Los políticos espíritas de 1940 a 1952

 

Pablo Cabañas Díaz

Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

 

El exgobernador interino de Michoacán, Rafael Álvarez y Álvarez de la Cadena (1887-1954), nació en Zamora, Michoacán, en una familia aristocrática. “Cuando lo conocí”, anotaba el escritor Gutierre Tibón en su libro Ventana al mundo invisible, “el señor Álvarez y Álvarez era un sexagenario que no aparentaba su edad. Muy activo como presidente del Monte de Piedad, encontraba tiempo para dedicarse a sus aficiones artísticas: la pintura y la música; y para leer libros y más libros de ciencias ocultas. Poseía una de las mejores bibliotecas de México en este campo”. Según Tibón, fue en 1930 que don Rafael abrazó la causa espírita, después de que entidades desencarnadas le extrajeron los cálculos renales que lo atormentaban, a través de una operación practicada por la señora Agustina Samperio de Rosales.

 

Al sanar, don Rafael frecuentó varios grupos espíritas de la Ciudad de México, donde en 1933 conoció a Luisito, su alter ego, un raro médium que participó; en sus sesiones. En el libro Los poderes de la mente de Alejandro Parra, se explica que, con la indispensable colaboración de Luisito, pero exclusivamente de su peculio y estricta dirección, Álvarez y Álvarez fundó en 1939 el Círculo de Investigaciones Metasíquicas de México, mismo que en 1944 cambió a Instituto Mexicano de Investigaciones Síquicas (IMIS).

 

Según anotaciones de Tibón, las facultades de Luis Martínez Pérez, Luisito, fueron advertidas cuando tenía seis años: al dormir el niño aparecían esferas luminosas alrededor de él, notorias en la oscuridad de la habitación; la noticia llegó a un círculo espírita de la calle San Ciprián, en las afueras de la ciudad, grupo al que fue invitado a participar como incipiente médium, ganándose unos pesos con el permiso de su madre.

 

         En los años de 1940 a 1952, diversos políticos mexicanos asistían al Instituto Mexicano de Investigaciones Síquicas (IMIS) y ante la presencia de un notario público, levantaban testimonios de cada sesión. En una quinta de Tlalpan se reunía un grupo de políticos. Llegaron a coincidir: Miguel Alemán Valdés y su esposa Beatriz Velasco, Ezequiel Padilla, Manuel Ávila Camacho. Las memorias de estas sesiones consignan cosas extrañas: telequinesis, levitaciones, materializaciones y otras. Cuéntase que un espíritu conocido como Amajur, se presentó en agosto de 1945; se acercó al general Plutarco Elías Calles y le dijo: “Dios me ha permitido venir a protegerte. Yo siempre estaré contigo”.

 

El periodista Wenceslao Vargas Márquez menciona que la primera sesión a la que acudió Plutarco Elías Calles fue la número 18, registrada el 9 de julio de 1941. Entre julio de 1941 y su muerte en octubre de 1945 asistió a 34 sesiones. Murió, pero siguió participando… como espíritu. Las actas registran la participación del espíritu de Plutarco Elías Calles a partir del 4 de marzo de 1947 siendo la décima y última el 10 de diciembre del mismo año.

 

Es famosa la sesión del 20 de agosto de 1942 porque en ella coincidió con Miguel Alemán Valdés y su esposa Beatriz Velasco, además del secretario de Relaciones Exteriores, Ezequiel Padilla. Cabe mencionar que Alemán Valdés en ese momento era el secretario de Gobernación de Ávila Camacho. En el IMIS, se realizaban sesiones de materialización de objetos y seres, con médiums y diversos asistentes organizados en un círculo espiritista; en dichas prácticas participaron personalidades como Gutierre Tibón, Jaime Torres Bodet, Antonio Méndez Bolio, Miguel Alemán Valdés, Plutarco Elías Calles, Ezequiel Padilla y muchos otros.

 

En todas las sesiones siempre destacó el trabajo de Luisito, que lograba en sus sesiones no solo aportes (materializaciones concretas de objetos) sino también la aparición de figuras con todo el aspecto de vida, que respondían coherentemente a las preguntas de los asistentes o bien, daban mensajes específicos a uno o varios de los asistentes a la sesión.

 

Las actas de esas sesiones espiritistas fueron publicadas en un libro por el antropólogo, filólogo, inventor italiano, radicado en México, Gutierre Tibón (1905-1999), en el año 1960. Se titula Una ventana al mundo invisible. Cada acta espiritista tiene el nombre de los participantes de esa noche. Además, Gutierre Tibón, publicó al principio del libro una lista alfabética de la mayoría de los participantes.

 

En esas sesiones aparecen de manera frecuente los nombres y firmas de Félix F. Palavicini (periodista tabasqueño, constituyente de Querétaro en 1917), Antonio Médiz Bolio, Ramón Beteta secretario de Hacienda con Miguel Alemán, Plutarco Elías Calles, Javier Icaza (escritor), Gonzalo Gual Vidal (hermano del titular de la SEP), Luis N. Morones (sindicalista, íntimo seguidor de Calles con quien había vuelto del exilio en 1941), y un largo etcétera de personajes.

 

El acta del 27 de mayo de 1943 consigna que el médium fue Luisito. La sesión comenzó a las 21:25 y la cadena estuvo formada por 19 personas. Fueron ellas: Plutarco Elías Calles, Ezequiel Padilla, Guadalupe C. de Padilla,  y otras 15 personas.

 

         “En esta sesión había como novedad, entre el mobiliario, un tambor reglamentario del ejército, que fue colocado en el piso dentro del círculo. Juguetes, flores y demás como de costumbre (…) Vino el espíritu del maestro Amajur, llamando la atención del señor Bernardo Bandala, frente a quien se agachó tomándole un pie para pasar insistentemente su mano por el tobillo y aún más arriba (…) Se acercó al médium y lo iluminó como dándole pases, en forma tal que el señor Álvarez, su señora y el Gral. Calles vieron al médium recibiendo la luz del Maestro. La primera sesión a la que asistió del exjefe máximo de la Revolución fue el miércoles 9 de julio de 1941, escoltado por el general José María Tapia, quien lo introdujo al instituto, y del general José Álvarez, hermano del fundador del IMIS; ambos militares serán compañeros frecuentes de Calles y adeptos espíritas por muchos años.

 

El general aparece como asistente en nueve actas de 1941; a la sesión del 23 de julio acudió con Tencha, como cariñosamente le decía Plutarco a Hortensia, su primogénita. En la sesión del 12 de noviembre se presentó ante el expresidente uno de sus hijos, muerto en la infancia; la esencia de un niño pequeño, de facciones delicadas, se aproximó al general “en demostración de identidad, tocándolo dos veces”.

 

Por lo común, en las sesiones del IMIS eran invocados un par de maestros: el doctor Enrique del Castillo y Amajur, quienes daban consuelo a los asistentes con pases curativos y saturando agua con fluidos magnéticos, bebida ahí mismo por los concurrentes necesitados.

 

En el acta del día 10 de diciembre de 1941 puede leerse:

 

“Se presentó la figura del Maestro Amajur que se dirigió a la Sra. Álvarez, a quien estuvo curando, haciendo lo propio con el Gral. Calles”.

Una vez desencarnado el general, su espíritu seguía presentándose en las sesiones del IMIS; en 1947 hay diez actas confirmado su aparición. En la del 4 de marzo está anotado:

 

Recibimos enseguida la visita del señor Gral. Calles que se presentó frente al Lic. Valenzuela y le dio un abrazo muy fuerte que todos oímos, pues las palmadas que daba en su espalda eran estrepitosas”.

 

En la sesión del 10 de junio el espíritu del general se corporiza y saluda a todos los presentes con un abrazo, incluso al médium. Les dijo:

 

“Mis queridos amigos, qué gusto tengo de encontrarme de nuevo entre ustedes y los elementos de nuestro centro de Cuernavaca, en ese centro donde empecé a ver la luz de esta sagrada ciencia que me guio por el camino del espíritu, del progreso y de la verdad. Mis queridos amigos, yo los quiero con el corazón, pero no con el que quedó en una fosa en la tierra, sino con el corazón del espíritu que nunca muere y con el que seguiré protegiendo a ustedes”. Plutarco Elías Calles murió en octubre de 1945, pero siguió asistiendo, sin excusas. Nunca usó, para faltar, el pretexto de que ya estaba muerto.

 

 

Pin It