¿Se podrá?

Sergio Gómez Montero / Isegoría
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He estado al borde de la tuberculosis,
al borde de la cárcel,
al borde de la amistad
G. Fortes: “Al borde”.

O el agua está llegado a los aparejos o el retorno a los viejos senderos se hace por convicción y conveniencia. Como sea, pero la cuestión es que, como lo escriben los especialistas, el motor no quiere arrancar y por eso, estos días, se reitera la invitación ya antes formulada, de solicitar el apoyo de la iniciativa privada para que la inversión renazca y los indicadores económicos (hoy totalmente decaídos) vuelvan a tomar vuelo. Es crítica, pues (¿objetivamente?), la situación del país y de allí entonces la invención de ese gabinete comandado por Arturo Romo para que coordine los esfuerzos que se hacen y se van a hacer para que, desde el campo de la iniciativa privada, se genere la inversión que hoy tanta falta le hace al país para crecer y sobre todo para tener recursos que repartir.

            ¿Y dónde están los recursos que antes había? ¿Y los recursos que tienen los multimillonarios del país (no más de treinta) en dónde están, por qué ya no se invierten en territorio nacional? ¿En qué paraísos fiscales se encuentran? Pero, desde luego, no es ése el único dilema; ni tampoco es ése, como muchos afirman, el único acertijo de la 4T. El acertijo es mucho más complejo de lo que muchos piensan y que en el caso de América Latina tiene más de 20 años tratando de resolverse (si es que no nos queremos remitir al caso de Jacobo Árbenz en Guatemala, el general Velasco Alvarado en Perú o Salvador Allende en Chile) y siempre se han quedado en el ya merito, sin encontrar cuál es la fórmula que les permita a sus países desprenderse de la dinámica capitalista para encontrar una vía, más autónoma e independiente, para desarrollar sus países. A excepción de la Revolución cubana, hasta hoy, entre nosotros, eso no ha sido posible.

Es decir, ¿cómo construir una economía que sin salvavidas capitalistas pueda flotar por sí misma en América Latina? ¿Luego de Cuba podrá lograrse tal hazaña? En México, ¿hoy se quiere recorrer tal camino o sólo se quiere seguir experimentando con él un poquito de esto, otro poquito de esto otro y un poquito de más allá, hasta dar con la fórmula mágica que le permita al país crecer durante seis años al 4% anual, por sí mismo, sin que nadie le ayude a flotar? El juego de la economía es complejo, sin duda; es más, ocasionalmente hasta doloroso, pues las sangrías capitalistas dejan a los países que las sufren al borde de la debacle y cuesta muchísimo trabajo volver a ponerse de pie, de ahí que esa tarea no sea sólo económica, sino que tiene que ver mucho con lo político, pues sólo así, con un total convencimiento político, se logrará que las mayorías acompañen a sus gobernantes a recorrer el calvario que implica construir una economía radicalmente diferente a la capitalista. Se trata de quererlo o no quererlo, tomando en consideración que al principio no habrá frutos, sino sólo sabotajes continuos por partes de quienes, en esos principios, ven continuamente en peligro sus intereses. Hablar de tiempos en esos principios (un año, dos o cuatro) siempre es aventurado. Lo mejor es hacer y que las mayorías sientan y estén convencidas que es lo mejor para ellas.

Pero, que muchas cosas tienen que cambiar, eso sí, sin duda. Hacerlo sin que duela mucho es lo difícil, casi imposible. Sólo, muy pocos al principio, quedan inmunes a esos dolores de parto. Construir un nuevo país no es fácil, tan es así, que luego de muchos años de experimentarlo sólo, hoy, quedan de pie Rusia, China y Cuba como firmes ejemplos de que esa nueva economía se puede construir y mostrar que sus ventajas son de naturaleza muy diversa. Hoy, entre nosotros, sólo esperamos que quienes tienen la responsabilidad de conducir la 4T tengan plena conciencia y conocimiento de lo que están haciendo y tengan la fortaleza y la templanza para conducir al barco por las tormentas que haya que atravesar y que las voces tibias y destempladas de una “campanita” como Denise Dresser no distraigan al capitán del barco de las tareas que tiene que cumplir.

Sirvan las metáforas para darle a la travesía algo de jolgorio y diversión.

 

 

¿En dónde está la verdad?

Sergio Gómez Montero / Isegoría
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Cadáveres anónimos.
Ningún olvido los reúne,
Ningún recuerdo los separa.
M/ Darwish: “Cadáveres anónimos”.

El problema es simple y sencillo: ¿Por qué, a diferencia de otros sexenios, en éste los comentócratas, en coro, se unen con quienes no tienen voz pero sí gran capacidad de acción, para entonar un canto único: no dejar que gobierne la Cuarta Transformación, y furibundos ambos, los segundos crean problemas ficticios mientras los primeros cacarean como gallinas cluecas cada que surge falsas inconformidades por supuestos conflictos creados de manera ficticia por los encapuchados enviados y pagados por los enemigos del régimen, para ver si así lo pueden minar para intentar derrocarlo?

Sucio juego el de los saboteadores y sus corifeos periodísticos y mediáticos. Hay que estar atentos con ellos.

Pero no se crea que esas tácticas sólo suceden en el país. Hoy, por ejemplo, con el coronavirus en China, el gobierno de ese país se queja de la guerra mediática emprendida en su contra por el gobierno de Estados Unidos, lo que pone en el tapete de la discusión el tema de las guerras biológicas: ¿Cuál es el origen verdadero del coronavirus? ¿Fue sembrado por quién, cómo fue que realmente surgió? ¿Cómo es que hoy, quien lo descubre se encuentra infectado por él? Finalmente, ¿dónde está la verdad del asunto?

Tácticas confusas las que se utilizan así para dificultar la tarea de gobernar por parte de aquellos que, necios, están empeñados en preservar los intereses de un sistema económico, el capitalista, que desde el siglo XVII domina a nivel mundial, y hoy, a inicios del XXI, sigue necio en negarles a todas las naciones hoy existentes la posibilidad de caminar al margen de ese sistema, como hoy lo muestra no sólo con China o México, sino también con Colombia y Chile, de la misma manera que metió las manos en Ucrania y por debajo de la mesa en Turquía para defender así la reelección de Trump en las próximas elecciones en Estados Unidos. De esa manera, pues, a uno como lector de la vida cotidiana, a través de los medios siempre le es muy difícil descubrir la verdad. ¿Seguir la línea del dinero? Sí, sabiendo que ella, siempre, lo va a conducir a los intereses del capitalismo; intereses que siempre son ocultos, aviesos, de mala intención.

Es así, pues, que por ejemplo las fake news (noticias sucias o de mala intención sería la traducción más correcta, creo) buscan, por lo común, no sólo difundir mentiras, sino más que nada distraer la atención del lector común y corriente para que éste nunca conozca la verdad de los hechos y le ponga así atención creciente a quienes a través de sus colaboraciones periodísticas se afanan en atacar continuamente –hoy, en México– al gobierno de AMLO, como si él fuera el peor mal que pudiera haberle sucedido a este país y nosotros seamos los culpables por haber votado por él.

Lenin, tanto en el ¿Qué hacer, como en Lenin y la prensa revolucionaria recuerda a quienes leen esos libros a siempre estar atentos para contrarrestar lo que él llama campañas de desprestigio del poder, que en su época estaban a cargo de un grupo especializado de la policía zarista y que por ejemplo Javier Marías, en una de sus novelas, describe cómo opera con gran eficacia en Gran Bretaña una oficina especializada de Scotland Yard en la Segunda Guerra Mundial para bajar la moral de los miembros del ejército nazi.

Nada nuevo bajo el sol, pues. Sólo estar atentos a ello.

 

 

¿De dónde vienen los problemas?

Sergio Gómez Montero / Isegoría
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Se puede morir de disyunción.
Se puede llorar al pie de las iglesias,
hasta agotar el agua de las fuentes.
C. Piermarini: “Alienación”.

La semana pasada estuvo particularmente cargada de problemas de naturaleza diversa: desde la llanta de un pick-up que se ponchó, los LeBarón, coronavirus, medicamentos, bandas de sicarios atentando sin freno ni medida y papás de niños con cáncer; de todo, como en botica. Junto a eso, los movimientos convulsos tanto del sistema capitalista en Davos, como el juicio político de Donald Trump que no ha dejado de ser un puro juego electoral tanto de demócratas como de republicanos. Todo, como si así fuera la cotidianidad de la política en el país, que no logra conmoverse ni con los rezos y las marchas de Javier Sicilia, con tufos cada vez más intensos de pro Estados Unidos, con objeto de contribuir así al sabotaje continuo del gobierno transicional de carácter antineoliberal que hoy gobierna al país.

Digo, ¿cómo se puede gobernar así? A saltos y trompicones pero se avanza por un sendero (brecha) nada fácil, con un vehículo 4x4 (gabinete de lujo y cámaras apoyando) que permite sólo así superar los obstáculos que se presentan continuamente en el camino y que, puestos allí esos obstáculos por quienes se oponen a los nuevos gobiernos de transición en América Latina, intentan continuamente que esos vehículos (los gobiernos antineoliberales) no superen los obstáculos de las veredas por donde se transita y truenen al caer en un bache o una zanja o el motor reviente.

Lo que a veces no se entiende, claro, es por qué, a pesar de haber culpables que, primero, heredaron los problemas que hoy explotan, se mantienen impunes, sin que nadie les ajuste las cuentas, dado las tropelías cometidas. Pero, lo que hoy es más grave, es que quienes desde tiempo atrás, en los medios, mantuvieron alianzas nada impolutas con los cabecillas del neoliberalismo sigan hoy encabezando las campañas que buscan sabotear continuamente el hacer público del gobierno, al que, precisamente, no dejan gobernar. Y he ahí el problema: si hoy no se logran construir las bases de un mundo diferente al de hoy, los que van a sufrir las consecuencias de ese desmadre van a ser los jóvenes y los niños de hoy, a quienes, si el capitalismo sigue, les tocará vivir un mundo de una agresividad desbordada y ajena de raíz a las bondades humanas.

Grave error, por ende, la de los gobiernos de transición mencionados, quienes resistentes a castigar, le dan prioridad a la negociación con los hipócritas, quienes un día anuncian 500 millones de dólares de inversión y nada más se retiran de la mesa de negociación y se mueren de risa, porque las inversiones anunciadas nunca van a dejar de ser sueños guajiros para engañar al gobernante que no aceptan de ninguna manera. Al respecto es muy importante lo que escribe Gramsci sobre el bloque histórico: “la concepción del ‘bloque histórico’, en el cual precisamente las fuerzas materiales son el contenido y las ideologías la forma, distinción meramente didáctica, porque las fuerzas materiales no serían concebibles históricamente sin forma y las ideologías serían fantasías individuales sin las fuerzas materiales”, lo cual, ocasionalmente, son persistentes en olvidar quienes, en el afán de negociar, platican con los enemigos de clase, sin darse cuenta que ellos, los burgueses, sólo negocian para engañar.

Así de dura y dramática es la realidad; es necesario darse cuenta de ello, antes de que en las siguientes elecciones, dado el consumo disminuido, la transición termine de pronto abruptamente.

 

 

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