Infodemia, virus informático

Jorge Meléndez Preciado
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.    @jamelendez44

Gran conmoción trajo una larga declaración de Jenaro Villamil, encargado del Sistema Público de Radio y Televisión (SPR) del gobierno federal, quien dijo que hay otro virus, este informático, muy contaminante en estos momentos donde la guerra por la difusión de noticias es fundamental.

            Se trata de Infodemia, la cual tiene como propósito saturar las redes sociales y volverlas adictivas, con el objeto de que las personas no tengan la capacidad de entender lo que ocurre en estos momentos, no tome en cuenta los peligros y dejen de combatir a quienes nos desvían de nuestro propósito central: preservar la vida y resurgir socialmente de una mejor forma.

Hay, es cierto, un debate muy amplio entre intelectuales, entre ellos Zizek, Chomsky, Nash Harare y Houelllebeq, entre otros, de cómo será el mundo luego de que pase esta pandemia. Todos creen o desean que haya cambios de fondo para bien de todos, únicamente el francés Michelle dice que el planeta será exactamente igual que antes, o tal vez peor.

Y mientras hay grandes perdedores actualmente: aerolíneas, hoteles, automotrices y demás, hay quienes obtienen ganancias exorbitantes, básicamente los medios digitales, los cuales han llenado como nunca sus alforjas, según nos muestra un gran artículo de Ignacio Ramonet: La pandemia y el sistema mundo (La Jornada, 25 de abril).

Como anota la Organización Mundial de la Salud, en esta emergencia ha circulado información falsa en más del 50 por ciento de las ocasiones.

Recordemos en México algunos diarios del norte del país que imprimieron imágenes alteradas de hospitales, los embustes de Felipillo Calderón y las mentiras que hay en WhatsApp: recientemente me llegó una que planteaba una cuarentena hasta agosto.

Lo importante es verificar la información, algo que pocos saben realizar, ya que se van con el primer engaño, sobre todo con cifras espantosas.

Incluso, señala Villamil, una de estas campañas ha traído como resultado que a los trabajadores de la salud se les agreda en algunos lugares.

Evitar la Infodemia es una obligación.

            PD. En Oaxaca asesinaron al periodista comunitario, Telésforo Santiago Enríquez, de Estéreo Cafetal; es el tercero este año y el número 13 en dicha entidad. ¿Qué harán las autoridades locales y federales?

 

 

Aplanados

Jorge Meléndez Preciado
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¿Hemos llegado al pico de la pandemia y podemos ver el final del túnel, como dijo López Obrador? La respuesta tiene varias contestaciones, ya que los especialistas nos proporcionan sus cifras, datos, probabilidades acerca de lo que puede ocurrir. Aunque la realidad, esa necia señora que frecuentemente contradice a la mayoría, nos dirá en los siguientes días que ocurrirá no sólo en México sino en otras partes del mundo.

Por ejemplo, Donald Trump se lamentó de lo que pasa en nuestro país, el vecino que nos necesita cada vez más para que la economía estadunidense vuelva a producir instrumentos de guerra y partes automovilísticas. Pero no dijo que al recomendar Lyson y cloro a los yanquis, llevó al matadero a varias decenas y dejó tocados a otros más. Ni que en Gringolandia van 70 mil fallecidos y que, según analistas, habrá 100 mil más en un mes (La Jornada, 4 de mayo). Menos aún refutó al científico de la Casa Blanca, Anthony Fauci, quien afirmó: el virus no pudo ser creado en un laboratorio (El Universal, ídem), con el fin de echarle la culpa a China de este horror que vivimos y el cual padeceremos un tiempo.

Por cierto, nuestros migrantes (a quienes no protegemos como deberíamos), enviaron en marzo 4 mil 16 millones de dólares, cifra mayor en 38.5 por ciento en comparación con 2019. Ello quiere decir, según mi optimismo, que los despreciados por los gobernantes hicieron un esfuerzo supremo para que las comunidades más necesitadas tuvieran lo mínimo para salir adelante. ¡Hurra! A ver si pasando esta crisis les tomamos en cuenta como se debe, y no con el desprecio actual.

Además, han muerto 556 compatriotas en Estados Unidos, parecido número de los que ya no respiran por esta enfermedad en Ciudad de México y Estado de México. En Nueva York, que algunos llaman Pueblayork por la cantidad de poblanos, ya no están en el planeta 448. Snif.

Aquí, en la capirucha, no obstante, las medidas de alarma, hay muchos que circulan a pesar de que no deben. Por eso no bastó el Centro Banamex para camas y ahora se utilizará el autódromo Hermanos Rodríguez con el fin de tener otro sitio  para  los contagiados. Esfuerzos loables pero que muestran el valemadrismo de muchos.

Algunos hicieron colas el Día del Niño para comprar una piza en uno de esos nuevos establecimientos. De los asistentes a la fila, seguro, habrá nuevos contagios. La autoridad debió ser menos permisiva, aunque los ciudadanos debemos cooperar y no sentirnos niños rebeldes.

El 10 de mayo hay que extremar las medidas de precaución en florerías, panteones, lugares de música y demás. Las madres no necesitan que aparentemente las festejen, sino que las protejan en serio y no en un día que es comercial desde que el periódico Excélsior lo hizo visible. Seguramente por ello, las autoridades capitalinas darán permiso a los restaurantes que lleven a domicilio cuatro comidas por departamento, con el fin de que no haya muchos en un pequeño espacio.

            Los Pinos, sabemos, es ahora hogar para una buena cantidad de trabajadoras de la salud, algo que dignificará un lugar donde hubo reuniones para todo, incluidas borracheras épicas y recepción a narcos.

Los habitantes de Villa Olímpica, más de 4 mil compatriotas, han protestado enérgicamente ya que el edificio principal de Elektra (compañía que no ha cerrado sus tiendas a pesar de no ser indispensable en estos momentos), sigue trabajando campantemente, no obstante que varios de sus empleados han dado positivo al Covid-19. Urge que la autoridad ponga sellos en Insurgentes Sur 3579, sitio al que acuden cientos de obligados chambeadores.

Especialistas señalan que es indispensable hacer 700 pruebas diarias en nuestra capital con el fin de evitar otros contagios, los cuales podrían traer una repercusión mayor en  fallecimientos y enfermos. Vale la pena hacerles caso.

No hay necesidad, si no se tienen bien protegidos a todos, reiniciar clases el primero de junio. Bien qué en mayo en algunos lugares, a cuenta gotas, se den permisos diversos. Pero si ya nos aguantamos en esta cuarentena, vale la pena hacerla más prolongada si es indispensable.

Aplanar la curva es importante, aunque lo fundamental es trabajar en la vacuna para todo el mundo, en cambiar las reglas inequitativas económicas que padecemos y arribar a otra forma de hacer la vida realmente humana. Algo que es indispensable en esta sociedad que ha traído la destrucción como premisa.

De otra manera, nada habremos aprendido en estos tiempos de amarga crisis.

 

 

El incontenible Óscar Chávez

Jorge Meléndez Preciado
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Lo dice bien el cantautor Rafael Mendoza: “Óscar Chávez era un ser humano, amable, chispeante pero muy exigente y nada trivial”. Gran compañero de luchas, con patillas o sin ellas.

Se le recuerda más por la película: Los Caifanes, de Juan Ibáñez, guión de Carlos Fuentes (1967), que marcó el fin de una época del cine mexicano, ya que se abrió a nuevas corrientes y se acabó con la sujeción a un grupo mafioso de directores que era el PRI en dicha industria.

En la misma participaron Enrique Álvarez Felix, hijo de María, haciendo el papel de lo que llamaríamos ahora un fifí, antes junior, y Julissa, un pimpollo, que representaba a las chavas que deseaban liberarse y correr aventuras con los jodidos, los que vivían, transgredían, ya que en el filme visten por relajo, desmadre, irreverencia a la Diana Cazadora, tan mal vista por las señoras de la antes llamada alta sociedad. Aparece, por cierto, Carlos Monsiváis, como un Santaclós borracho (éste después haría una letra de canción para Tívoli, de Alberto Isaac). Y Chávez, a quien se le llamó popularmente, el Caifán Mayor, la hace del Estilos, un pandillero naif.

Pero no obstante que apareció en otros filmes, su voz y canciones fueron lo mejor de él. Lo mismo con los versos de José Martí en: La niña de Guatemala; que, en la interpretación de Macondo, acerca de la obra de Gabriel García Márquez; o difundiendo la nueva canción latinoamericana, entre ellas la cubana, o en: Se vende mi país.

Estuvo en el 68 con los estudiantes, apoyando a los del movimiento del terremoto en 1987, en los festivales de Oposición del PCM y con el EZLN, entre muchas otras acciones de libertad y valentía. Un rebelde tranquilo, decidido, honrado, dispuesto a compartir con todos, sin prejuicios su voz, su arte, su destino.

Lo conocí en los años 70 en un cabaret que estaba en el Paseo de la Reforma. Si mal no recuerdo se llamaba para eludir la censuraCafé Colón.

Murió el día del niño y antes del primero de mayo. Enorme simbolismo.

Adiós, al compañero universal.

 

 

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