García Luna, “líder de una empresa criminal”

 

* Es uno de los cinco cargos que le atribuye el Departamento de Justicia de Estados Unidos * Genaro era el súper secretario de Felipe Calderón * El expresidente jura y perjura que “no estaba enterado”

 

Pablo Cabañas Díaz

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En los primeros días de septiembre de 2006, Ismael (el Mayo) Zambada, líder del Cártel de Sinaloa, pactó con Arturo Beltrán Leyva (el Barbas), acercarse al entonces recién electo presidente Felipe Calderón para poner como encargado de la seguridad nacional a Genaro García Luna. Este episodio es el punto de partida del libro El licenciado, que recién publicó el periodista Jesús Lemus, en el que desmenuza al “súper policía” que ahora es señalado como el artífice principal de la violencia que azotó a México en el sexenio de Felipe Calderón (2006-2012) con su famosa guerra contra el narcotráfico.

 

A solo 20 días del trascendente encuentro entre los líderes criminales, cuando el operador del Cártel de Sinaloa, Sergio Villarreal logró coincidir con Calderón Hinojosa en el bautizo de la hija del entonces senador Guillermo Anaya Llamas. Era la tarde del 25 de septiembre de 2006, y el entonces presidente electo de México, acompañado de su esposa, Margarita Zavala Gómez del Campo, se presentó al pie de la pila bautismal de la Parroquia de la Encarnación de Torreón, Coahuila, para apadrinar a la hija de Anaya Llamas, casado con María Teresa Aguirre Gaitán.

 

Nada habría tenido de especial, salvo, porque el senador Anaya era cuñado de Sergio Villarreal, llamado el Grande por su estatura –casi dos metros–, presunto operador de la organización criminal de los Beltrán Leyva, que había penetrado desde años atrás a las estructuras del poder político de la comarca lagunera.

 

Además, porque el operador criminal y el entonces presidente electo coincidieron en el banquete ofrecido por la familia Anaya Aguirre. Aunque la familia no se escoge, tampoco debería negarla un político ansioso por lucir inmaculado, pues esto suele acarrear consecuencias desagradables. Adolfo Hernán Villarreal, hermano del Grande, contrajo nupcias, años atrás, con María Anaya Llamas, hermana del senador, con quien procreó dos hijas.

 

Guillermo Anaya dijo al periódico El Siglo de Torreón (6/3/06) que su cuñado Adolfo había abandonado a su hermana tres años atrás (2004) “y desde entonces no hemos sabido de él ni a qué se dedica actualmente”.  Todo indica que era una mentira del senador Anaya: el matrimonio Villarreal Anaya se mantuvo unido al menos hasta el 2 de junio de 2005 –año previo al bautizo–, fecha en que el mismo diario publicó una foto de la pareja sentada a la mesa de una fiesta.

 

De hecho, Elsa María Anaya inició su trámite de divorcio hasta septiembre de 2006, justo dos días antes del sonado bautizo, como consta en autos del Juzgado Tercero de Primera Instancia del Ramo Familiar en Torreón, Coahuila.

 

A pesar de esas dos pruebas, en 2007, Anaya exageró aún más, y dijo en una declaración de prensa que tenía 10 años que no veía a su cuñado y que su hermana se había divorciado en 2005.

 

Los expedientes señalan que Adolfo Hernán y Elsa María estuvieron unidos al menos hasta 2012. Aunque el 28 de julio de 2007 se publicó una sentencia que disolvió su vínculo matrimonial (expediente 652/2006), en el mismo juzgado hay otro expediente, de 2012, que describe acuerdos (0010/2012), y el cual daba trámite a un (¿nuevo?) divorcio de la pareja, ahora por mutuo consentimiento.

 

Meses después, indica Lemus en su libro, el mismo García Luna –que ya era socio de los Beltrán Leyva desde años atrás– concretó la reunión entre el Grande y Felipe Calderón, ocurrida en octubre de 2006 en la Ciudad de México. Duró menos de 20 minutos. Ahí Sergio Enrique contó al entonces presidente electo la petición de los cárteles que representaba: 20 millones de dólares era el pago si aceptaba poner a García Luna al frente de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP).

 

La respuesta de Felipe Calderón, según el Grande, citado por Lemus en su texto, fue: “dile a los señores que estén tranquilos, que no se les va a molestar”. “Esa versión es la que –Sergio Enrique, actualmente testigo protegido de la DEA en Texas– mismo platicó decenas de veces en la cárcel de Puente Grande cuando estaba con Lemus en el mismo pasillo y era vecino de celda.

II

Del 2006 al 2012 las actividades del narcotráfico han sido documentadas por periodistas y agencias de inteligencia, pero todavía hay muchos puntos sin aclarar. Queda la duda de si realmente se combatió a un poderoso enemigo inasible –los cárteles del narcotráfico–, y que a la vista de todos se extendió, se potenció con cada golpe infringido.

 

La violencia, la inseguridad y el miedo se generalizaron hasta volverse realidades cotidianas del conjunto de la sociedad, en todos los rincones del país, y ya no sólo en algunos estados y municipios como era el caso antes de que declarara la guerra al llamado crimen organizado, a diez días apenas del inicio de su régimen.

 

El saldo de alrededor de cien mil muertos es estremecedor; sin duda muchos miembros de los cárteles, asesinados en ajustes de cuentas o en enfrentamientos con el Ejército y la Marina al igual que hombres, mujeres, jóvenes y niños considerados por el gobierno “daños colaterales”, como víctimas que tardó en reconocer por la presión de la sociedad. La herencia de muerte que nos dejó Calderón se complica más con la detención de García Luna, a quien el narcotraficante Jesús (el Rey) Zambada García, hermano de Ismael Zambada, aseguró que el exsecretario de Seguridad Pública de México, aceptó sobornos del Cártel de Sinaloa.

 

También habrá que transparentar la actuación del exministro de la Suprema Corte de Justicia, Eduardo Tomás Medina-Mora Icaza, quien fue muy cercano a Genaro García Luna. Dos altos funcionarios señalados entre los más corruptos en las administraciones de Vicente Fox y Felipe Calderón.

 

Medina Mora inició como titular del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), de 2000 a 2005; fue secretario de Seguridad Pública, de 2005 a 2006; procurador general de la República (PGR) 2006 a 2009; embajador de México en Reino Unido de 2009 a 2013; embajador de México en Estados Unidos de América de 2013 a 2015 y, ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) hasta 2019. Su cercanía con Juan Collado, Enrique Peña Nieto, Carlos Romero Deschamps y Diego Fernández de Cevallos lo hace un personaje muy sensible en los temas que se habrán de abordar en el juicio de García Luna.

 

A finales de 2018, un testigo colaborador de la fiscalía estadunidense implicó a García Luna con el Cártel de Sinaloa. Priistas y panistas respondieron cuestionando la veracidad de los dichos de criminales confesos. Un año después, autoridades estadunidenses arrestaron a García Luna, presentándole cuatro cargos: tres por conspiración para traficar cocaína y uno por corrupción. Por estos cargos, podría enfrentar entre diez de prisión y cadena perpetua.

 

Fue el 20 de noviembre de 2018 cuando el primer testigo colaborador de la fiscalía estadunidense –en el famoso juicio contra Joaquín Guzmán Loera– habló de Genaro García Luna. Se trataba de Jesús Reynaldo Zambada García, alias el Rey, hermano menor del Mayo Zambada, socio y compadre del Chapo. Fue el abogado de Guzmán Loera, William Purpura, quien empezó a preguntar por el exfuncionario mexicano.

 

A García Luna, en el año 2000, Medina Mora le dio el cargo de director de Planeación y Organización de la Policía Judicial Federal. En 2001, García Luna creó la Agencia Federal de Investigaciones (AFI), de la que fue su director general. En noviembre de 2005, recibió el premio de Administración Pública, INNOVA, por “resolver secuestros en tiempo real”. Uno de los casos más emblemáticos fue el de Teresa González, Alberta Alcántara y Jacinta Francisco Marcial. Ellas eran comerciantes indígenas hñähñú, que vendían sus mercancías en el mercado de Santiago Mexiquititlán, Querétaro. En agosto de 2006, agentes de la AFI decomisaron mercancía a varios vendedores ambulantes. Alegaron que era piratería. Cometieron excesos y violencia contra población muy pobre.

 

La población retuvo a seis de los agentes; demandaron que regresaran las mercancías. Los agentes acusaron a las tres mujeres indígenas de secuestro. Ellas pasaron 10 años en la cárcel, a pesar de la diferencia de fuerzas entre tres mujeres indígenas y seis agentes armados. A pesar de las violaciones de derechos humanos que los agentes cometieron. A pesar de que no había pruebas. Posteriormente, un tribunal colegiado de la Ciudad de México las liberó. El Estado mexicano tuvo que disculparse sobre el caso, en 2017.

 

La tendencia a la teatralidad acompañó siempre a García Luna. Por ejemplo, el caso de Rubén Romano, entonces técnico del Cruz Azul. El 19 de julio de 2005, Romano salía de un entrenamiento al sur de la ciudad, cuando fue secuestrado. Los criminales exigían más de 5 millones de dólares. Tras dos meses, el exfutbolista argentino fue rescatado, ileso.

 

Fue ciertamente un operativo exitoso. Sin embargo, hubo un detalle en la liberación: ésta fue televisada “en vivo”. Romano fue exhibido ante los medios portando una playera con la leyenda “Rescatado por la AFI”. Más adelante, Romano narró a la revista Proceso que debió esperar más de una hora en la casa de seguridad; y probablemente se debió a que la AFI esperó a los medios para presentarlo ante el público.

 

El 9 de diciembre de 2005, Televisa emitió la supuesta aprehensión en vivo y directo de dos secuestradores Israel Vallarte y la ciudadana francesa, Florence Cassez. Un mes después –también en un programa con Denisse Maerker–, Cassez advirtió que ella y su pareja no fueron detenidos el día 8 de diciembre y no el 9 de diciembre, como difundió la AFI con ayuda de Televisa. Cassez recibió sentencia pocos meses después. Para 2013, la Suprema Corte determinó ponerla en libertad por irregularidades en el proceso –el montaje televisivo–. Hasta la fecha, Israel Vallarta está detenido y sin sentencia.

 

III

En el sexenio de Felipe Calderón, García Luna, como secretario de Seguridad Pública, pactó con Televisa la producción de una miniserie. La institución pagó 118 millones de pesos a la televisora. El productor Pedro Torres se sirvió de las instalaciones de la corporación para armar la serie. La transmisión se suspendió por presiones de las redes sociales; pero el dinero ocupado en la exhibición nunca se transparentó.

 

Durante la gestión de García Luna, los narcotraficantes eran presentados en los hangares de la Policía Federal; expuestos ante los medios. Montaban en una escenografía con policías encapuchados, portando armas automáticas. En el fondo de la imagen transmitida en noticieros de cadena nacional lucían flamantes helicópteros o aeronaves de la dependencia.

 

En la calle, “la mano dura” que presumía Calderón y en la televisión la teatralidad del súper secretario armó la narrativa de la guerra contra las drogas. García Luna enfrentó acusaciones dentro y fuera del gabinete calderonista. El propio Medina Mora tuvo fricciones con García Luna por la visión de la guerra contra las drogas. El primero sugería la inteligencia financiera, el segundo aplicaba el uso de la fuerza.  El resultado fue según cifras oficiales un total de 120 mil personas  muertas y más de 20 mil desaparecidos.

 

IV

También se encuentra en prisión Iván Reyes Arzate, excomandante de la Policía Federal (PF). Al excomandante intencionalmente se le ningunea, fue arrestado el 23 de enero 2020, en Estados Unidos, pero es un testigo clave sobre muchos sucesos que se vivieron entre 2006 y 2012. Uno de ellos, fue un atentado, contra dos agentes de la Agencia Central de Inteligencia (CIA). Se dio a unos meses de concluir el sexenio de Felipe Calderón.

 

¿Quién ordenó el atentado? Es una pregunta que, aunque se intuye quien fue no tiene una respuesta oficial. Tampoco sabemos cuál fue el móvil de esa acción. ¿De qué se protegió a García Luna? Se aduce que hubo órdenes superiores para esa acción, según invocan los agentes que ahora se encuentran en prisión. ¿Dadas por quién?

 

El atentado tuvo lugar el 24 de agosto de 2012 en Tres Marías, municipio de Huitzilac, en el estado de Morelos. Policías federales dispararon contra una camioneta que supuestamente transportaba a funcionarios de la Embajada de Estados Unidos en México. Quienes dispararon contra el vehículo lograron despedazar el blindaje. Queda claro que el objetivo de los agentes federales era “ejecutar” a quienes iban en la camioneta.

 

Los nombres de los agentes proporcionados en las indagatorias fueron: Chess Hoods Garner y Stan Dove Boss, y un capitán de la Armada de México al que no se identificó su identidad –y que fungía como chofer. La camioneta era una Toyota, Land Cruiser de 2010.

 

El gobierno de Calderón trató de ocultar los hechos ocurridos en Tres Marías, pero La Jornada publicó el 12 de septiembre de 2012, grabaciones que revelaban que los policías federales violaron protocolos de acción y dispararon sin que mediara agresión. El diario además señaló que había cuatro videos, y tres grabaciones de la persecución.

 

Ante esta situación el 18 de septiembre de 2012, García Luna ante las más altas autoridades del gobierno de Estados Unidos, se disculpó por el ataque de policías federales. “Quiero aprovechar para pedir una disculpa institucional y personal por los hechos ocurridos en Tres Marías”, se lee en la transcripción de las palabras del entonces secretario de Seguridad Pública, ante el Grupo Consultivo de Alto Nivel de la Iniciativa Mérida, del Departamento de Estado y que fueron filtradas a la revista Proceso. Esas disculpas fueron externadas a la secretaria de Estado Hillary Clinton, el procurador general Eric Holder y  Janet Napolitano, quien era la secretaria de Seguridad Interior. García Luna fue obligado a manifestar: “Vamos a hacer todo para castigar a los responsables”.

 

Felipe Calderón sabe por qué se perpetró el atentado contra los agentes de la CIA y un capitán de la Marina mexicana. Durante años Calderón evitó hacer comentarios sobre los nexos que tenía su “hombre fuerte” con el crimen organizado. Informes recabados en México y en Estados Unidos, señalan las múltiples relaciones de García Luna con miembros del narcotráfico como los hermanos Beltrán Leyva, con Los Zetas y el Cártel del Golfo. Diferentes voces denunciaron la relación de García Luna con los cárteles del narcotráfico.

 

Desde la Barbie hasta José Luis Santiago Vasconcelos, el zar antidrogas, quien dijo públicamente que García Luna protegía a los hermanos Beltrán Leyva que, en aquellos años, seguían unidos al Cártel de Sinaloa y eran conocidos como La Federación.

 

V

A todos impactó la forma en que fue asesinado Édgar Eusebio Millán Gómez, coordinador general de Seguridad Regional y Proximidad Social de la Policía Federal Preventiva.

 

Hombre cercano a García Luna y tercero a cargo de la dependencia, fue baleado la madrugada del ocho de mayo de 2009, en su casa de la calle Camelia, en la colonia Guerrero de la Ciudad de México.

 

Esta muerte constituyó el mayor golpe del crimen organizado contra mandos de la administración de Felipe Calderón: entre tres y cuatro sicarios del grupo de los hermanos Beltrán Leyva estuvieron en el lugar por lo menos una hora antes y esperaron a que Edgar Millán entrara al inmueble para abrir fuego. Se las debía por los aseguramientos de droga y las detenciones.

 

Después de la muerte de Millán, la Secretaría de Marina realizó un operativo el 16 de diciembre del 2009, en el fraccionamiento Altitude, en Cuernavaca, Morelos, en el que abatieron a Arturo Beltrán Leyva.

 

Van a cumplirse once años de la ejecución de Beltrán Leyva  primo lejano de Joaquín (el Chapo) Guzmán, quien supuestamente lo traicionó y partió la Federación, que fue el grupo en el que se concentraron varios capos, entre ellos, los de Sinaloa y Chihuahua.

 

Cuando el Chapo estuvo preso en el penal de Puente Grande, los hermanos Beltrán Leyva se hicieron cargo de “su plaza” y le entregaban dinero en el penal, en donde corrompió a las autoridades para llevar una vida de lujos y posteriormente, fugarse. Beltrán Leyva, falleció de 51 años, era aliado del Guzmán Loera, pero la alianza se rompió en enero de 2008, cuando  acusó a su socio de traicionarlo por entregar a su hermano Alfredo, conocido como el Mochomo, lo que desató una verdadera guerra entre ambos.

 

El cuerpo de Arturo Beltrán Leyva fue exhibido y movido del lugar en donde en  realidad cayó. Incluso, encima del cuerpo los marinos que realizaron el operativo le bajaron el pantalón, le colocaron billetes llenos de sangre, un rosario y diversos objetos que el Barbas portaba.

 

En aquella ocasión diversas voces criticaron la actuación de los marinos, pues la escena se parecía mucho a las ejecuciones del narcotráfico. Al funeral de Beltrán Leyva no pudo ir su hermano, Héctor, quien después de algunos años fue capturado. Según las notas periodísticas, sólo mujeres fueron a reclamar el cuerpo del sinaloense. Al Barbas lo enterraron en Jardines de Humaya, el panteón de narcos más conocido en Sinaloa.

 

En el enfrentamiento en el que cayó Arturo Beltrán también falleció un marino, quien fue despedido con honores. Sin embargo, días después del evento, sicarios de los hermanos Beltrán Leyva asesinaron a dos familiares del marino en Tabasco. A partir de aquel momento, la prensa se planteó ocultar los rostros de todos los efectivos de seguridad en las imágenes de operativos, detenciones y otras operaciones relacionadas con el narcotráfico. De esto y más será dado a conocer en diciembre cuando se reanude el juicio de García Luna.

 

El periodista Ricardo Ravelo señaló en entrevista con Carmen Aristegui en CNN en 2010, que García Luna fue levantado por los Beltrán Leyva. Los hechos ocurrieron cuando García Luna realizaba un viaje por carretera a Tepoztlán, Morelos, cuando fue interceptado por un grupo de hombres fuertemente armados. De acuerdo con el relato del periodista, fue trasladado  a una casa donde se encontraba Arturo Beltrán Leyva, líder máximo de esa organización criminal.

 

Al estar frente a frente, el Barbas le dijo a García Luna: “ya ves qué fácil es llegar a ti”. Pocos minutos después, los Beltrán Leyva liberaron a García Luna y lo dejaron continuar con su camino. La mano de García Luna y su influencia en el gobierno federal facilitaron la caída de tres de los cuatro Beltrán Leyva.

 

VI

Tras la declaración de inocencia de García Luna, el juez Brian Cogan a cargo del caso en la Corte Federal del Distrito Este en Brooklyn, Nueva York, determinó que la próxima sesión será el 7 de diciembre a las 10:30 de la mañana de este año.

 

Los cinco cargos que le imputa el gobierno de Estados Unidos, todos, tienen que ver con la presunta relación de asociación empresarial delictiva del exsecretario de Seguridad Pública mexicano con el Cártel de Sinaloa que involucra también a otros exfuncionarios de México.

 

En la actualización del expediente criminal contra García Luna, el gobierno de Estados Unidos lo acusa de ser el líder de una empresa criminal integrada por otros dos exfuncionarios y asesores de Calderón en seguridad; Luis Cárdenas Palomino y Ramón Pequeño García.

 

De entre los cinco cargos, el Departamento de Justicia señala a García Luna de conspiración para traficar y distribuir en Estados Unidos toneladas de cocaína desde el año 2001, en asociación con por lo menos cinco personas.

 

Desde el 9 de diciembre cuando fue detenido en Dallas, Texas, los fiscales federales han ido acumulando evidencias para demostrar la culpabilidad de García Luna, de entre las cuales destacan videos y grabaciones de conversaciones telefónicas que le fueron interceptadas.

 

 

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