Cuatro propuestas para el rector de la UNAM

Eduardo López Betancourt
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Señor rector Enrique Graue Wiechers, gracias por su invaluable apoyo para este evento que en mucho debe enorgullecer a nuestra casa de estudios; el año pasado se celebró con gran éxito, el Primer Congreso; fue una participación abrumadora de maestros, investigadores y estudiantes. Acudieron de todas las latitudes, recibimos a nuestros colegas y aprendimos de ellos.

El esfuerzo ha quedado en una memoria de tres tomos, mismos que ahora debe usted hacer llegar a nuestros órganos de gobierno para que sea una importante y notable aportación para resolver el drama que se vive en el país, donde la delincuencia nos avasalla y cuya lucha en su contra, no ha sido todo lo contundente que se reclama.

En este Segundo Congreso señor rector, tal vez se modere el renglón cuantitativo, menos ponentes, menos conferencias, temas más concentrados pero, no menos grandioso en lo cualitativo, expositores de altísima calidad particularmente de España y Colombia.

Los temas que se tratarán están encaminados para mostrar opciones y soluciones; ante el fracaso del derecho penal, superado, y en el mejor de los casos, minimizado por la corrupción, la violencia y la ineptitud. Estos renglones serán ventilados acuciosamente en este Segundo Congreso.

Señor rector, la oportunidad de recibirlo en está su casa, la Facultad de Derecho, donde se le admira y se le quiere, me resulta a todas luces conveniente, para tratar un tema que está en los ámbitos universitarios y que se refiere a la terminación de su mandato como magnífico rector.  

Razonadamente considero y preciso, en lo personal, que debe usted continuar al frente de nuestra institución; sin duda, respetando siempre los tiempos; y más aún, la opinión sabia y de gran autoridad de quienes en conjunto formamos esta importante comunidad.

Mi opinión para pedirle a usted pueda aceptar un nuevo periodo  rectoral, no se basa solo en los sentimientos del corazón sino de la razón; es indispensable otorgarle un voto razonado, sustentado en hechos fehacientes como lo son la creación de un importante Instituto de Ciencias Aplicadas y Tecnología; dos centros de investigación de primera generación; un servicio nacional arqueo magnético; cinco escuelas nacionales; 14 nuevas carreras; 16 especializaciones; tres unidades académicas multidisciplinarias; cuatro laboratorios donde destaca el de resonancia magnética nuclear; nueve laboratorios nacionales, entre ellos el de geoquímica y mineralogía; tres laboratorios internacionales en combinación con las instituciones más prestigiadas del mundo científico; y, dos geoparques, junto con la Unesco, en Oaxaca e Hidalgo. En este su esfuerzo, no escatimamos mencionar incrementos en nuestra matricula; y en este punto deseo ahondar.

La Universidad de la Nación reclama continuidad, evitar riesgos y peor aún, retrocesos. En este sentido señor rector es sano escuche las voces sanas de quienes aman a su Universidad, siendo el caso por tanto de formular un proyecto en el que nos permita usted expresarle nuestros puntos de vista.

Es evidente, nuevos aires se sienten en el país; la voluntad popular marcó el año pasado un antes y un después, nuestra Casa de Estudios no puede ser ajena a ese cambio que de manera arrolladora se expresó en las urnas; debemos ir al ritmo que ha marcado el Ejecutivo federal en lo que ha denominado la cuarta transformación; así, con toda humildad pero también con toda claridad, le pido considere estos puntos:

La indispensable democratización de la UNAM. No solo debe enseñarse el concepto de democracia y su teoría, sino practicarse. La ley de 1946 ha sido útil, ha evitado conflictos, aunque sin duda se han dado barruntos y protestas, que han provocado terminación anticipada y en ocasiones violenta de periodos rectorales; entendamos que la madurez de los universitarios es una realidad. Hoy por hoy deseamos participar en la designación de nuestras autoridades, no bajo principios demagógicos, pero sí bajo condiciones donde los docentes tengan un porcentaje mayoritario en la decisión, pero donde también, aun en menor escala, sean tomados en cuenta alumnos y trabajadores. Ejemplos valiosos de estos procedimientos los habremos de encontrar en universidades europeas, que bien pueden servir de ejemplo a este reclamo.

Adelgazamiento burocrático. Sin duda es momento de ahorros, de evitar dispendios, de lograr más con menos; esta política no sólo debe ser en lo material, sino aún más, en el ámbito humano, prescindiendo de unidades administrativas que bien puedan reducirse o compactarse, así como de carácter académico, buscando siempre eficacia superando el burocratismo, que en muchos de nuestros ámbitos se han convertido en una rémora.

Rechazo a los exámenes de admisión. Señor rector este planteamiento es escabroso en su discusión, pero altamente conveniente en su análisis. Los exámenes que hoy se practican son traumantes, injustos a todas luces, son actos de tortura; bajo ningún concepto es aceptable que el destino de los adolescentes se resuelva en un par de horas, en condiciones antipedagógicas, donde se aprovechan pseudo centros educativos, que disque preparan en unas cuantas semanas, para aprobar exámenes de admisión; inclusive en muchos de ellos aseguran cuentan con información previa de los mismos. Al margen de todo esto, no es posible, bajo ningún concepto, sustituir años de estudio por un par de semanas de preparación.

Hay que hacer en este sentido, nuevas y mejores opciones, en particular entender que el derecho a la educación debe ser absoluto, bajo ningún concepto restringido, ya que muchos de esos jóvenes que no ingresan, van a formar parte de grupos de desempleados, amargando su existencia o bien, se convierten en víctimas de escuelas fraude bien denominadas “patito” que otorgan títulos, con aprobación de autoridades educativas.

En este grave problema social, la nación deberá dar opciones, apoyar y capacitar áreas para que tengan derecho a estudiar todos los que así lo decidan; la tarea no es fácil, pero la UNAM debe aceptar el reto con la grandiosidad que le es característica.

Apoyar al estudiante. No sólo es el caso de abrir las puertas de la UNAM a todos, sino que esos todos cuenten con los recursos requeridos para poder cumplir su misión a través de un apoyo económico suficiente, que les permita sufragar correctamente sus necesidades.

Señor rector, éstas son algunas ideas que deben ser valoradas tanto por usted como otras opiniones autorizadas, con alcances de ideario donde se haga gala de nuestra fortaleza y el compromiso de contribuir a la solución de los grandes conflictos nacionales. Los logros en los últimos cuatro años son evidentes, pero con usted al frente en el próximo cuatrienio, serán impactantes.

Dentro de todo, una súplica, insisto una súplica, para 1946 tal vez una persona a los 70 años tenía poco que ofrecer, fuera de un consejo o una anécdota; en 73 años todo ha cambiado; las expectativas de vida son superiores. Bajo ningún concepto una persona de más de 70 años, no puede ni debe desecharse; limitar el derecho a ocupar un cargo por razones de edad es discriminatorio, un acto que la UNAM no debe ni puede permitir, de ahí lo imprescindible que es cambiar las reglas, el ejemplo lo ubicamos en los altos cargos de responsabilidad nacional. Por tanto, la UNAM en este sentido no debe quedarse a la saga. Es ahora cuando los cambios se reclaman, cuando nuevos derroteros nos deben de impulsar.

Señor rector, inaugura usted un evento de vital importancia. Trabajaremos incansablemente tres días, tal como lo hicimos el año pasado y se sentirá usted satisfecho de que impulsaremos ideas, proyectos y sin duda conclusiones y consideraciones útiles para el país.

Gracias señor director de la Facultad de Derecho, doctor Raúl Contreras Bustamante; gracias a mis colegas de otras latitudes, a mis compañeros mexicanos, a los alumnos, que debo decirle señor rector han tenido una participación activa y han dado opiniones para este congreso; gracias al secretario General de la Facultad de Derecho, al doctor Víctor Manuel Garay Garzón; gracias también al coordinador Académico, el doctor Roberto Carlos Fonseca Luján, pero por encima de todo gracias a usted señor rector por querer siempre a la Facultad de Derecho y sus integrantes, quienes ahora podemos decir: ¡Viva la UNAM! ¡Viva la Facultad de Derecho! ¡Viva el rector Enrique Graue Wiechers!

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Discurso del autor con motivo del Segundo Congreso Internacional de Derecho Penal. 23 de septiembre de 2019. Auditorio Antonio Caso de la Facultad de Derecho de la UNAM.

 

 

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