Propaganda o publicidad, o qué demonios

Arturo Sandoval
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“La política es asistida por la imagen. El político se conforma solamente
con una buena imagen, ese será el mayor logro que obtendrá”.
Marshall Mcluhan.

Es de considerarse genial la estrategia de medios y propaganda política ejercida por Andrés Manuel López Obrador desde el paso de su gobernanza en el Distrito Federal, su caminar por su triple candidatura a la Presidencia de la República, hasta hoy en cada una de sus mañaneras y sus apariciones públicas en todo el país.

Así, “sin querer queriendo”, los medios de mayor cobertura hasta los pequeños, cubrieron diariamente las mañaneras del 2000 al 2006. Enganchados en el carisma del tabasqueño, quien seducía a la mayoría de periodistas y reporteros que sin reparos festejaban las frases del jefe de gobierno. Tan poderoso fue el Peje que el desafuero se lo pasó por donde quiso, para dejar mal parado al gobierno de Vicente Fox y al procurador Rafael Macedo de la Concha. Llegó el fraude del 2006. Felipe Calderón de muy mala forma le arrebata el poder ganado en las urnas por AMLO, pero no puede detener las manifestaciones y el plantón sobre Paseo de la Reforma de los seguidores de López Obrador, por cierto gente pobre.

Allí, en plena calle comían de los grandes peroles y comales todo tipo de alimentos populares. Las  cobijas enrolladas durante el día, las carpas muy bien montadas, no cubrían totalmente de frío a quienes dormían allí. López Obrador durmió muchas veces bajo esos techos provisionales, donde ratas del tamaño de conejos, se paseaban entre los catres. Sí, contrasta con las vacías casitas de campaña de 1,500 pesos cada una del movimiento Frena.

Todos estos movimientos, discursos y proselitismo liderado por AMLO, lo cubrieron los medios. Hasta ahí, don Andrés no pagó ni un quinto de la difusión de sus acciones y de su movimiento. Miles de millones de pesos de propaganda gratis en televisión, radio, periódicos, revistas.

Durante 25 años los medios siguen a Andrés Manuel, él y su movimiento aprovechan a todos esos medios con espacio-tiempo aire gratis, más sus benditas redes sociales, a las que explotan de forma productiva.

Etihel Cervera, uno de los grandes maestros de la mercadotecnia y publicidad,  precisamente fundador del Instituto de Mercadotecnia y Publicidad, entre varios libros de texto, escribió uno sobre Publicidad y otro sobre propaganda política. En sus clases marcaba muy enfáticamente la diferencia entre publicidad y propaganda. Publicidad principalmente es llamar la atención sobre un producto o servicio comercial; ambos se obtienen a través del dinero, se compran, se adquieren en transacción comercial de beneficio mutuo entre vendedor y comprador. Publicidad es la parte de la mercadotecnia para concretar  con la venta de un producto. La publicidad no vende, sólo informa sobre las virtudes o beneficios de productos y servicios; crea necesidades. Propaganda puede ser política, religiosa, ideológica o de otra índole, siempre que no haya intercambio comercial. Se trata de infundir ideas o conductas.

Para esto último López Obrador se pinta sólo con sus mañaneras, famosas mundialmente como estrategia de comunicación.

Graue critica y propone

Enrique Graue, habla sobre la pandemia, no dice nada nuevo, todo ya es conocido en su discurso: “Ha evidenciado… Rezagos crónicos…  El sistema de salud ha sido rebasado…” 

Propone el oftalmólogo Graue: “acelerar el diagnóstico mediante pruebas de antígeno, priorizar la atención de personas mayores y con comorbilidades; asegurar la provisión de servicios de salud para pacientes con otras enfermedades; el aislamiento seguro, proveyendo espacios de confinamiento voluntario pre-hospitalario para disminuir el contagio intradomiciliar y la sobrecarga hospitalaria”. Pues que no sabe don Enrique que las pruebas de antígeno dan muchos falsos positivos y falsos negativos; que es la prueba PCR la de mejores resultados, según datos publicados por especialistas científicos. No se entera de la apertura del nuevo Hospital  General  del ISSSTE en Tláhuac el miércoles próximo, con el 80% de atención Covid. Walmart ofreció sus estacionamientos para espacios de todo tipo en salud para combatir el Covid. Graue tiene en este momento en la UNAM múltiples espacios disponibles, cerrados y abiertos y no ofrece nada.

Muchas de las comorbiliades de estudiantes, maestros y trabajadores, que menciona Graue, son provocadas por la comida y bebida chatarra, y cigarros de venta en cientos de lugares dentro de Ciudad Universitaria, incluso con máquinas expendedoras dentro de las oficinas de la UNAM.

Los millones de pesos dedicados a la comodidad del rector Graue pueden usarse para vacunas, tanques de oxígeno o respiradores y no en chef clase mundial ni camionetas de lujo; aparte de su enorme sueldo con prestaciones ofensivas en comparación con lo que reciben la mayoría de trabajadores y académicos de la UNAM.

https://podcasts.apple.com/us/podcast/qu%C3%A9-hace-un-chef-en-rector%C3%ADa-insectos-comestibles/id1436217593?i=1000419697289

El auto de producción en serie más rápido del mundo SSC Tuatara

Sin duda uno que otro junior, hijo de político corrupto o de empresario millonario estará en frenética carrera para obtener un auto SSC Tuatara y pasearlo en la calle de Mazarik, hacer sonar su motor en el complejo de Interlomas o pisar a fondo el acelerador en la sección del Periférico de Perisur a Cuemanco, donde mueren más jóvenes en choque de autos.

Difícilmente hay lugares donde se pueda correr ese auto a 450 kilómetros por hora, desde luego imposible hacerlo en las calles angostas y empedradas de San Ángel o Coyoacán. Quizás en las muy largas rectas de decenas de kilómetros de las carreteras del norte del país.  Y para locos, siempre habrá un papá millonario que le regale a su hijo de 17 años un auto de estos para compensar el tiempo que no le dedica. Es como si le regalara un camión cargado de dinamita, donde no sólo la vida del conductor peligra, también de gente alrededor del camión. Hay listas sobre estos particulares casos.

El SSC Tuatara es de producción limitada a 100 vehículos con un precio superior a 1.6 millones de dólares, equivalente a más de 33 millones de pesos; o prefiere usted comprar 165 autos de 200 mil pesos; convertido a número de boletos del Metro: 6’600,000 viajes.

Nota

La frase “va hecho la chingada” se convierte en mero eufemismo por este modesto carrito.

 

 

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