Llevarse a la familia entre las patas: Sin
piedad políticos, empresarios y delincuentes

Arturo Sandoval
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“No heredamos la tierra de nuestros antepasados.
La legamos a nuestros hijos”.
Antoine de Saint-Exupéry.

Crecer con los ojos vendados; con información hoy, si es conservada, no sólo es obsoleta, también muy reprobable socialmente; extremadamente dañina por acabar con la vida de personas de todo rango de edades, pero sobre todo niñas y mujeres. Unas en feminicidios, otras con la muerte en vida si fueron víctimas directas de la violación, del abuso o de golpizas. Unas más, por ser la madre, la hermana, la hija de la víctima; muchas veces compañeras del mismo dolor.

Ah qué difícil es quitarnos ese machismo. Si sólo fuera en la piel, con una exfoliada desaparece, pero ¿Cómo exfoliar en tuétano a los muy machos o machistas? Difícil, pero no imposible: reeducándonos, con voluntad personal y por parte de las autoridades con voluntad política.

La ausencia de escrúpulos, la ambición sin límite; dos de las características identificativas de los políticos de la época neoliberal. Aquí en México y en muchas partes del mundo. No hay país de este planeta sin políticos y empresarios corruptos y corruptores. Seguramente siempre han existido, pero la generación de Baby Boomers, amantes de películas de Clint Eastwood, Bruce Lee o Piporro; llenos de romanticismo donde los principios y la protección a la familia eran la prioridad.

La familia de un mafioso como, digamos el Padrino, ni se enteraba de los crímenes del jefe de familia. No sabía de sus negocios turbios o si minutos antes le reventó el cráneo a una persona de un plomazo. Poco a poco, heredaba el negocio a los hijos varones. Ya recordarán películas donde el asesino a sueldo, después de matar por pedido, llegaba a su hogar para convertirse en el mejor padre amoroso y esposo modelo. Así lo reconocían los vecinos, los amigos de la familia. Una muy buena actuación de Richard Gere es la del policía corrupto y asesino en “Sospecha Mortal” de 1990, año en que también se exhibió Mujer bonita. La película del policía muestra la doble vida del personaje.

Mantener al margen a la familia era parte de un código de honor no escrito. La familia era anónima y nunca se le involucraba en las actividades del líder o jamás se le tocaba al enemigo.

En estos días ya no es así. Hay casos donde hijos, hermanos, abuelos, esposas, papás, mamás, están totalmente involucrados en actividades criminales. A veces por la misma ambición, otras por ser engañados o seducidos por el canto de sirenas. Incluso, también obligados moral o violentamente. No necesariamente deben de ser de origen humilde, sin educación, lleno de carencias y hambre. Los hay muy ricos, educados en escuelas de prestigio mundial; quizás con fortunas heredadas de origen ilegal o lícitas. Esto no les quita  su torcido deseo de tener más a costa de lo que sea.

Un verdadero carrusel de ejemplos, donde la familia está metida de muchas formas en negocios ilícitos: el Chapo Joaquín Guzmán: hijos, esposas, hermanos; y dos pequeñitas sin saber qué pasa. El Mencho, Nemesio Oseguera; él en libertad, su hija Jessica presa en Estados Unidos. Javier Duarte, Karime, su esposa en proceso judicial en Londres; sus dos hijos en el estrés total. Emilio Lozoya, asoleándose junto a su alberca y su mamá y esposa con el Jesús en la boca. Martha Sahagún con la incertidumbre de ver a sus retoños en la cárcel antes de finalizar el sexenio. César Duarte y su esposa Olga, en los mismos negocios inmobiliarios adquiridos con dinero del erario o con despojos a sus dueños; sus tres hijos en el limbo. Manlio Fabio Beltrones pone hoy a su hija Sylvana en tela de juicio con sospechosas inversiones en Andorra. ¿Por qué los invierten allá y no aquí? ¿Cuál es el miedo? Mucho amor a la patria ¿no? Y haga la lista con “N” nombres de políticos, delincuentes, empresarios que han envuelto a sus familias y amigos en sus actividades ilegales. Los ponen en riesgo de perder su libertad y muchas veces la vida en ejecuciones de advertencia o venganza.

“Un día harás cosas por mí que odias. Eso es lo que significa ser familia”. Jonathan Safran Foer.

Códigos de honor, frase sin sentido. El frenético y enfermizo deseo de poder y riqueza se lleva entre las patas a las familias. Pulveriza el tejido social, normaliza el crimen y la violencia de toda clase. Los medios glorifican a los delincuentes a través de series, películas, canciones, notas periodísticas, libros.

En la nueva normalidad se necesita un cambio hacia los valores más humanos a través de la educación en las familias y en las escuelas. Ese cambio empieza por cambiar individualmente y con humildad, para extirpar el machismo, la corrupción, el clasismo, el racismo y todo tipo de discriminación. ¡Claro que podemos!

“Si un país debe ser libre de corrupción y convertirse en una nación de mentes maravillosas, creo firmemente que hay tres miembros sociales claves que pueden marcar la diferencia. Son el padre, la madre y el profesor”. APJ Abdul Kalam.

Nota

La familia es sagrada y no se toca: los Tucanes de Tijuana: (https://www.youtube.com/watch?v=TIkQfy2Y70w)

Libros relacionados: Negocios de familia de Francisco Cruz y Jorge Toribio Cruz Montiel. Los amos de México de Jorge Zepeda Patterson. El traidor de Anabel Hernández.

 

 

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