Iter criminis del feminicidio

Ramón Ojeda-Mestre
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En el Código de Hammurabi, de hace cuatro mil años, ya había disposiciones relacionadas con la difícil situación de la mujer. Y esto no lo digo en descargo de la estulticia imperante del segmento masculino hacia el segmento femenino de la población, sino para ayudar a entender lo arraigado de los comportamientos antisociales.

 

Peor aún, en estas épocas, donde 25 millones de mujeres en Europa son violentadas, las cifras más altas del aberrante y patológico machismo son mayores en Dinamarca, Finlandia y Suecia.

 

Mal de muchos, consuelo de lerdos. En pleno siglo XXI no podemos aceptar que esa pústula social continúe en México. Es un problema público y grave que lastima o hiere no sólo a la mitad femenil, sino a una enorme proporción, indeterminable, del segmento masculino mayor a 15 años.

 

No es excusa ni escurrimiento decir lo que todo el mundo ya sabe, o debería, en relación con que es un fenómeno antisocial multifactorial.

 

Se ha educado a los niños en los hogares, desde hace casi 500 años, más con las definiciones hispánicas, católicas y de influencia musulmana, ya que los moros dominaron prácticamente España desde el año 711 hasta la Reconquista de la península, en 1492, con la toma de Granada por parte de los reyes católicos.

 

En este mismo año se produce la expulsión de los judíos y el descubrimiento de América, en nombre de Castilla, por Cristóbal Colón.

 

Tampoco eso justifica, pero ayuda a entender. Si agregamos el bajísimo nivel educativo escolar y el paupérrimo nivel cultural que ha alcanzado nuestro país, y le sumas alcoholismo, drogas, complejos psicológicos, situación socioeconómica por los suelos de las grandes masas, y la impreparación misma de la mujer para lidiar con bestias semiamaestradas, además de 700 años de dominación masculina del poder político y religioso, pues el resultado no es para nada halagüeño.

 

Agréguele que las leyes que afrontan el problema son recientes y la falta de interés real de los presidentes y gobiernos locales para reconocer el fenómeno y atenderlo con menos prejuicios.

 

Considero que el problema de violencia contra la mujer es un asunto de seguridad nacional.

 

Así de grave lo veo ya en los hogares, en las escuelas, en los centros de trabajo, en el campo y en la ciudad, en los medios, en las iglesias, en los gobiernos, en las actividades sociales y culturales e incluso en los asuntos migratorios y en las empresas privadas donde ya alcanzó niveles de escándalo.

 

Acabemos con esta perversión de la vida social. Empecemos por reconocer cómo se manifiesta en nosotros. Animal indispensable, le llama Pedro Armendáriz en una película mexicana de gran éxito.

 

Vea usted, machito, cuántos videítos recibe o manda respecto a la mujer y de qué tipo.

 

 

 

Estrategia de tensar la liga

Ramón Ojeda-Mestre
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Hay muchas ligas, desde la muy noble y leal liga de la decencia, hasta la Liga de las Naciones, las de beisbol, las que se usaban para las medias de las extremidades inferiores/superiores de la mujer, las ligas de resistencia, la Panhelénica o la Liga de Delos, la famosa Liga de Los Ratones de La Fontaine y las de Suiza, que son tres ligas perpetuas: liga de los grises, la de la casa de Dios y la de las diez jurisdicciones.

También hubo la Liga de Cambrái contra Venecia (Italia), la Liga Hanseática, la Liga de Ratisbona que generó (Martín) Lutero y la de Tergau.

¡Ah! y la liga de las novias en las bodas tradicionales.

Para este escribidor de ustedes, inacosables bellas y acosadores truhanes, la liga más famosa ha sido la Liga de la Jarretera.

La Nobilísima Orden de la Jarretera (The Most Noble Order of the Garter) es la orden de caballería más importante del Reino Unido, fundada en 1348 por Eduardo III.

Es considerada el máximo galardón del sistema de honores británico. Su lema es Honi soit qui mal y pensé: (maldito aquel que de esto piense mal).

La leyenda cuenta que el monarca estaba en una fiesta bailando con la condesa de Salisbury, a quien se le cayó una liga azul.

El rey la recogió y se la anudó a la pierna, entre las murmuraciones de los presentes.

Es tan importante que se halla en el escudo del reino, aunque el lema está escrito en francés.

Sin embargo, a la liga que se refiere la expresión “tensar la liga” alude a la frecuente condición en que las actividades de comercio, de política o de trato personal llevan o tratan de llevar a la otra parte a situaciones extremas. Lo que los militares llaman “la línea del máximo repliegue”.

Pues parecería que eso venimos haciendo muy eficientemente en el país como acto reflejo de lo que está ocurriendo en Estados Unidos de América en donde los demócratas tratan de desmoronar al republicano Trump como candidato a la reelección en los comicios del año entrante.

Curiosamente, en su polémica obra En torno a la cuestión de la dialéctica, Lenin, al igual que Marx en la Introducción a la crítica de la economía política, y Mao Tse-Tung en su clarísima obra Sobre la contradicción de 1968, parecía que se apropiaban de esa forma de entender y afrontar las realidades sociales, empero, esa concepción de origen hegeliano se ha enseñoreado en todo el gradiente de la actuación política.

Desde las derechas más radicales, hasta las izquierdas verdaderas más recalcitrantes, pasando por los “intransigentes” de centro han caído y nos han llevado al deporte extremo de “agudizar las contradicciones”, pensando que a río revuelto ganancia de pescadores y esa debilidad argumentativa y fáctica ha llevado a todos los actores a las más riesgosas arenas movedizas.

Piénsele. Porfa.

 

 

Murió desnuda

Ramón Ojeda-Mestre
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A pesar de que es lo más “natural” del mundo, pues nacemos sin ropa, la desnudez es todo un tema de la ciencia, la cultura y el arte en general. Cuando los atrabiliarios hotentotes de cualquier país y etapa de la historia quieren atormentar a alguien, lo encueran, física o mediáticamente, social o individualmente. Aun así, tiene tal belleza y mensaje la fisonomía humana, que los grandes artistas de la humanidad han esculpido o pintado el cuerpo de un hombre o de una mujer.

Lo mismo Miguel Ángel Buonarroti que Leonardo Da Vinci, Diego Rivera, Siqueiros u Orozco, Modigliani o Goya, Picasso o Dalí, Raúl Leal o Yandi Monardo, Van Gogh o Rubens y Rembrandt, Giotto o Durero. Él o la que recordemos, Monet, Manet, Gaugin, Kandinski, Renoir o Boticelli, como dicen ustedes los mexigringos: you name it you get it.

Pero una cosa es posar desnuda, como la viuda del exdirector de Pemex, el Ingeniero Jorge Díaz Serrano, Helvia Martínez Verdayes quien se desvistió a los 16 años para que se usara su voluptuosidad en la estatua de Diana La Cazadora que hoy por hoy admiramos en el Paseo de la Reforma de la Ciudad de México, o la secretaria del general Porfirio Díaz, Ana María Mazadiego Fernández que posó para lo que hoy es el Ángel de la Independencia y otra cosa, muy especial y aleatoria, es morir desnuda.

Morir desnuda, como señala también el título de una obra de Alexa Habana, es un hecho singular, y que al parecer sólo sucede, casualmente, por tragedias excepcionales, como el caso de la gran escritora mexicana Rosario Castellanos, autora de muchas grandes obras como Mujer que sabe latín, Oficio de tinieblas o Balún Canán, entre otras. Ella es considerada una gran chiapaneca y fue embajadora de México en Israel, donde murió a los 49 años cuando salió de la tina en su casa, electrocutada por un corto circuito mientras trataba de contestar el teléfono. Es una escritora indispensable para entender el fenómeno del maltrato hacia la mujer, la discriminación a los indígenas y otros asuntos cruciales.

También Marilyn Monroe murió desnuda y convertida desde hacía mucho en leyenda, vale la pena leer el extraordinario poema que le dedicó Pier Paolo Pasolini quien muriera cruelmente asesinado en 1975 y también el poema de Ernesto Cardenal. Interesante que la última llamada telefónica que hizo Marilyn fue a su expareja José Bolaños, un mexicano guionista de cine, poco antes de que fuera encontrado su cadáver el 5 de agosto de 1962 a los 35 años de edad y un año antes del asesinato del presidente John F. Kennedy con quien mantuvo relaciones muy cercanas. Esto lo consigna el gran escritor mexicano Rafael Ramírez Heredia en su libro Con M de Marilyn.

En fin, muerte y desnudez hacen un binomio intrincado, tal vez sórdido o, como muchos afirma, purificador. Yo no creo que, como dice algunos, Alfonsina Stormi se haya suicidado desnuda. La depresión de Alfonsina sí era real, pero su motivo era el cáncer de tres años. Y su muerte en el mar también fue real, pero en lugar de caminar aguas adentro, Alfonsina se lanzó desde el espigón (un macizo saliente en la costa) de la playa La Perla, en Mar del Plata, y su cuerpo fue hallado a la mañana siguiente por dos obreros que pasaban. En el lugar se ha erigido el monumento de la foto que encabeza esta nota, al que cada 25 de octubre se acercan cientos de personas a honrar la memoria de Alfonsina y en la escultura aparece una insinuación de vestido, aunque algunos digan que es la espuma del mar en una alegoría.

No, no da lo mismo morir con ropa que sin ella, como no es lo mismo poner los pies en la tierra que andar descalzo, pero para efectos de la reflexión es interesante o apasionante el tema. Hay muchos hombres que mueren desnudos. Pero no hay tanto morbo. Usted tiene la última palabra.

 

 

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