisea, vuelve como mandatario a territorio nacional, invitado por Andrés Manuel López Obrador.

Entrevistado en exclusiva por La Jornada, el economista con un máster en ciencias económicas de la Universidad de Warwick, en Inglaterra, y dos doctorados honoris causa, artífice del milagro económico de Bolivia, cuenta cómo a su regreso a su nación, encontró a un país de luto, lleno de dolor, en bancarrota por las pésimas políticas de la golpista Jeanine Áñez. Aquí, partes relevantes de la conversación que tuvo con este diario.

Gobierno insensible

Presidente. ¿Qué país se encontró usted al llegar a Bolivia? ¿Qué situación se vivía en la salud, la economía, la política?

—Nos encontramos con un país de luto, triste, con mucho dolor. Enfrentando un gobierno insensible que no respetaba los derechos humanos. Económicamente quebrado, sin educación, sin salud, con un mal manejo de la pandemia y un pésimo modelo educativo.

Fuimos el único país que clausuró el año escolar en medio de la pandemia, simplemente por la incapacidad de la derecha de manejar la educación.

Encontramos un país altamente endeudado, externa e internamente. Lo dejamos creciendo a 4 por ciento. Lo recibimos con menos 11 por ciento. ¡Una caída catastrófica! Endeudamiento alto y un déficit fiscal realmente mal manejado, de 12 por ciento. Sin resultados. Porque uno podría decir: bueno, han gastado la plata, pero mejoró la educación, salud. Pero no ha sido así.

Nuestras empresas públicas están prácticamente quebradas. Las concesionaron a las privadas, que le hacían la competencia a las estatales. Por ejemplo, nuestra línea aérea BoA perdió los mejores horarios en los vuelos dentro de Bolivia y disminuyó la frecuencia de sus rutas, para dar paso a las privadas.

No se atendió ni a Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), que es la empresa estatal más grande que tenemos. No se impulsó ni a la minería. Pusieron a nuestras empresas en una situación deplorable.

En salud no se hizo nada

Usted tomó posesión a principios de noviembre del año pasado. ¿Qué han podido hacer en este tiempo para revertir esa situación?

—La economía no se puede resolver en dos meses. Entramos al gobierno y lo que encontramos era catastrófico. Tomamos algunas medidas de reactivación de la inversión pública que se había paralizado.

El gobierno de facto se negó a utilizar la inversión pública como instrumento de política económica. Nosotros reanudamos estas medidas, pero en dos meses no se recupera la economía.

Trabajamos fuertemente el tema de salud. El gobierno de facto no había hecho nada. Compramos pruebas antígeno nasal mucho más rápidas para detectar el covid-19 y diseñamos un plan conjuntamente con municipios y gobernaciones. El gobierno nacional los dotó de estos equipos. Empezamos la negociación para comprar las vacunas. Comenzamos muy tarde. En diciembre ya podíamos anunciar el cierre de varios contratos para adquirir vacunas Sputnik V y la china. Luego firmamos el convenio con Covax, con el que hemos garantizado 100 por ciento de vacunas para 100 por ciento de población vacunable. Recibimos una parte de las vacunas en enero y una mayor en febrero. A partir de marzo estamos recibiendo cada vez más. Empezamos la vacunación mucho antes que otros gobiernos en la región.

En cuanto a educación, relanzamos el año escolar. En algunas regiones donde no afectó el coronavirus hay clases presenciales o semipresenciales. Reforzamos con cartillas, libros de entrega gratuita y material para que los estudiantes puedan hacer las clases a distancia. Sacamos Internet gratuito para los estudiantes en época escolar.

Facilitamos y distribuimos computadoras que nosotros habíamos producido en nuestra ensambladora. Esto ha servido como alivio a los hogares de bajo ingreso donde no tienen ese instrumento. Hemos lanzado una nueva forma de hacer política educativa.

Reactivamos la economía. Lanzamos nuestro bono contra el hambre. Reanudamos la inversión pública de manera importante para reactivar no sólo la demanda, sino también la producción. Lanzamos programas de crédito a la producción industrial, de sustitución de importaciones, con tasas 0.5 por ciento anual. El plazo depende del tipo de proyecto que se tiene.

Sacamos el impuesto a las grandes fortunas. También, alguna normativa de devolución de 100 por ciento del Impuesto al Valor Agregado, a aquellos que ganan menos de 6 mil bolivianos (unos 800 dólares). Así, se genera mayor demanda interna. En los primeros tres meses de gestión estamos viendo ya una reacción de la economía importante.

Desde octubre de 2020 hemos reimplantado nuestro modelo económico social comunitario productivo. Estamos haciendo lo que hacíamos antes. Esta vez, con un Estado endeudado, con dificultades, con una pandemia encima mal manejada. Pero hemos retomado gradualmente el control de la economía y estimamos que, hacia un año a partir de acá, vamos a tener resultados alentadores.

La golpista Jeanine Áñez está en la cárcel. Hay quien alega que se violan sus derechos humanos. ¿Hasta dónde se irá en su caso? ¿Qué se hará con los responsables de las masacres de Sacaba y Senkata?

Es un tema que está en manos de la justicia boliviana. Hay una comisión de la CIDH que está investigando los hechos luctuosos, de los que nadie de la derecha quiere acordarse. Ni la prensa, ni los opinadores, ni los políticos de la derecha. Todos hablan de derechos humanos, pero se olvidan del derecho más importante: el derecho a la vida. Se asesinaron a 36 personas y de eso no hablan. Tampoco de los más de 2 mil heridos, 5 mil arrestos, la persecución política, los amedrentamientos, los chantajes.

Cuando llegamos al país y comenzamos la campaña había muchos alcaldes y autoridades del Movimiento al Socialismo (MAS) que renunciaron, y nos contaban en qué circunstancias los hacían renunciar. Los amenazaban con la familia. ¡Qué derechos humanos! Realmente la violación a las garantías básicas se ha dado de manera catastrófica en el periodo neoliberal de la dictadura del gobierno de facto de la derecha. ¡Pero hoy se dice que estamos violando los derechos humanos!

Hemos instruido para que la señora Áñez tenga todos los elementos en la cárcel, lo que no dio a nuestros compañeros cuando estaban presos. Hemos tenido a compañeras que han perdido a sus niños en prisión, porque estaban embarazadas. Hemos tenido compañeras que, en las clínicas, fueron atadas con cadenas a los catres para que no escaparan. El gobierno de facto se inventó una palabra: ciberpatrullaje. Uno no podía opinar en redes sociales porque era perseguido por sedicioso, por terrorista. ¿Esos son derechos humanos?

Hoy, la señora Áñez, en la cárcel, escribe cartas, escribe en Twitter, escribe todo. Recibe periodistas, recibe a su familia, recibe todo y nadie dice nada. Nosotros sí respetamos los derechos humanos y el debido proceso. Los que nunca los respetaron fueron ellos.

Le comento una anécdota. Iba yo llegando a La Paz. Estaba bajando las escaleras del avión para hacer migración en mi país, y ya había un policía con una orden judicial en mi contra. Antes de que yo ingresara al país y tuviera el sello en mi pasaporte, ellos estaban ahí para detenerme. ¿Qué debido proceso? ¿Dónde están los derechos humanos?

Se acaban de realizar las elecciones para alcaldes y gobernadores. Hay quien lee sus resultados como un retroceso del MAS. ¿Cuál es su balance de lo que sucedió?

—Para nada. Esa es una lectura que sacan los medios de comunicación de derecha para quienes compran esos periódicos de derecha. Nosotros ganamos en 240 municipios de 340 aproximadamente, 15 municipios más de lo que ganamos en las elecciones subnacionales del 2015. De la última elección a ésta, ganamos 15 municipios donde nunca habíamos ganado.

Ganamos dos ciudades grandes, Oruro y Sucre, y la derecha se regocijaba diciendo que habíamos perdido en las grandes ciudades. Vea las estadísticas. Nosotros nunca ganamos las grandes ciudades. Siempre tuvimos problemas allí. En La Paz, Santa Cruz y Cochabamba siempre perdíamos en las alcaldías de esas ciudades. Hemos ganado de manera definitiva en tres gobernaciones y todavía cuatro están en disputa. De estas cuatro, en tres hemos salido primeros. Nuestro balance objetivo, sin hígado, es que hemos ganado y mejorado nuestra posición.

¿Algún mensaje a los mexicanos?

—Un agradecimiento enorme por todo lo que han hecho por nuestros compañeros que han salido exiliados, escapando del país ante la dictadura. Hemos sido recibidos en México con una calidez, con una hospitalidad, con una solidaridad abrumadora. Estamos muy agradecidos de ello. Se lo dije hoy día al presidente Andrés Manuel López Obrador.

Nuestro compromiso es reanudar nuestras relaciones, como ya lo estamos haciendo; refrendar esa hermandad entre dos países amigos-hermanos, que tienen mucho en común: México y Bolivia.

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https://www.jornada.com.mx/2021/03/25/politica/004e1pol

 

 

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