El error político del BOA

Sergio Gómez Montero / Isegoría
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una vasta cámara de pus
de memorias de coñito
sin órganos

A.   BaraK=ka: “Babilonia revisitada”.

Así, como sin quererlo, en un documento anónimo los enemigos de la Cuarta Transformación, una vez aprestados sus ejércitos, han dado a conocer que agrupados en el BOA (Bloque Opositor Amplio) se declaran listos para emprender la batalla electoral del 2021, sin precisar objetivos específicos más allá de dar la lucha electoral de ese año con una finalidad estratégica precisa:  destruir desde ya la figura icónica y paradigmática de Andrés Manuel López Obrador, aprovechando todos los foros y espacios que se presten para ello.  Nada de rebuscamientos ni de florituras…, de momento, más adelante ya Dios dirá. Pero, entonces ¿por qué centrar la batalla en la destrucción de la figura de López Obrador?

Desde luego, no es gratuito desde el punto de vista político, si se toma en consideración que la gran fuerza del actual régimen recae precisamente en la figura y las acciones de su figura principal. Pero concentrar esta campaña en ello por parte del BOA en contra de la figura icónica y paradigmática de López Obrador, debe considerarse un error político grave que desde hoy augura el recaer en lo mismo: ser absorbidos por la idea del hombre y no del movimiento social que lo acompaña. Eso ya debiera estarse profundamente analizando en todos los cuarteles partidarios de la Cuarta Transformación para que tanto los órganos partidarios como las bases del movimiento social comiencen a diseñar estrategias que hagan ver en qué consiste realmente la 4T, un movimiento social que busca transformar las estructuras sociales del país.

Hay pues hoy varias tareas paralelas a lo electoral en las que hay que poner énfasis, para que lo electoral no anule el gran esfuerzo social que siempre existe atrás de lo electoral, y hoy, todos quienes estamos porque el país siga cambiando para bien, debemos redoblar la tarea de consolidación del a 4T para lograr que, en un tiempo prudente, el país sea otro. Sí, el año que entra lo electoral ocupará un papel central, pero habría que considerar que más allá de ello, hay otras tareas igual o más importantes que también urge llevar a cabo. A veces, quedarse sólo con lo electoral distorsiona en mucho la lucha política que hay que llevar a cabo. No tomarlo en cuenta, entre otras cosas puede conducir a la derrota electoral, de allí la importancia de la lucha que hay que dar para derrotar, entre otras cosas, al nefasto BOA.

Pero ese análisis no sólo se debe llevar a cabo en esos lugares claves. Es importante, también, que en los cubículos de Palacio Nacional se lleven a cabo tareas que, más allá de lo electoral del 21 (sin descuidarlo, desde luego) ya quede definida la estrategia que permita que los cambios que hoy se registran, permanezcan y logren, entonces sí, que el país sea, consolidado, el que hoy se está delineando. Tarea de equipo, y tarea ardua, pues.

Es cierto, hasta hoy aún en América Latina, más allá de Cuba, los cambios de estructuras sociales no se han logrado. Intentarlo, pues, entre nosotros sería realmente muy relevante/ Lograrlo lo sería aún más. Sí, el 21, sin duda, será trascendente.

 

 

Y sigue la provocación operando

Sergio Gómez Montero / Isegoría
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Borrascoso año aquel. Los Huracanes sobrevolaban
El país entero. Se desataban los nubarrones
V. I. Lenin: “Poema”.

Librando las actualizaciones del covid-19, escribo desde casa notas sobre una realidad política terca y obsesiva, que se niega definitivamente a admitir la realidad que desde diciembre del 2018 vive el país. Quizá porque no la esperaban así: quizá porque pensaban iba a ser diferente: más negociadora, menos rígida con los cambios que se están registrando. En fin, sólo los conservadores conocen en realidad cuáles son sus pensamientos. Pero de que hay cambios, sin duda los hay y varios habitantes del país, que antes se beneficiaban con el antiguo régimen, se resisten, sin duda, a admitir las transformaciones que se están registrando en el país y que genéricamente se conocen como la Cuarta Transformación.

Lo que no ha cesado desde entonces, como respuesta conservadora,  constante y que no se transforma, es la provocación continua como estrategia que busca el  descarrilamiento eventual de la 4T para abrir por esa vía opciones que permitan el regreso de ese viejo régimen, el neoliberalismo, y que tantos y tan graves males acarreó durante 38 años a la gran mayoría de la población del país.

Es cierto, existen sectores de la población que no aprueban aún los cambios promovidos por AMLO, por el estilo poco terso (y a veces equivocado) con que dichos cambios se llevan a cabo. Quisieran que la transición que se impulsa (sobre todo hoy, en el marco de una pandemia tan terrible como la actual) no fueran  ajenos a la falsa ternura de otras épocas y que, entre otras cosas, le costó al país endeudarse virtualmente toda su vida y estar en el umbral de otras guerra de los pasteles, ante la impotencia de poder pagar una deuda impuesta por el capitalismo voraz de la época contemporánea. Hacerle el juego a quienes quisieran que el país, como el gobernador jalisciense Alfaro, se niegan a actuar en el marco legal que hoy el país tiene establecido, y que buscan, malévolamente,  el descarrilamiento del país antes mencionado, como vía corta para acceder a; poder sin cumplir con los requisitos que la Constitución establece y que son aquellos que, al margen de las provocaciones que se instrumentan  quieren, a fortiori, lograr que el régimen de AMLO se interrumpa por esa vía cargada de ilegitimidad, como es lo que quieren hoy quienes se agrupan en Futuro 21 y cuyas ansias de poder son insaciables, como siempre lo ha mostrado, entre otros, Dante Delgado Rannauro.

La lucha que hoy existe entre nosotros entre cambio y permanencia se realiza en una coyuntura de provocación continua, que requiere por parte del gobernante la paciencia de Joa para evitar las trampas de que está tapizado el camino que tiene que recorrer y que también lo obliga ocasionalmente, como ya se dijo, a torcer de manera brusca el volante para evitar las minas y baches de que está plagado el camino, más aún porque, dichas maniobras se realizan al borde del precipicio, causando desconcierto y estupor entre quienes seguimos de cerca la trayectoria de la nación.

            ¿Qué era lo que esperábamos de la 4T, un camino tapizado de rosas? No, desde luego que no. Sabíamos, sí, de una oposición pertinaz que no se iba a estar tranquila nunca; lidiar con ella era parte del juego de gobernar. Pero todo tiene sus límites y gobernar, entre otras cosas, implica orden. De allí entonces la pregunta: ¿no llegó ya la hora de poner orden para gobernar?

 

 

Urge el adiós al neoliberalismo     

Sergio Gómez Montero / Isegoría
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Yo dije muerte para sentir la palabra muerte
y la muerte se me hizo esquiva
T. Boberg: “Poema”.

La escritura periodística es una escritura de momentos, cuyos temas surgen y se van inopinadamente, por ello no requieren de una reflexión a mucha profundidad. Son un, poco, como el vuelo de una ave. La oportunidad y lo incisivo, aunque también lo certero, caracterizan a ese juicio. Ello me viene ahorita a la memoria, mientras escribo el domingo en la mañana, por una idea que desde tiempo atrás me inquieta que ronda desde tiempo atrás, también, varios discursos en México: declarar la muerte del neoliberalismo, cuando él, una y otra vez muestra que está vivito y coleando; haciendo rabietas, sí, pero dando de saltos cada vez que puede.

Así, por ejemplo, la semana pasada en dos ocasiones regurgitó el monstruo del neoliberalismo, primero en voz del Banco de México que con un muy marcado pesimismo recesionista el desarrollo de la economía nacional (decrecimiento del 8.8% del PIB) anunciaba una recesión marcada. Y luego de eso, José Ángel Gurría, desde la OCDE levantó la voz por los empresarios del país, a quienes el gobierno actual, malo que era él, se negaba a apoyarlos, lo que iba a provocar que México nunca creciera.

Pero no sólo eso, para hoy domingo salieron en diferentes ciudades del país, diferentes mini manifestaciones de carros para protestar en contra de AMLO a quien acusan no sólo de no saber manejar la complicada situación sanitaria actual, sino de negarse a plegarse a los dictados de los organismos financieros internacionales quienes necios insisten en recetar a la nación préstamos voraces para así impulsar el supuesto “crecimiento” capitalista que tanto favorecería al capitalismo mundial y sí, muy poco, a las grandes mayorías del país.. No hay duda, pues, el neoliberalismo vive y quiere pelea. De ninguna manera se dispone a morir. De maneras múltiples (a través de los medios, de las movilizaciones, sus organismos internacionales) está dispuesto a dar la lucha, cobijado por esa equivocada versión de democracia, entendida como gobierno para todos, cuando democracia en sentido estricto es gobernar en beneficio de aquellos que creen en el gobierno democrático, que es siempre el gobierno de las mayorías que por algo ganan las elecciones, en los regímenes electorales. ¿O de qué trata: de entregarles en bandeja de plata, el gobierno conquistado luego de engaños, fraudes y cochupos?

Fuerte trabajo político queda por delante, si en efecto, realmente, se quiere erradicar del país al neoliberalismo. Suponer que con lo hecho hasta hoy será suficiente para que ese mal capitalista quede erradicado será suficiente, es de una inocencia infinita, pues eso, hasta hoy ni cosquillas le ha hecho al neoliberalismo, cuyo próximo golpe ya está en marcha y tiene que ver con lo que esperan suceda el próximo julio de 2021, para lo cual ya tienen todo un arsenal listo, de lo que hasta hoy sólo hemos visto pequeñas, muy pequeñas muestras.

Si desde hoy no se quieren dar los primeros golpes está bien. Mas el principio es muy claro: el que pega primero pega más fuerte. Un principio esencial de la guerra, lo dice un batallador de siempre.

 

 

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