Foro Económico de Davos: “Nuevo capitalismo”

Javier Ortiz de Montellano
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El Foro Económico Mundial ha anunciado el tema y los detalles de su 50ª Reunión Anual, que se celebrará del 21 al 24 de enero en Davos, Suiza.

El tema de la reunión será: Un Nuevo Capitalismo de las Partes Interesadas (Stakeholders) para un Mundo Coherente y Sostenible.

Reunirá a 3,000 participantes de todo el mundo y tendrá como objetivo dar un significado concreto al “capitalismo de los interesados” (empleados, clientes, proveedores, comunidades locales y la sociedad en general), ayudar a los gobiernos e instituciones internacionales a seguir el progreso hacia el Acuerdo de París y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y facilitar las discusiones sobre tecnología y gobernanza comercial.

El Programa para la Reunión Anual de 2020 priorizará seis áreas clave:

* Ecología: cómo movilizar a las empresas para responder a los riesgos del cambio climático y garantizar que las medidas para proteger la biodiversidad lleguen al suelo de los bosques y los fondos oceánicos.

* Economía: cómo eliminar la carga de la deuda a largo plazo y mantener la economía funcionando a un ritmo que permita una mayor inclusión.

* Tecnología: cómo crear un consenso global sobre el despliegue de tecnologías de la Cuarta Revolución Industrial y evitar una “guerra tecnológica”.

* Sociedad: cómo volver a capacitar y mejorar a mil millones de personas en la próxima década.

* Geopolítica: cómo el “espíritu de Davos” puede crear puentes para resolver conflictos en puntos críticos globales. Reuniones informales para establecer una conciliación para reactivar el nuevo capitalismo.

* Industria: cómo ayudar a las empresas a crear los modelos necesarios para impulsar la empresa en la Cuarta Revolución Industrial. Cómo navegar por una empresa en un mundo expuesto a tensiones políticas e impulsado por un cambio tecnológico exponencial, así como por las crecientes expectativas de todos los interesados.

De esta manera parecen responder las élites mundiales a la gente que se está rebelando contra la involución de la economía mundial y los insuficientes esfuerzos para limitar el peligroso calentamiento global.

Ante una encrucijada mundial tan crítica, se trata de desarrollar un Manifiesto de Davos 2020, para reimaginar el propósito y los cuadros de mando para las empresas y los gobiernos.

Este nuevo “espíritu de Davos” de 2020 fue antecedido por un giro reciente en el sector empresarial representado por el Business Roundtable, importante organismo de Mesa Redonda de Negocios, creado en 1972 por la fusión de tres organizaciones distintas que coincidían en su creencia de que el sector empresarial debía jugar un papel activo en la elaboración de políticas públicas.

El Business Roundtable ahora quiere redefinir las reglas del capitalismo. La organización reúne a los presidentes ejecutivos de 181 de las mayores corporaciones de Estados Unidos, desde Amazon hasta Xerox, pasando por las mayores empresas de comercio minorista (Walmart), tecnología (Apple), energía (Exxon Mobil), telecomunicaciones (AT&T), automóviles (Ford), finanzas (JP Morgan Chase), entre muchas otras. Se trata de compañías que cuentan con más de 15 millones de empleados y unos ingresos anuales superiores a los 7 mil millones de dólares.

Albergan a la crema y nata del capitalismo estadunidense y ahora quieren cambiar la forma de hacer negocios. Los líderes de estas empresas han divulgado una declaración en la que asumen un cambio de visión radical sobre el objetivo de sus corporaciones, rompiendo con la política que mantenían desde hace más de 20 años, la cual privilegiaba la maximización de las ganancias de los accionistas por encima de cualquier otra consideración.

Pero si las ganancias de las grandes empresas aumentaron, también lo hizo su mala imagen pública. El rechazo a las grandes corporaciones alcanzó niveles muy elevados tras la crisis financiera de 2008. La desconfianza ha provocado que el populismo sea acogido en ambos extremos del espectro político, trátese del proteccionismo comercial o la búsqueda de una red de protección social.

A partir de ahora, su propósito se ampliará con la mirada puesta en favorecer también a los empleados de las compañías, a sus clientes, proveedores y comunidades. La empresa debe aprovechar sus competencias básicas, su espíritu empresarial y sus habilidades, pero también debe trabajar con otras partes interesadas para mejorar el estado del mundo.

Esta especie de “misión social” de las empresas que propone ahora la Roundtable no es nueva. Hace décadas que se habla del capitalismo de las partes interesadas o stakeholder capitalism. Incluso en Davos se plantearon ideas similares a comienzos de la década de los 70. Sin embargo, este enfoque no encontró resonancia entonces porque el “capitalismo de accionistas” --cuyo objetivo es maximizar los intereses de los inversores-- se impuso liderado por los economistas neoliberales.

Sin embargo, la idea de un nuevo capitalismo de grupos de interés se empieza a considerar. Una de las razones que explicarían este fenómeno es el “efecto Greta Thunberg”. La famosa joven activista sueca recordó que el sistema económico actual constituye una traición a las generaciones futuras por el daño ambiental que provoca.

Por otro lado, los “millennials” (generación de nacidos entre 1981 y 1996) y la generación Z (nacidos entre 1997 y 2012), ya no quieren trabajar para, o invertir en, o comprar en empresas que no se rijan por unos valores más amplios.

Voces de ambos generaciones advierten que las empresas deben adaptarse y empezar a comprender que su éxito a largo plazo depende también del éxito de sus clientes, empleados y proveedores y concluir que deben dejar atrás sus prácticas tradicionales.

La problemática que enfrenta la economía mundial exige soluciones que vayan más allá de algunas acciones nobles, pero aisladas, de la acostumbrada filantropía, tan vieja como el capitalismo (y deducible de impuestos), de los ricos frente a su muerte, y aun de acciones de importantes filántropos en vida, como lo son Warren Buffett o Bill Gates, por encomiables que resulten ser (Filantrocapitalismo: Cómo los ricos pueden salvar el mundo, Matthew Bishop y Michael Green, publicado en 2009, precisamente el año de la reciente Gran Recesión provocada por la élite financiera que Andy Robinson describió en su estupendo libro de 2013, Un reportero en la montaña mágica: Cómo la élite económica de Davos hundió el mundo).

Parece ser que a Davos asistirán algunos de esos multimillonarios del mundo que después de todo se han tenido que convencer de que el filantrocapitalismo por sí mismo no resolverá la situación que enfrenta el mundo. Así, en Davos se reunirán este mes por unos días los que podrían estar dispuestos a hacer ciertos cambios para evitar la multiplicación del descontento social que se ha visto crecer en el mundo.

Esperamos que ese puñado de personalidades reconozca a tiempo que para salvar el capitalismo, hay que arreglarlo de verdad y encuentren las soluciones adecuadas. Pero, sobre todo, que encuentren la manera de convencer al resto de los capitalistas del mundo a que se unan para hacer los cambios necesarios para salvar a la economía. Otra recaída en que sólo se salven ellos, el 1% más rico del planeta, no es solución para el 99% restante.

Si no logran diseñar un verdadero nuevo capitalismo de orientación social en el siglo XXI para beneficio de la mayoría de las “partes interesadas”, se corre el riesgo de acabar en el futuro con un renacido y bárbaro feudalismo, que gradualmente reemplace al disfuncional capitalismo con su locura del solucionismo tecnológico-digital, cada vez más salvaje y descontrolado, al que nos conduce la fantasía de un mundo de eficiencia sin fallas.

¿Podrá la élite económica-financiera que hundió al mundo en la crisis en 2008, cambiar sus modos y evitar los peligros a que se enfrenta la humanidad?

No hay que perder la esperanza porque como decía el poeta Hölderlin: “Donde está el peligro, crece también lo que salva”.

 

 

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