Fox y Calderón deben de ser sometidos a juicio

Teresa Gil / Libros de ayer y hoy
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¿Pueden ser sometidos a juicio Vicente Fox y Felipe Calderón? Por su pretensión diaria de interferir en la paz y la tranquilidad del país, sí deben de ser enjuiciados. Las agresiones verbales que lanzan estos dos expresidentes, implican en muchos casos amenazas y pueden generar una situación de violencia. En todos los países del  mundo, más en Latinoamérica, hay expresidentes en cárceles o sometidos a proceso. México ha sido la excepción. Pero las actitudes de los dos exmandatarios de derecha, están generando una situación de efervescencia en la población indignada, que puede estallar de otra manera. Deben pagar por su incitación a la violencia. Los gobernantes en funciones, tienen también derechos personales que deben de ser protegidos. La crítica justa es válida, ¿pero se acepta la lapidación, el insulto degradante, la mentira y la difamación para poner contra la pared a esos gobernantes? El artículo primero de la Constitución reconoce los derechos humanos de todos los mexicanos y los extranjeros que pisen el país. Y si  no fuera así, están los derechos universales del ser humano. En unas mayorías cuya capacidad de protesta fue cancelada por la autocracia de los antiguos gobernantes, salir de pronto a proferir todo tipo de críticas incluyendo ofensas, se puede tener como normal ante una castración que después de superada, permitió este tipo de actitudes. Lo que no se puede aceptar es que gobernantes anteriores, sometidos al juicio de la historia por su corrupción e impericia, sean los que  lancen su moral de distorsión para tratar de destruir un proyecto. La presencia permanente, presuntamente delictiva de Fox y Calderón en la diatriba diaria, en el menosprecio de las luchas que se dan para rescatar al país, no solo los ha puesto a nivel de suelo en la conciencia pública; son considerados seres devaluados que representan también, una minusvalidez de la historia. Lo grave es que su pequeñez expresada a diario, exacerba, llena de coraje a un pueblo que quiere cambios y en el encono que se acumula, ellos tratan de conseguir lo que desean: transformar el júbilo en un enojar permanente. Están provocando.

Los ataques políticos contra Claudia Sheinbaum son de género

Las tesis jurídicas de la Corte Interamericana de Derechos Humanos acerca de los derechos del  funcionario público, hacen una revisión a conciencia, en la que se toma en cuenta que el mencionado funcionario por su propio quehacer, está sujeto más a menudo a la crítica de sus gobernados. Pero hay un concepto fundamental que se rescata, aunque se tenga una valoración diferente del ciudadano que critica: el derecho humano que está presente y que por su universalidad también atañe al que gobierna. Ese derecho es de todos. En los muchos insultos que recibió Sheinbaum el día del ataque al Ángel de la Independencia y los que ha recibido de grupos feministas relacionados con el alerta de género, buena parte son políticos. Es una concepción política que se mezcla y se  esconde, con una legítima defensa de las mujeres. Por ello hay un desequilibrio en las demandas. En ese ataque, se está insultando no solo a una funcionaria sino a una mujer, a un ser humano. Esa dicotomía que tesis internacionales y de países latinoamericanos han desbrozado de otros temas similares, significa que el concepto persona también está involucrado en el ataque político o de otro tipo, y por lo tanto resulta agraviado. Un ejemplo es que en agresiones verbales y físicas, se evaluará muchas veces a favor del agredido, así se trate de un funcionario que ejerce el poder.

En la libertad de expresión no se amparan discursos de odio

La Ley Constitucional de Derechos Humanos y sus Garantías en la Ciudad de México, es un legajo de 66 páginas y 134 artículos en seis títulos, que fue aprobada el primero de febrero de este año y publicada el 8 de ese mismo mes y año. Es una interesante norma que determina todo el aparato protector de los ciudadanos que gobierna y que desde luego se inspira en el artículo primero de la  Constitución y en documentos internacionales sobre derechos humanos. Interesante por la modernidad de sus conceptos, el uso de una fraseología más avanzada de la común y fundamental porque recupera desde todos esos conceptos al menos de la casi totalidad, lo que la ley ofrece para la protección de las diferentes expresiones humanas y animales que contempla. Son muchos los aspectos que veremos en el devenir esperamos que no solo escritos, sino aplicados, por ahora interesa mencionar lo que se refiere a la libertad de pensamiento y expresión, porque los temas que se han abordado tienen mucho que ver con ella y su utilización distorsionada para agredir. El artículo 38 es coherente con la definición moderna de que en la libertad de expresión no debe de haber censura previa, pero sí una responsabilidad posterior, del que la utiliza mal. Se señala en ese artículo, que: “La libertad de pensamiento y expresión no ampara o protege discursos o incitaciones al odio, segregacionistas y a la discriminación que provoquen afectaciones concretas y que sean emitidas por razones de origen, nacionalidad, orientación sexual, identidad de género, características sexuales y demás. La ley de la materia sancionará este tipo de expresiones”. La expresión “y demás” engloba las muchas formas que están incluidas en la vulneración de ese derecho. Y en ella encuadran perfectamente Fox y Calderón y quienes como en la Ciudad de México, hagan lo mismo con sus discursos de odio.

 

 

La conciencia de los periodistas honestos no interesa

Teresa Gil / Libros de ayer y hoy
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Sostiene el escritor Enrique Serna que le interesaba escribir la novela El vendedor del silencio, sobre el periodista Carlos Denegri “desde el interior de su conciencia en descomposición”. Lo mismo hizo o trató de hacer cuando escribió  El seductor de la patria.  En un entorno en el que los grandes hombres y los patriotas relucían, ¿por qué concentrarse en Antonio López de Santa Anna, el hombre que vendió  buena parte de la patria? Cuando el periodismo estereotipado sostiene que las buenas noticias no venden, a Serna no le debe interesar penetrar en la conciencia de periodistas honestos porque estos son poco interesantes para hacer de ellos una novela vendible, ni pueden ser motivo para que un escritor profundice una investigación de largo alcance, como lo hizo en el caso Denegri. Mucho menos servir de puente para canonizar una carrera, cuando pueden exhibirse las muchas mañas que Denegri acuñó, como una extensión y continuación de un sistema que lo permitía. Y de paso mostrar la profesión de fe del que escribe. La novela les puede servir a muchos periodistas para lavar sus culpas, darse golpes de pecho porque no llegaron a tanto y sumarse a las diatribas contra Denegri, partiendo de que el grito ¡Al ladrón, al ladrón!, siempre crea inocentes. Los malditos son la materia adecuada para solazarse en ellos y lo vemos en la larga lista de dictadores, tiranos, déspotas, opresores, autócratas, totalitarios, caciques, que ha producido el mundo, sobre todo Latinoamérica, y la buena materia de venta que han sido para los escritores.

En la notoriedad periodística siempre gana el que se vende

La corrupción en la prensa se da porque hay un sistema que la estimula. No se necesita ser un gran periodista, como dicen que Julio Scherer calificó a Carlos Denegri; basta con moverse en la medianía de los sistemas noticiosos, saber conducir en ciertos casos oficinas de prensa o convertirse en columnista sin haber atravesado ese largo camino que se necesita para tener calidad de juzgar y señalar. La pluma que se vende se detecta de inmediato y es un gran servicio para un sistema que tiene mucho que ocultar. Algunos de los que sirvieron por décadas a los gobiernos priistas y panistas se mueven aún en medios que reciben presupuestos, acuden a los estados que gobiernan los partidos perdedores y hay oficinas de prensa en el Poder Legislativo del país. El propio Serna los denuncia y se habla de más de 3 mil millones de dólares gastados en la época de Peña Nieto en publicidad, sobornos y embutes. La llamada “picada de ojos”, enriqueció a muchos jefes de prensa, sin que el afectado en la lista del chayote, lo supiera jamás.

Granados, Alvarado, Buendía y Flores Magón no serían novela para Serna

Enternecedores, dignos de elogio en su mayoría, son los más de cien periodistas que puso en su lista este año el Club Primera Plana; el reconocimiento el 20 de septiembre. No hay dinero de por medio, ni embutes ocultos, solo un diploma que el periodista que ha entregado su vida y por lo general vive de bajos salarios, colgará en la sala de su casa o en un  despachito. La gran prensa de México no es corrupta. En los libros que consulté antes de escribir, están: Granados Chapa (Editorial Planeta Mexicana, 2010) de Humberto Musacchio; Ricardo Flores Magón, de Eduardo Blanquel; Salvador Alvarado, de Francisco José Paoli Bolio y libros de José Revueltas, Efraín Huerta y Manuel Buendía, entre otros que revisé,  periodistas de gran trayectoria que dieron importantes batallas en la comunicación uno de ellos asesinado, Manuel Buendía y otro muerto en circunstancias extrañas, Flores Magón y escritores que ejercieron el periodismo desde muchos frentes. En una de sus últimas cartas, de agosto de 1921, Flores Magón encarcelado por sus luchas en el penal de Leavenworth, Kansas, Estados Unidos, señala que nunca obtuvo riquezas, gloria,  ni poder, “porque eso se obtiene solo atropellando los derechos de los otros”. Su vida tan llena de luchas, encarcelamientos y represión, no tiene interés novelado para venta, de ciertas editoriales. La muerte del oaxaqueño fue controvertida. Se dice que lo golpearon y finalmente lo ahorcaron. Solo tenía 49 años.

 

 

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