La visita de AMLO a Washington: Un error garrafal

Luis Emiliano Gutiérrez Poucel
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¿A qué fue AMLO a Washington? Hay tres respuestas: la oficial, la semioficial y la sospechada. La respuesta oficial es que fue a validar el tratado de libre comercio de América del Norte, el TLCAN. La respuesta semioficial es que López Obrador fue a Washington a ganar tiempo. Y la respuesta sospechada es que fue a apoyar a Trump en su campaña reelectoral.

La respuesta oficial es a todas luces un pretexto, pues no había necesidad para los dos presidentes de reunirse a ratificar un tratado ya firmado y plasmado en varios acuerdos oficiales. Por eso el mandatario canadiense no se prestó a ese jueguito, no asistiendo a la capital de EU. En cuanto a la explicación semioficial, la dada por algunos funcionarios del gobierno de la Cuarta Transformación, es que Andrés Manuel fue para ganar tiempo de paz con Donald Trump; o sea, el tiempo que le resta de gobernar antes que Joe Biden tome las riendas del gobierno de Estados Unidos. Según la lógica de los funcionarios de la 4T, la visita de López Obrador fue para evitar que Trump se lance contra México, que no agarre a México y a los mexicanos de piñatas durante la campaña electoral. Una reunión amigable de ambos presidentes, según el entendimiento de la 4T, serviría para evitar las amenazas comerciales y arancelarias, reducir las críticas en los temas migratorios y de drogas. Empero, dicha explicación suena pueril. Donald no tiene amigos, tiene intereses y tan pronto le convenga renovar sus ataques a México, lo va a hacer. Donald pide y agradece con palabras, pero no con hechos, aparte que ve con desdén a los gobernantes que considera débiles.

La tercera explicación, la sospechada, es que fue apoyar a Donald Trump que se encuentra rezagado en las encuestas frente al candidato demócrata Joe Biden. Trump tiene 57% de desaprobación de los votantes estadunidenses y casi 70% de rechazo del voto latino. Por ello sus estrategas de campaña le recomendaron que le pidiera a AMLO que fuera a Washington. El propósito real fue aumentar su popularidad entre los votantes, sobre todo con los hispanos. Todo fue un montaje para sacarse la foto tomados de la mano. El teatro fue preparado de antemano con la mira de robustecer la campaña presidencial de Donald Trump. Por ello ninguno de los presidentes se salió del script: no se permitieron preguntas de los periodistas, ni improvisar en los discursos, ninguno de los empresarios invitados a la gira o a la cena tuvieron que ver con las negociaciones del tratado. Donald le pidió AMLO que fuera a Washington con el fin de pescar el voto hispano, obtener por lo menos el 32% de los votos hispanos lo cual sería 4% más que los votos de la elección pasada.

AMLO tan sólo fue una herramienta de Trump. Dio pena ver cómo, el otrora defensor de la dignidad nacional y la soberanía de México, hacia una apología de uno de los presidentes estadunidenses más antimexicano, un presidente que ha venido calificando a los mexicanos de violadores, narcotraficantes, ladrones y bad hombres. Un presidente que amenazaba con imponer aranceles si no se detenía el flujo de migrantes, que ordenó la construcción de un carísimo muro cuyo mensaje es xenofóbico.

El mensaje de AMLO en esta visita va a pasar a la historia como una sinrazón, parafraseándolo dijo, “por eso estoy aquí, para expresar al pueblo de Estados Unidos que su presidente se ha comportado hacia nosotros con gentileza y respeto.” Andrés Manuel aplaudió y elogió a Donald por, según AMLO, “por su trato respetuoso y digno de México y los mexicanos”. Caray, pareciera que vivimos en planetas diferentes.

A pesar de que los presidentes parecen tener ideologías opuestas, Trump siendo de derecha y López Obrador de izquierda, ambos mandatarios parecen cortados con la misma tijera. A uno y al otro no les gusta la prensa libre, la democracia, la transparencia, las críticas, las energías renovables, la ciencia, y el respeto a las leyes y organismos autónomos. Lo interesante de la visita no fueron las falsedades que dijeron, sino las verdades que ignoraron.

¿Qué pasará si Donald Trump gana las elecciones? Algunos, los optimistas y partidarios de la 4T, consideran que las relaciones con Estados Unidos van a mejorar. Sin embargo, lo más probable es que las cosas volverán a ser como antes. Trump continuará con su discurso antimexicano, xenofóbico y chovinista. Donald Trump demanda y cuando tiene lo que quiere, si lo obtiene de un igual agradece, pero sí los obtiene de alguien que considera débil, lo ignora.

¿Qué pasará si pierde las elecciones? El nuevo presidente demócrata, Joe Biden, tendrá una relación fría y distante con su homólogo mexicano. En otras palabras, la factura por haber apoyado a Trump durante su campaña electoral la pagará el presidente, el gobierno de la 4T y por ende México.

La visita de Andrés Manuel a Washington va pasar a la historia como un error garrafal. La gente cuestionará cómo un presidente mexicano que se jactaba de nacionalista se pudo haber prestado a semejante ardid. AMLO fue a Washington a tratar de revivir a un muerto, dándole respiración de boca a boca. Los dos discursos de López Obrador el interno, el nacionalista, el de las mañaneras y el externo, el de apoyo a Trump que dio en Estados Unidos me recuerda una frase de Oscar Wilde, “… Aquel que vive más de una vida debe morir más de una muerte.”

 

 

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