Entre la confrontación grave y el acuerdo necesario

Jorge Meléndez Preciado
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.     @jamelendez44

En los más recientes días hemos vivido una tensión mayúscula, fuera de serie, como hace seis sexenios no habíamos visto. Por un lado, quienes están de acuerdo con las posiciones de la llamada Cuarta Transformación; por el otro, aquellos que ven malas señales por todos lados, e incluso algunos plantean un colapso del actual régimen, así de tremendo.

En medio de ellos, existen señales ominosas contra médicos, enfermeras, afanadores y demás trabajadores del sector salud, quienes han sufrido denuestos, ataques y hasta discriminación por parte de los mexicanos por estar en la primera línea de fuego contra el virus de todos tan temido.

Algo terrible, ya que en otros países los encuaretenados salen a los balcones para tributarles aplausos y hasta dedicarles canciones, aquí los menospreciamos y agredimos como ha sucedido en Jalisco, Oaxaca y Tamaulipas, no obstante que 329 de ellos han sido contagiados de coronavirus.

Por cierto, los gobernadores de Jalisco, Tamaulipas, Coahuila y Nuevo León han lanzado una amenaza, más que un llamamiento, para un nuevo pacto fiscal, ya que ellos aportan más dinero a la Federación del que reciben. Según Enrique Alfaro, el mandatario al que apoya la mafia de la Universidad de Guadalajara, encabezada por los hermanos Padilla, mientras Jalisco aporta el 7 por ciento del PIB a la Federación, únicamente recibe el 2 por ciento de participaciones. Algo que sucede con la mayoría de las entidades importantes. Hace 30 años Nikito Nipongo decía que el entonces DF aportaba el 11 por ciento y se le retribuía con el 4 por ciento.

Por cierto, el rector aparente de la U de G, Ricardo Villanueva, ha dicho que el 51 por ciento de los que tienen Covid-19 en Jalisco se debe a que lo trajeron de fuera. Sugiere hacer lo que plantea el ignorante gobernador de Nayarit, Antonio Echavarría, quien sellará la frontera con Jalisco y Sinaloa. Algo que en la globalización suena a la época medieval.

Mientras la Conago, igual que otras instituciones brillan por su ausencia, y los mandatarios de las entidades donde el PAN mangonea quieren más recursos porque si no estarán en gravísimos aprietos en momentos que alza la ola de la enfermedad, hay llamados a casi derrocar a López Obrador. Ante los cuales, se deslindó rápidamente Felipe Calderón, pero dijo que en 2022 tratará que se lleve a la revocación de mandato de Andrés Manuel.

Alguien que hizo de inmediato suya la propuesta de los cuatro jinetes de la repartición de presupuesto fue, claramente, Gustavo de Hoyos, el siempre rijoso líder de la Coparmex. No olvidemos, como menciona Álvaro Delgado en su artículo del martes 14 en El Heraldo de México, en el sexenio de Luis Echeverría, Andrés Marcelo Sada quiso tirar al hombre de Los Pinos, según le confesó el empresario más tarde a Porfirio Muñoz Ledo. Y es que los millonarios siempre han ansiado el manejo político.

En este panorama, apareció un editorial del Financial Times, donde se convoca a líderes de la iniciativa privada, gobernadores y partidos a oponerse al “desastre” que es López Obrador. Incluso dicen que México podría ser la próxima Venezuela y se lanzan contra Evo Morales derrocado sin que existan pruebas de que hizo trampa en las elecciones de su país y Dilma Rousseff. Señala el semanario inglés que en los países citados todo concluyó en ruinas económicas y políticas, algo que puede suceder en México.

No dicen que la situación es gravísima en Bolivia con una presidenta espuria (Jeanine Añez) y en Brasil con un Jair Bolsonaro que ha mandado quemar el Amazonas y gobierna con los militares y sus hijos para hacer negocios mil.

Henry Kissinger, en The Wall Street Journal, afirma que la pandemia va alterar para siempre el orden mundial, que Estados Unidos no será ya más el líder, China y Rusia pasarán a determinar el rumbo del planeta y que es hora de defender los principios occidentales democráticos. Lamento grave de este gran invasor del mundo a sus 96 años.

En Chile, asombrosamente, los jóvenes que protestan y quieren la caída de Sebastián Piñera, se han dado a la tarea de desinfectar el metro, ayudar a los pasajeros con gel,  regalándoles cubre bocas y apoyando a los ancianos que suben al transporte. Lo que ha traído como resultado que muchos compatriotas quienes pensaban que los chavos eran agitadores, hoy los ven como salvadores de la república.

En México, ni Morena ni otras agrupaciones han salido a la calle para ayudar a la población, sólo para fastidiarla como un prescindible youtuber.

Por fortuna, un grupo de intelectuales: Agustín Basave, José Woldenberg, Rolando Cordera, José Ramón Cossío y otros más lanzaron la iniciativa para que haya un acuerdo nacional con tres puntos: todos los recursos necesarios para el sector salud, acuerdo Estado-empresas para salvar la mayoría de los empleos y no a la austeridad sino ampliación del gasto.

            Propuestas sensatas que debe recoger Andrés Manuel.

PD. En el pasado artículo dije torpemente que en Estados Unidos habían muerto 15 millones de personas en lugar de 15 mil. Gravísimo error que hizo me dieran de zapes amigos entrañables: Arturo Sandoval, Eduardo Ibarra, Antonieta Barrón y Héctor Cortés León. Gracias a ellos y una disculpa a los demás.

 

 

Un plan muy corto ante un gran problema

Jorge Meléndez Preciado
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Luego de especular mucho acerca de la presentación de Andrés Manuel López Obrador en un Palacio Nacional casi vacío (lo que llevó a Raymundo Riva Palacio y a Raúl Trejo Delarbre, a titular sus columnas como: El gran solitario de Palacio, tomando el nombre de la novela de René Avilés Fabila contra Díaz Ordaz y donde se ensalza el movimiento de 68), lo que vimos fue un informe de gobierno de la actual administración, más que un plan económico de recuperación ante la grave crisis mundial y social que estamos viviendo en el siglo XXI, de proporciones incalculables.

Que la conmoción actual no tiene precedente, así lo calificó el Financial Times, publicación que defendía con todo a la empresa privada y atacaba a los gobiernos que intervenían en la economía. En su publicación reciente llamó a que el Estado intervenga en muchos sectores, especialmente salud, economía, educación y otros más. Ello porque la convulsión en dichos sectores muestra el fin del neoliberalismo, algo que ya habían señalado Joseph Stiglitz, Paul  Krugman, Zizek y varios pensadores de gran trascendencia.

Tan lo entendieron los principales líderes del capitalismo actual que Estados Unidos destinará 15 por ciento de su PIB para enfrentar la crisis y dará mil dólares a quienes lo soliciten sin mayor problema; y es que hay 10 mil muertos por el Covid-19, entre ellos una decena de policías y el 15 por ciento de esta fuerza se encuentra contagiada. Mientras Alemania, por su parte, pondrá en juego el 30 por ciento del PIB con el fin de reactivar su casa y ampliar los servicios de salud y educación.

España e Italia, igualmente, han demostrado que el recorte a los servicios esenciales: salud, educación, trabajo, vivienda, etcétera, ha sido una barbaridad y el bichito tan mentado demostró que todo estaba Patas pa arriba, recordando un libro muy conocido de Eduardo Galeano.

México, empero, sólo utilizará el 2 por ciento de su PIB para esta contingencia. Y en voz de López Obrador supimos que estamos ante una amenaza económica, de salud y social pasajera. La solución, pues, según el Ejecutivo, es profundizar sus programas sociales (desde la primaria hasta adultos mayores, pasando por Jóvenes Construyendo el Futuro), y no rescatar como lo hicieron gobiernos anteriores a las empresas o banqueros que se han enriquecido durante años sin aportar nada a la sociedad.

            Aunque el asunto no es tan simple. Por ejemplo, el mandatario de Portugal, Marcelo Rebelo de Souza, afirmó que es el momento que los banqueros regresen el dinero que les dieron hace años por la crisis y lanzó una moratoria de seis meses por parte del gobierno para que los ciudadanos y empresas, pequeñas y medianas, puedan volver a la acción.

Por otro lado, 70 expresidentes de naciones y líderes mundiales, encabezados por el exsecretario general de la ONU, Ban Ki Moon, hicieron un llamado ante esta crisis para salir adelante y señalaron “todos los sistemas de salud están tambaleándose en todas partes” y si no detenemos la pandemia a nivel mundial, reaparecerá y prolongará la crisis actual.

Pidieron al G-20 ser más proactivo. Destinar 1,000 millones de dólares a la OMS, 3,000 millones para vacunas del coronavirus y otras enfermedades que están renaciendo (viruela y más) e incluso 2,250 millones de dólares para terapias en esta crisis y después de ella. Se esperan, dijeron, 900,000 muertes en Asia y 300,000 en África. Que el FMI ayude ampliamente a países emergentes; el Banco Mundial aporte 25,000 millones de dólares a los más pobres; el BIRF saque la cartera con esa cifra o más a quienes lo necesitan y que se condonen deudas a infinidad de naciones.

En México, el especialista Hernán Gómez Bruera (El Heraldo, 6 de abril), muy afín a la Cuarta Transformación, señaló que la crisis que viene aquí no será pasajera, durará cuando menos tres años, el PIB bajará de 4 a 8 por ciento, se perderán alrededor de 7 millones de empleos y no tendrán mayor repercusión obras como Dos Bocas y el Tren Maya, si llegan a concluirse en la presente administración.

Los pronósticos del CCE, de Carlos Salazar Lomelí, que antes estaba muy cercano a López Obrador, son más catastróficos, pero lo más importante es que insistió en no pagar al fisco de golpe sino en plazos, y dijo que sus propuestas jamás se evaluaron.

Para la Asociación de Bancos de México, que encabeza Luis Niño de Rivera (ligado a Ricardo Salinas Pliego), es ridículo dar 2 millones de créditos a 6.5 millones de pequeñas y medianas empresas; apuntó que la construcción de diferentes obras está parada y hace 11 meses se esperan proyectos como el energético y no se avanza.

Estamos, pues, en un momento donde López Obrador sigue con su estrategia sin tomar en cuenta a muchos sectores, especialmente los de clase media que votaron por él. Y presenta tres iniciativas controvertibles: quitar el aguinaldo a los burócratas (según Manuel Fuentes en La Silla Rota, 6 de abril, esto no puede llevarse a cabo según el artículo 127 constitucional), la devolución de tiempos del Estado a radio y televisión y la desaparición de fideicomisos culturales y científicos.

Se necesita, no cabe duda, una reunión muy amplia para evitar la polarización y trazar la unidad nacional, como señalan algunas voces de intelectuales y dirigentes importantes (Cuauhtémoc Cárdenas, entre ellos).

 

 

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