En la apología del delito las disculpas no valen

Teresa Gil / Libros de ayer y hoy
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Son muchos los que como Francisco Martín Moreno lanzan al aire las más terribles incitaciones y después utilizan la disculpa para quedarse tranquilos. Se les olvida que la instigación florece en las mentes ajenas y que el que se disculpa se queda quieto, en tranquila conveniencia, pero sus palabras lograron o pueden lograr el objetivo. Lo vimos de una manera terrible en meses pasados en Venezuela en las imágenes de varios quemados por la oposición que sigue a Juan Guaidó, ante multitudes que en parte permanecían tranquilas y otros que ayudaban a los verdugos. Nunca ha quedado clara la muerte de Luis Donaldo Colosio, pese a las muchas teorías, pero si nos  apegamos a la oficial ¿habrá captado Mario Aburto en la mente de muchos priistas los deseos del poder que ostentaba en ese tiempo Carlos Salinas de Gortari, lo que finalmente ejecutó? Es común advertir que ante los deseos expresados no en palabras sino en actitudes por un poderoso, un servil toma esos deseos  y los pone en práctica. No creo que Martín Moreno, no lo llamo escritor porque es ofensivo para los demás escritores, ignore que la apología de un  delito es penado y que el solo hecho de lanzar provocaciones, si el delito no se comete, puede ser sometido a un sistema de reivindicación social que irremediablemente debe pagar. Y que si el delito se configura como él lo incitó le aplican la pena equivalente a ese delito. Artículo 208 del Código Penal Federal.

El odio a las ideas diversas conduce a pedir la quema total de cuerpos

Las viejas historias sobre las quemas de brujas desde lejanos tiempos medievales, se expresan en toda su magnitud a inicios del llamado Siglo de las luces y era el Santo oficio, la Inquisición surgida en 1478, la que las aplicaba. Escritores, cronistas, poetas lo señalan. En México, Juan Ruiz de Alarcón fue uno de ellos entre muchos. Por lo general se menciona a Tomás de Torquemada como incinerador de libros para eliminar la sapiencia, las ideas que se oponían a una iglesia totalizadora, pero se pasa de largo casi siempre a los miles de seres enviados a la hoguera por órdenes del inquisidor más malvado y sangriento que ha existido en el mundo. Los propios delineadores de su conducta, desde el interior de la Inquisición, señalan que en los años de sus funciones murieron más de diez mil personas y más de cien mil fueron sometidos a las torturas más infames que los dejaron en muchos casos lisiados. La quema de brujas se desparramaba por Europa en esos siglos de oscurantismo y aun cuando la luz aparecía. Cuando se aplicó en México en los años de la Colonia, más a fines del siglo XVII, hay muchas consejas, chismes e historias que describen los juicios inquisitoriales contra mujeres que apoyadas en conocimiento y aplicación de yerbas y sacrificio de animales, se ostentaban como milagrosas y videntes. La iglesia católica utilizó el fuego para borrar con él a sus opositores e infieles. Casos aparecían de vez en cuando en tiempos modernos relacionados con la religiosidad y el fanatismo y uno de ellos, descrito al máximo por medios casi a finales del siglo pasado, fue el de los narcosatánicos que utilizaban el fuego y el destazamiento de cuerpos para su rituales. El señor Martín Moreno y gente de Frena que lo secunda, no han pasado de esas épocas oscurantistas.

Hawthorne, autor que emigró de Salem para olvidar la quema de brujas

Nathaniel Hawhorne considerado por muchos el más grande escritor estadunidense de siglo XIX, le agregó la letra W a su apellido para liberarse del pasado afrentoso de su tatarabuelo John Hathorne, que fue el juez que condenó a 19 mujeres a la hoguera, en la ya famosa Salem, Massachusetts, donde nació el escritor en 1804. Se avergonzaba de ese ascendiente y de muchas maneras lo expresó en sus escritos como en La casa de los siete altillos (Editorial Offset, 1988) en la que habla de los efectos de los ascendientes en la nuevas generaciones. También condenó el oscurantismo que se ensañaba en las mujeres como en La letra escarlata considerada la más famosa de sus novelas. En una conferencia dictada por Jorge Luis Borges  en el Colegio Libre de Estudios Superiores  en Buenos Aires en 1949 (Nueva antología personal, Club Bruguera, 1979) hace una amplia exposición sobre Hawthorne y de paso se mete para darle un toque, al tema de las alegorías que según él aplicaba mucho Nathaniel en sus escritos. Borges lo presenta como un soñador, un escritor pleno de perfiles algunos no aceptados por el argentino que era un crítico feroz, pero del que asume que se trata de uno de los más grandes escritores de América. Nuestro Premio Nobel Octavio Paz también cayó en su hechizo y participó en la ópera en la que convirtieron el cuento de  Hawthorne La hija de Rapaccini. Las brujas quemadas en Salem han sido tema de películas  y Arthur Miller fue al autor que inspiró la más famosa con su  tema Las brujas de Salem, El crisol, escrita en 1952. Como un epitafio, Borges dice que además de uno de los grandes escritores, “Muerto Hawthorne, los demás escritores heredaron su tarea de soñar”.

 

Teresa Gil: Sonora Queherida

Maritza Rivera y Ernesto García Núñez
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Retazos

La luz del crepúsculo sobre el enorme tejabán, es lo último que veo cada día cuando giro en medio de la tarde noche para que el tata me mire. Lo normal son las mañanas soleadas que transcurren en las parvas de trigo, mientras mi hermana y yo esperamos que termine la trilla. Todo parece girar en torno a una cosa: se escuchan ruidos, voces, graznidos de pájaros, pero curiosamente todo parece estar en silencio. Como si los sonidos confluyeran a eso. Como en la mezcla de colores que conduce a lo blanco. (Relato. Crueldad. La falda corta, 2005 y 2017).

Viví parte de mi infancia a la orilla del mar, enfrente de una isla que brillaba como si estuviera en medio del fuego. El paredón colorado, le decían. Yo veía desde la playa los reflejos circulares del sol sobre la isla, que me deslumbraban y pensaba en esas estampas del Cristo que desciende por segunda vez sobre la Tierra, en medio de una luz resplandeciente y cegadora. (Crónica, La isla que brillaba, 2007).

La forma de realizar el crimen puede ser independiente del instrumento e incluso no necesitar de él. Quien arroja a alguien de un quinto piso solo necesita pararse detrás de la víctima y empujar. Las viejas formas también se fueron estrechando y ya no resulta atractivo poner cianuro en una copa o echar a rodar una piedra desde el acantilado. La barra de hielo que se deshizo y dejó a un hombre ahorcado, enigma que quebró la cabeza de muchos en lejanos tiempos, ya es obsoleta. O el pequeño boquete en la pared que permitió la entrada de la serpiente venenosa que después desanduvo el camino, tampoco es noticia. El ingenio en la forma de provocar la muerte o realizar el crimen, ha tenido que correr parejo con la evolución de los tiempos y también con el surgimiento de las nuevas tecnologías. (Ensayos, Mis crímenes con la señora Miller. Apuntes de novela policial, 2015).

Entre la bruma de sus recuerdos asoma el rostro dulce de una niña: una carcajada burlona que se expresa sin rostro y muchos personajes deshilados que siempre la conducen a lo mismo: ¿existió o no aquella aventura?

En la poltrona de su casa se mece suavemente y escucha entre el crujido de la silla, los gritos muy lejanos que la llaman. Se ve enorme y pequeña a la vez a la distancia y un recorte de periódico que su madre le enseña, resalta su extravío: “Desaparece niña en un barranco. La última vez que se le vio iba detrás de un gato”.

Ahora, muertos todos, vienen a sus recuerdos los misterios del tiempo, la fantasía que la obligó a contarles una historia inventada, Pero hay algo que siempre está presente y que es como un castigo a sus dislates. Ella misma se ve, ahora anciana, joven, bella, sonriente, reflejada su imagen, cada vez que se mira en el espejo. Relato. Espejo. Lo que no se dijo. Minis y otras pequeñeces, 2015).

Nada había

El rocío formaba
como un rostro sonriente
una promesa alada
que llamaba en las sombras.
Y entonces (de repente),
el corazón saltaba
de la almohada,
se asomaba a lo oscuro.
Relámpagos tardíos
alejaban la lluvia
y un perfumar de lilas
se filtraba hasta el lecho.
Pero todo era un sueño.
Nada había en la blanca suavidad de la bruma
era solo la noche,
con su aliento.
(Poema, Ella va todavía caminando, 2016).

Solo eso
Imagínate en la noche
cuando pulula el viento
lo que dice ti, de mí,
de los ajenos.
Pasan las sombras raudas
y el sonido se extiende
por los árboles
como voces que escapan
desquiciadas.
Y hay un frio de espectro
y un aullido,
que se trasmina al alma,
Y en la noche profunda,
fría, oscura, distante,
todo confluye en todo.
Algo existe en las sombras,
es solo un aleteo
sobrio, estático, frío,
donde el silencio, al fin,
es el silencio.
(Poema, Ella va todavía caminando, 2016).

Teresa de Jesús Gil Gálvez, Teresa Gil, Tere Gil, Teregil, los nombres que uso, no he sido poeta en mi tierra, ni escritora, ni periodista, ni abogada. Son, al fin al cabo como decía Carlos Monsiváis, atributos que los demás deben reconocer. Prefiero ser agnóstica, crítica, antiesquemática y comunista. La vida me lo reconoce. Nací en La Colorada, Sonora, pero Sinaloa me quiso robar el nacimiento ya que me registraron en Bamoa, Sinaloa, ya muy grande y soy sonorense solo por una letra; en lugar de poner Sin en mi acta, pusieron Son. Estudié en la Unisón que me dio mención honorífica por mi tesis La libertad de prensa en México. En mi estado trabajé en los más importantes medios de la época, hasta 1972, cuando salí en un tren hacia la capital del país donde he vivido y trabajado en medios importantes, diarios, semanarios y revistas, con breves retiros al mundo, entre ellos una corresponsalía en España.  Desde hace siete años publican en redes relevantes mi columna Libros de ayer y hoy, para promover la lectura. He publicado ocho libros. Me han dado premios de muchos tipos, pero no suelo promoverlos. Prefiero que digan: ¡Qué buen libro publicó Teresa Gil!  O ¡Qué buena columna escribió hoy la Teregil!

(Colectivo Cultural, Cut, Guerrero y Oaxaca, colonia Centro. Hermosillo, Sonora. Octubre 2020, número 10).

 

 

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