El Diego conocido: Sin mesura y queriendo engañar

Jorge Meléndez Preciado
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Miles estuvimos en la Secretaría de Gobernación, el 6 de julio de 1988, apoyando a los candidatos del PAN, Manuel de Jesús Clouthier; del PRT, Rosario Ibarra de Piedra, y del Frente Democrático Nacional, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. Todos exigíamos un recuento de votos, que se limpiaran las elecciones de ese año y que no se impusiera, según han confesado priistas como el que fue jefe del Ejecutivo, Miguel de la Madrid, a Carlos Salinas de Gortari.

Parecía, que, al fin, se integraba una oposición que podía dejar claro los enjuagues que llevaba a cabo el PRI para imponerse, a como diera lugar (luego vendría la conocida frase de Felipe Calderón “haiga sido como haiga sido”).

Después supimos que, en un encuentro con Carlos Salinas, los panistas Luis Héctor Álvarez, Diego Fernández de Cevallos y unos cuantos más pactaron el triunfo de Carlos Salinas a cambio de varias posiciones y hacer reformas que le interesaban al llamado por Luis Sánchez Aguilar, PRIAN.

Salinas envió mensajes a todos para ofrecerles posiciones en el gabinete, triunfos en gubernaturas, aceptar las victorias en las cámaras de Diputados y Senadores de varios que habían triunfado pero el resultado de las urnas fue modificado.

Me tocó estar en una de ellas, en mi departamento del sur del entonces DF, cuando un amigo mío ofreció hasta la secretaría del Trabajo y la de Educación a un enviado de Cuauhtémoc, más legislaturas diversas. Quien escuchó el ofrecimiento se fue a la cocina para hablar por teléfono, ya que los móviles eran para unos cuantos.

Al regresar, quien entonces militaba en el Partido Socialista de los Trabajadores le dijo a mi amigo: “El ingeniero Cárdenas dice que no. Su único deseo es que se cuenten seriamente los votos”. En ese momento todo concluyó.

En El Universal de aquel año, varios panistas escribieron que aceptaban el resultado que le daba el triunfo a Carlos, y que se legitimaría en la Presidencia de la República si en realidad cumplía las promesas de hacer los cambios que habían acordado PRI y PAN.

Ahora que escucho al mal llamado Jefe Diego que desde Los Pinos se realizaron modificaciones en religión, ejido, educación, la posibilidad de que Vicente Fox fuera presidente al modificarse la Constitución y que la credencial de elector tenga la foto nuestra, más otras zarandajas, reitero lo que siempre he pensado y escrito acerca de ese sujeto Diego: lo único que le interesa es el poder y el dinero, a costa de lo que sea.

La entrevista que tuvo con Carmen Aristegui (Aristegui Noticias, 3 de marzo) lo muestra de cuerpo entero.

Lo que hice con Salinas lo volvería a hacer y “no hay nadie que me pueda acusar con pruebas de haber hecho una componenda con Carlos Salinas”, afirma el hombre del puro inseparable.

Vaya descaro: y las concertaciones, y los moches, y los negocios como el de Jugos del Valle donde Fernández de Cevallos ganó centenas de millones de pesos, entre una lista interminable.

Y eso de que ni con la madre que parió a Salinas, es un insulto que seguramente dejará pasar el autor de mamotretos insustanciales, pero la señora Margarita de Gortari fue una dama y profesora respetable, hermana del gran maestro Eli de Gortari. ¿Tiene caso un insulto como ese?

Además, señalar que los videos de Carlos Ahumada, que le llevaron a la casa a Diego, no eran conocidos por Salinas, es producto de un señor que piensa: los ciudadanos son menores de edad y creen en mis patrañas.

Que los hayan editado mejor o peor, puesto lo que les interesaba y desechado muchas cuestiones (Ahumada dice que tiene un arsenal, pues que los muestre y se deje de asustarnos con el petate del muerto), pero que eso fue una maquinación de la Presidencia a la que se prestaron Joaquín López-Dóriga (caso Gustavo Ponce), Brozo (¡qué vergüenza!), Televisa y algunos más, es innegable.

Por lo tanto, no es ni siquiera lógico que hoy Juan Collado, al cual trataba Diego por ser abogado (resic) y otros más no sabían del caso y la bomba que estallaría.

Es cierto, como dice el queretano, que una de nuestras grandes amenazas para los mexicanos es la DEA (junto con otras agrupaciones yanquis). También que después del río Bravo están los mayores consumidores de droga, los traficantes de armas y que mientras en nuestro país (supuestamente) se combaten a los narcos, en Estados Unidos lo administran como uno de los grandes negocios mundiales en donde están metidos hasta los militares, como en el caso Irán-Contras, que manejó el coronel Oliver North, actualmente presidente de la Organización Nacional del Rifle, todos los que hemos investigado el narco lo sabemos.

Su descubrimiento, entonces, es de párvulos.

Correcto, señor Fernández de Cevallos. Pero no quiera defender a la señora Andrea de Anda, quien maneja la red Ojiva Consultores, quien ha realizado negocios con Ricardo Anaya, algo que El Heraldo de México, del 10 de julio de 2019, la denunció porque capturaron a su empleado, Hugo Andrés Herrera, en Guatemala.

Y menos tiene sustento atacar a Carmen por el turbio caso de MVS.

Que Fernández de Cevallos tiene una red de amigos de lo más selecto para los negocios poco honorables, como los demostró en una grabación Xóchitl Gálvez, es más que evidente.

PD. En mi anterior colaboración, acerca de David Colmenares Páramo, me equivoqué en dos cuestiones: Juan Javier Pérez Saavedra trabajó con Juan Manuel Portal y renunció al llegar Colmenares y Claudia Corichi García siendo diputada votó a favor de David para la Auditoría Superior de la Federación y ahora es funcionaria de esa destartalada oficina. Gracias a un gran amigo por enmendarme la plana.

 

 

Las mujeres no paran: No esperemos otro 8M violento

Jorge Meléndez Preciado
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Las pandemias: de salud y de agresiones a las mujeres que vivimos, eran el preludio de una manifestación singular de ellas.

Para contenerlo se instaló el gran muro frente a Palacio Nacional y se desplegó un enorme contingente policial, que intentaban impedir que las damas protestaran. No fue así. La manifestación fue de miles, la gran mayoría indignadas y los pequeños grupos del Bloque Negro que van destrozando todo a su paso, no importando que un día antes el gobierno de la Ciudad de México descubriera un sitio donde guardaban martillos, bates y varas.

(Además hubo miles de participantes a través de las redes sociales, algo característico en estos momentos sociales).

            El famoso muro fue intervenido artística y sentimentalmente con los nombres de las desparecidas, arreglos florales, poesía, pintura diversa y lejos de desarmarlo o tirarlo, debería ser un elemento de los nuevos tiempos donde miles expresaron su protesta contra la opresión, la desesperación, la evocación y la esperanza.

Después, a pesar del bicho maldito, marcharon lo mismo jóvenes que traían consignas en su cuerpo, mujeres adultas con trajes típicos, estudiantes que insisten en denunciar los abusos en diversas universidades y hasta infiltrados que trataron de hacer del caos su timbre de orgullo.

Una muchacha conminó a un sujeto a retirarse, y lo logró. Otra, sin cubrebocas dijo que iba a recordar a sus familiares desaparecidos. Un hombre mayor llegó hasta Palacio Nacional con los nombres inscritos en una cartulina de su mujer e hija que habían sido asesinadas.

Hubo, dicen las informaciones, marchas en ciudades de 31 estados: Desde la blanca y pacífica Mérida con cientos a Ciudad Juárez, donde hay cuentas pendientes de miles quienes fueron asesinadas o desaparecidas. No faltaron, claro, las comandantas zapatistas, que con su orgullo e hijos a cuestas demuestran que no obstante la transformación en sus comunidades falta por avanzar.

Estamos en la gran revuelta de las mujeres, algo que sucede en muchas partes de manera abierta, pacífica y hasta estridente. Algo que no se puede soslayar. Incluso algunos hemos sido recriminados sin cometer alguna falta, pero es parte de un movimiento que viene de siglos y que tiene víctimas constantes y resultados muy pobres.

Elisa Alanís (Milenio, 9 de marzo), dice que hay 45 violadas y 10 asesinadas diariamente. Lo peor es que hay un 97 por ciento de impunidad.

Aunque lo mejor es que a cuentagotas se van descubriendo nuevos abusadores, como un tal Andrés Roemer, imputado por 63 casos, el cual tenía un programa de televisión, hacía un circo llamado La ciudad de las ideas a costos exorbitantes y hasta gozaba de ser embajador honorario en la Unesco.

Al mencionado sujeto ya se le cayó el espectáculo, lo cesaron en la pantalla chica y hasta derrumbaron parte de un muro (véase como se repiten las malas prácticas) frente a su casa.

En 2019 hubo 40 por ciento de asesinatos cometidos por sus parejas y 4.8 millones de mujeres agredidas en el hogar. Anote además que un millón de niñas fueron violadas por padres, tíos, hermanos, parientes y hasta compadres (Alejandro Hope, El Universal, 8 de marzo).

Los sitios para resguardar a las víctimas, en muchas ocasiones, son como hoteles de paso, ya que luego de unos días tienen que regresar a sus hogares y el abusador ni siquiera ha sido citado con el pétalo de un documento, porque quemarlas no es un “delito grave”.

Que en las instituciones de educación superior no hay resguardo y más parecen sitios inferiores, lo vivimos antes de la pandemia por las protestas y tomas de instalaciones largas en la UNAM. Hasta que tuvo que legislarse y correr a decenas de académicos, trabajadores y doctores varios (¿para qué les sirvió tanto esfuerzo intelectual?)

La propia jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum dijo que ella desde pequeña en transportes, como alumna y hasta destacada estudiante tuvo que sufrir agresiones diversas.

En el mundo: Chile, Francia, España y hasta Myanmar hubo manifestaciones de distinto signo y un objetivo: respeto, apoyo, promoción, enaltecimiento de las mujeres. De no ser así nada cambiará, en serio, en el planeta.

Aquí hubo un saldo leve, aunque innecesario de víctimas: 62 policías y 19 muchachas heridas. Se debe, ahora sí, proceder contra los infiltrados.

La secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, señaló que hay una deuda histórica contra el machismo y a favor de la libertad de las mujeres. Claudia Sheinbaum señaló que se reforzará el operativo SOS casa por casa en las colonias donde la brutalidad de los varones es tremenda. Rosa Icela Rodríguez, por otra parte, llamó a combatir la violencia evitando el lavado de dinero de los grupos delincuenciales (algunos muy notorios en la trata de personas como los de Tlaxcala, Chihuahua y Tepito, en la Ciudad de México).

Dicho trío más otras muy conocidas, señor López Obrador, deben ir resolviendo ese gran problema que se ha acumulado años ha, pero crece gravemente: el respeto, apoyo e impulso a las mujeres.

            Por cierto, hay que legislar acerca del aborto, regresión que llevó a cabo el Partido Revolucionario Institucional a través de Beatriz Paredes.

            No esperemos otro 8 de marzo violento.

 

 

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