Felipe Calderón y su lacayo

Jorge Meléndez Preciado
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Las declaraciones del presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Arturo Zaldívar, nos muestran algo que ya sabíamos pero es importante que lo diga el magistrado que conduce los litigios más trascendentes del país: Felipe Calderón es un hombre muy pequeño de estatura física y moral. Aunque ante este sujeto hay otros más enanos que lo quieren defender, uno de ellos el siempre inoportuno Javier Lozano, quien es un  pelafustán completo, ya que se quiere pasar de alburero y resulta bobo y aburrido.

Recordemos simplemente que cuando le preguntaron a Felipe de su victoria muy tramposa en el 2006, la cual fue validada por el entonces Instituto Federal Electoral, dijo claramente gane “haiga sido como haiga sido”, en idioma de José José: no me importa lo que píense la gente.

Pero al darse el incendio de la guardería ABC en Sonora, donde Eduardo Bours mandó quemar unos archivos que los comprometían en fraudes millonarios, intentó que todo se ocultara porque una prima de Margarita Zavala, su esposa, estaba involucrada en el asunto. Y al saber que el ministro Arturo Zaldívar pedía incluso prisión en contra de los que eran socios de aquel horror donde 49 niños murieron y decenas siguen con lesiones, mandó a que los otros miembros de la Corte votaran contra el proyecto. Y así dejó libre como el viento a la familiar consentida.

            En el caso de Florence Cassez también supimos que hasta estuvimos a punto de la ruptura con Francia por un montaje  que hizo Televisa y difundió el periodista “crítico” Carlos Loret de Mola.

Pero ahora tenemos información que la exportación de petróleo durante el sexenio calderonista posibilitaba pagar la deuda de Pemex y seguir adelante. ¿Qué hizo Felipillo con esos miles de millones de dólares? Misterio.

Y ahora el todavía pequeño Felipe, que no logra hacer reuniones concurridas para su seguramente fracasado partido y el señor Lozano que cambia de chaqueta rápidamente, a quienes nos solidarizamos con Arturo Zaldívar nos dicen que no tenemos madre.

Vaya par de engendros que debemos soportar.

 

 

Medina-Mora, el multiusos

Jorge Meléndez Preciado
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El caso de Eduardo Medina-Mora traerá más damnificados que la tormenta tropical Ariadna. Ya que el que fuera director del Cisen, sin ninguna experiencia en el asunto; procurador General de la República, desconociendo el trabajo, y luego ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, impuesto por Enrique Peña Nieto, es un hombre que ha servido a intereses muy diversos, excepto los de la nación.

Las relaciones de Eduardo han sido amplias, lo mismo con Televisa, que va en picada en audiencia y ganancias, que con financieros, ya que un hermano estaba en Banamex, que con diversos grupos de poder, los cuales han recibido favores  en los años que ha estado al mando de diversas corporaciones Medina-Mora.

Tiene razón Javier Corral, quien señaló: en la Operación Zafiro en Chihuahua, la que desvió millones de pesos para las campañas priistas, desde la Suprema Medina Mora protegió a Enrique Peña Nieto y ha impedido que César Duarte sea detenido en Estados Unidos. Pero asimismo protegió en el máximo tribunal judicial los negocios de la Caja Libertad de Juan Collado, entre otros asuntos.

El multimencionado sujeto también, hoy se sabe, es accionista de tres corporaciones mercantiles, lo cual hace que sea incompatible su cargo en un tribunal con la posesión de acciones en compañías.

Su renuncia, aparentemente inesperada, es parte de la investigación que lleva a cabo Santiago Nieto, en la cual se dice que podrían estar involucrados lavadores de dinero y hasta narcotraficantes. Algo que muestra que una persona en México juega diversos papeles con el fin de favorecer a unos cuantos.

 

 

Taxis: Viejo problema sin solución

Jorge Meléndez Preciado
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 Para el gran Juvenal González y su militancia lúdica.

El lunes 7 de octubre fue un día de pesadilla para millones de capitalinos. Mas, como siempre ocurre, para los amolados económica y físicamente, aunque en esta ocasión hasta los que viven en zonas  boyantes como Santa Fe o viajan por diversos motivos, también sufrieron las de Caín. Ello porque ocurrió una demostración de taxistas que pararon sus unidades en diferentes puntos de la ciudad, ostensiblemente en Paseo de la Reforma. El fin: protestar contra las empresas que usan aplicaciones digitales para trasladar pasaje en esta capital.

El otorgamiento de licencias para taxis aquí ha sido lo mismo una regalía para algunos que un negocio para personajes influyentes. Se sabía: cuando fue regente Carlos Hank González, le regalaba cuatro juegos de placas a los periodistas que cubrían la fuente del entonces Distrito Federal. También que grupos políticos y exfuncionarios de gran nivel de esta megaurbe poseen cientos de vehículos que circulan recogiendo el pasaje, sobre todo indispensable en las mañanas que los niños y adolescentes van a la escuela.

Aseguran varios choferes que el Grupo Panteras hace lo que le viene en  gana: se pasan altos, cobran de más, maltratan a las damas, etcétera porque están en contubernio con las autoridades. Algo parecido a lo que vemos con los camiones, quienes toman calles, atropellan ciudadanos y se dan vuelta donde quieren sin mayor sanción. ¿Y las incorruptibles autoridades?

Entre quienes andan manejando encontramos de todo: lo mismo personas que se dejaron seducir que serían empresarios pequeños y perdieron casi todo, quienes pidieron su baja en su trabajo y están ahora trabajando más de 12 horas para salir adelante y los que son manejadores y tienen que dar una cuenta diaria. Hay, no obstante los tarjetones con nombre y foto, quienes abusan del usuario y el taxímetro lo tienen arreglado para cobrar más, sin que las denuncias tengan ninguna consecuencia. Así como existen los muy decentes y honrados.

Como hemos señalado, un grupo pequeño se enriquece y la mayoría vive con el Jesús en la boca. Y además, tienen que pagar diversos servicios: la tenencia, el reporte médico más otras cuotas, aparte de extorsiones anuales y diarias.

No la tienen fácil  la mayoría de los 150 mil choferes (o más), lo cual se agravó hace cinco años con la aparición de Uber, a la que se han sumado Didi, Cabify y Beat. Agréguele que hace ocho años las tarifas continúan iguales. Y también que  en los pasados tres sexenios se les obligó a cambiar de color sus autos por las arbitrariedades y/o negocios  de los señores que dirigieron la capital.

Algunos de los taxistas, me consta, daban tarjetas con números telefónicos para que el usuario llamara y pudieran quienes estaban coaligados llegar lo más rápido, queriendo hacerle competencia a las plataformas. No les dio resultado porque su tecnología es pobre ante los que tienen el apoyo de los grupos extranjeros.

Es cierto, los que están en los nuevos tiempos en general son más amables, utilizan el GPS, llegan en ocasiones más rápido aunque no saben utilizar los caminos poco conocidos y sus autos se encuentran en mejores condiciones. Pero también recordemos que algunas muchachas fueron  violadas en esos servicios que aparentemente son más seguros.

En algunos estados, como Puebla, el servicio de alquiler es sin taxímetro y cobran lo que les da la gana.

Los que también pararon y tienen una tarifa desmedida son los aeroportuarios o de centrales camioneras.

            El asunto no es sencillo, pero es indispensable corregir los múltiples errores de hace sexenios. No será posible de una sola vez, pero es indispensable hacerlo. Y buscar que los choferes, por ejemplo, tengan posibilidades de sindicalizarse, evitar que los grupos políticos medren con ellos y hacer que la circulación sea más ordenada.

            De otra forma, los problemas entre unos y otros volverán a estallar y el público seguirá pagando las consecuencias de los viejos caciques y de las nuevas aplicaciones.

PD. Felicidades a la valiente, honrada y siempre combativa Rosario Ibarra de Piedra por la presea Belisario Domínguez, que estaba muy devaluada y vuelve a brillar. ¿Qué dirá ahora el Grupo Monterrey?

 

 

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