Una incipiente oposición

Jorge Meléndez Preciado
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.    @jamelendez44

Mientras los partidos registrados están en el tobogán: el PRD a los 30 años es inexistente y su bancada en el Senado está por desmoronarse; el PRI no encuentra la forma de cómo llevar a cabo las elecciones de su dirigencia y ya nadie confía en la señora Claudia Ruiz Massieu, sobrina de Carlos Salinas, y el PAN da pena en la elección poblana, donde los posibles votantes no se acercan a quienes reparten volantes del blanquiazul, tenía que venir la inconformidad de ciudadanos que ven con temor o rabia el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

La manifestación del 5 de mayo, cuyo epicentro se dio en la Ciudad de México, aunque en algunas otras poblaciones existió poco número de marchistas, trajo a colación que hay sectores, especialmente, de clase media y alta molestos con las medidas actuales, aunque no es de ninguna manera despreciable que algunas personas afectadas por medidas equivocadas del gobierno también asistieran. Preponderantemente en este segundo caso las madres que tenían hijos en estancias, algunos enfermos de VIH-sida y otros padecimientos importantes y aquellos que no han recibido su pensión gubernamental.

Las cifras de los que participaron en la capital son variables. Desde los 3 mil que atribuyen varios articulistas hasta los 12 mil que mencionan las autoridades de la Ciudad de México y la compañera Martha Anaya (El Heraldo, 6 de mayo). El hecho es que resultó importante ya que es la primera ocasión que hay esa inconformidad tan evidente, la cual no es posible despreciar no obstante sus contradicciones.

Algunos que citaron a la protesta, entre ellos Francisco Martín Moreno, ni siquiera se asomaron. En tanto que los no invitados, ya que se decía era un ejercicio ciudadano, se metieron hasta la cocina: Vicente Fox y su descrédito; Felipe Calderón y las ganas de llevarle agua al molino de Margarita Zavala y su organización México Libre; el muy desprestigiado de Gabriel Quadri, que ya no lo soportan en ningún lado, y hasta el tragicómico de Javier Lozano, que se aventó la puntada de subir un video de la marcha de 2004, multitudinaria entonces contra la imparable violencia y que se denominó Ciudadanos de Blanco.

Las consignas también fueron variopintas. En algunas se denunciaba que vamos al socialismo, algo que ni en Moscú de los años 70 del siglo pasado hubieran creído; en otras se insistía en que López Obrador es un peligro para México, viejo lema que dio resultado en 2006, aunque ahora lo retomó de otra manera, inexplicablemente, el analista José Antonio Crespo (El Universal, 6 de mayo), quien había sentenciado en su libro de hace dos años el triunfo del tabasqueño: 2018: ¿AMLO presidente? Y no faltaron aquellos que incluso pedían la renuncia del presidente, algo realmente fuera de contexto legal, ético y cívico.

Por cierto, Andrés Manuel celebró la marcha y dijo que los conservadores están en todo su derecho de hacer cuantas manifestaciones quieran. Aunque no dejó de criticar acerbamente a los calificados reaccionarios. Aunque dijo que su gobierno no es florero ni monedita de oro. Lo cual muestra que no modificará su forma de ser, algo a lo que llaman muchos para atemperar el clima de división existente en el país, como apunta Ricardo Raphael (El Universal, 7 de mayo).

En una entrevista, el encuestador Roy Campos señaló que si bien de 15 días  para acá Andrés Manuel ha descendido cinco puntos, de 65 por ciento a 60 por ciento en la actualidad. Ello no  representa  que se acabó  la luna de miel de gobierno y ciudadanos y quienes exigen que AMLO renuncie, resulta absurdo y da idea de   una oposición radical sin mayor futuro (Silla Rota, 7 de mayo).

Esto último lo  demostró muy bien el periodista Hernán Gómez Bruera, quien entrevistó a varios de los asistentes. Uno de ellos empresario, incluso denostó a sus trabajadores y los llamó ignorantes. Otras señoras dijeron que las encuestas de apoyo al Ejecutivo están trucadas. Y varios más únicamente señalaron  que vamos rumbo al abismo. Una opinión recurrente es que AMLO divide el país, algo que pareciera nuevo. No se olvide que en los gobiernos anteriores teníamos a una   población sumamente enfrentada, aunque los medios no mostraban como ahora las diferentes facetas de una sociedad que ha visto la polarización, tanta que un pequeño grupo tiene en sus manos la mayoría de la riqueza del país, en tanto la gran mayoría (más del 65 por ciento) vive en la pobreza. Pero ya se sabe que los cambios destapan muchos pensamientos que antes no querían decir su nombre.

El patético Vicente Fox marchó en León, Guanajuato, con una señora. Entre ambos levantaban una manta que señalaba: López Obrador debería tener un “Mejor criterio en la toma de decisiones”, tal vez porque le restituyó al botudo varios de sus guaruras. Y advirtió el lenguaraz  que “Nuestras familias y nuestro hijos (serán los de Martita, ausente) están en alto riesgo”.

            Para Leopoldo Gómez, de Televisa: La marcha fue una catarsis social sin trascendencia política (Milenio, 7 de mayo).

Pero de todo esto se deben sacar lecciones para los tiempos difíciles que viviremos.

 

Alto al ecocidio en la Ciudad de México

Jorge Meléndez Preciado
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Talar árboles, desaparecer la vegetación para ir aumentando la selva de asfalto, abrir caminos para que el automóvil gane terreno y se pierda la movilidad y el aceptar que los camiones dominen las calles, estacionándose dónde les venga en gana, es parte de una ciudad que va asfixiándose y terminaría por colapsar.

Por ello es bienvenido que la jefa de la Ciudad de México, Claudia  Sheinbaum,  haya parado las obras suntuosas y terribles del complejo Mítikah, que estando en negociaciones para uno de sus túneles, arrasó más de 60 añosos árboles en Real de Mayorazgo, y le imponga una multa que puede llegar a decenas de millones de pesos, más la reforestación de lo talado.

Hicieron bien los habitantes de Xoco al realizar un plantón y señalar en sus cartulinas que el quitarle la vida a quienes nos hacen felices, posibilitan que tengamos un aire menos contaminado y permitan  que lleguen las lluvias, las  zonas arboladas, son parte de uno mismo y no un simple adorno el cual puede quitarse para edificar una torre impresionante para ricos y descerebrados.

Ya es hora, también, de poner orden en una ciudad en la cual Miguel Ángel Mancera, Héctor Serrano, Raymundo Collins y otros vivales estaban a cargo de los negocios de unos cuantos, en lugar de cuidar una urbe de primera importancia.  Dicho trío a  lo que se dedicó es favorecer a sus cuates, a destruir los espacios comunales, a darle permiso a las inmobiliarias para hacer departamentos al por mayor,  los cuales serán  un costo mayúsculo para todos en muchos sentidos (agua, luz, vigilancia, drenaje, vialidades y un largo etcétera).

Quienes manejan al desfalleciente PRD, sin haber militado en dicha organización, Mancera y Serrano, están en la picota. Mientras tanto, es importante que Claudia y su equipo vayan reparando muchos problemas que heredaron. Uno más es la reactivación del juicio contra Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, por su posible atentado contra las mujeres, según informó el subprocurador capitalino,  Rodrigo de la Riva, y anunció Carmen Aristegui en su programa.

            Bienvenidas esas acciones y el respaldo ciudadano.

 

Se llama: Lucero Roveglia

Jorge Meléndez Preciado
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En los años  69 y 70 ingresó  a la  Vocacional Dos del Instituto  Politécnico Nacional (IPN); después  llegó a  Físico-Matemáticas y posteriormente a la ESIA en la especialidad de  Geofísica (Rafael Chávez, dixit). Ya padecía de poliomielitis y sus maestros le decían a sus compañeros que tenían miedo de hacer determinadas prácticas: “Si Lucero pudo subir el cerro y entrar en esas cuevas, resulta inconcebible que ustedes, los hombres,  no puedan hacerlo”. Terminó su carrera y trabajó en la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos (SARH), en el tratamiento de aguas. Luego dio clases en la Vocacional Cinco y en la ESIA  (Ciencias de la Tierra), siendo considerada una matemática fuera de serie.

Tuvo que emigrar de esta capital y llegó a Querétaro, donde yo la conocí. Entonces era un activista increíble: llenaba varios camiones para los mítines de Andrés Manuel López Obrador, al cual apoyo siempre de manera crítica, no incondicional. Además, mantenía encuentros con diferentes personalidades, lo mismo de izquierda que de derecha, incluyendo a personas ligadas a la familia Calderón, quienes no sólo la respetan sino admiran, por lo que acuden  para que les dé consejos personales y de los sucesos nacionales.

A pesar de andar ya en silla de ruedas, su presencia es imponente en todas partes. Acudía a los actos electorales y a conciertos de innumerable  músicos. La Cineteca fue uno de sus lugares frecuentes, en donde con su inseparable Marcos Milán, entraba siempre partiendo plaza y se chutaba dos o tres películas en cada ocasión.

Sus fiestas en su casa son recordadas por muchos. No sólo por el número de asistentes sino por la cantidad tan variada de guisos que llevaban sus antiguos amig@s y quienes acudían por primera vez y querían repetir siempre. Casa abierta al tiempo, le decían. No obstante su padecimiento, incluso bailaba.

Hace tiempo le surgió una  grave enfermedad. Lejos de arredrase ante ello,  está dando cátedra, de vida y amor a todos, con un optimismo que emociona y sobrecoge. Seguramente estará en sintonía con el gran científico genetista español, Ginés Morata: “Dios no nos ha creado; los humanos hemos creado a Dios”.

Salud, Lucero Roveglia por tus enseñanzas y perecedero ejemplo.

 

 

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