Milicias cívicas para la 4T

Moisés Edwin Barreda / Silabario de política
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El fulminante golpe de Estado de Washington a Evo Morales mediante los derechistas bolivianos aleccionados y meneados por la CIA, tiene doble objetivo: advertir a López Obrador de lo que le puede pasar si continúa su política favorable al pueblo, no al capital, y de recuperación de la dignidad del país y la soberanía alimentaria, y apoderarse del litio y demás riquezas naturales de Bolivia.

         Esta acción contra Evo Morales es otro eslabón para la larga y oprobiosa cadena de los golpes aplicados por Washington en América Latina para derrocar gobiernos democráticos y relevarlos con peleles que se transforman en dictaduras. El pueblo boliviano es el penúltimo que cae de los que decidieron zafarse de la doctrina Monroe, tarea que millones de mexicanos emprendimos el primero de julio de 2018. Repudiamos que Benito Juárez la apoyó en 1861, aunque para alejar a europeos.

Es tiempo de que admitamos que los traidores mexicanos que vencieron en la tercera etapa de la revolución desatada por Ricardo Flores Magón con la pluma y las armas, permitieron que en 1929, con Plutarco Elías Calles, Washington formalizara la dictadura instituyendo el Partido Nacional Revolucionario, que llegó como PRI –partida de rateros impunes– hasta el 1 de julio de 2019.

Soplan vientos de fronda en el país por la acción de los oligarcas que sueñan con recuperar la Presidencia de la República y el erario, y sus socios empresarios y comerciantes, creadores de los litros de 900 mililitros, kilos de 900 gramos, sal que no condimenta, azúcar que no endulza, pan empequeñecido y encarecido.

En fin, han reducido todo en calidad y cantidad. No han logrado hacerlo con el metro para escamotearnos en todo lo mensurable con esa unidad.

A esos vientos de fronda se suman los discursos con que dos generales retirados casi invitan a las fuerzas armadas a la infidencia. Soldados y marinos deben ver que aquéllos usaron argumentos que venían al centavo a la PRI-dictadura y el régimen espurio del criminal traidor Felipe Calderón. Callaron porque los favorecían. Desde luego los siguen favoreciendo, con buena pensión.

Es lamentable que en vez de sancionar a esos mílites por sus discursos violatorios de leyes y reglamentos castrenses que les prohíben inmiscuirse en política “excepto si tienen licencia” –no excluye a los retirados–, el presidente López Obrador acepta esas peroratas como ejercicio de la libertad de expresión.

Además de su tolerancia a esos mílites sediciosos, el presidente ofrece reducir el tiempo oficial en radio y televisión, necesarísimos para contrarrestar los mensajes del aparato de propaganda creado por los oligarcas y sus socios los empresarios y comerciantes y los enriquecidos por la corrupción que sembró la PRI-dictadura, y combatirlos.

La historia enseña que la embajada de Washington encabeza a los artífices de los peores males que nos han asolado. Por esto millones de mexicanos tememos que nuestro gobierno realmente democrático, caiga como el boliviano ahora y antes otros que desecharon la doctrina Monroe, y se nos frustre la Cuarta Transformación.

Es necesario que los millones de compatriotas que elegimos presidente a Andrés Manuel López Obrador con voto masivo, tanto que impidió el fraude electoral que tenía preparado la PRI-dictadura, formemos milicias cívicas urbanas y rurales para impedir que Washington y sus maiceados y titiriteados derechistas totonacos nos apliquen la democracia “made in USA”, más falsa que un billete de $2.50.

 

 

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